Olvidarse de algunas cosas es normal y a todos nos pasa. Ahora bien, a medida que entramos en la madurez avanzada, los problemas de la memoria pueden volverse un poco más acuciantes. A pesar de que el deterioro cognitivo es parte del propio envejecimiento, en ocasiones determinados indicios pueden darnos pistas de otros problemas subyacentes.
El olvido, tan común y cotidiano, es un signo del buen funcionamiento de nuestra memoria. Puede que este dato nos llame la atención sin embargo, nuestro cerebro funciona de forma similar a un ordenador. El ser humano necesita “olvidar” para dar lugar a nuevos recuerdos. Es decir, nuestro procesos cognitivos deben reiniciarse, limpiarse y hasta borrar determinadas informaciones para dejar espacio a otras nuevas.
Ahora bien, en ocasiones el olvido deja de ser un mecanismo de optimización cerebral para dar pistas de un claro deterioro cognitivo. Así, en este artículo vamos a analizar las diferencias entre los distintos tipos de olvido y sus causas.
¿Por qué pierdo la memoria?
Problemas de salud
La pérdida de memoria puede esta, en ocasiones, originada por un problema de salud subyacente. En este caso, la enfermedad puede ser tratada y el olvido es reversible. Algunas de las causas más comunes son las siguientes:
- Déficit en la alimentación: carencia de vitaminas B6, B9 y B12.
- Menopausia.
- Abuso de drogas o alcohol.
- Enfermedades como la hipertensión.
- Colesterol elevado.
- Algunas afecciones hepáticas.
- Trastornos de la glándula tiroides.
Problemas emocionales
Factores como la ansiedad, el estrés o incluso la presencia de una depresión determinan a menudo esos fallos cognitivos. El olvido se produce debido a que centramos nuestra atención en estímulos amenazantes y esto nos dificulta codificar y asentar otras informaciones.
Una vez que el problema emocional subyacente sea controlado, las pérdidas de memoria mejorarán y se recuperará la capacidad cognitiva. Por ello, es necesario acudir a un profesional de la psicoterapia que nos ayude a desarrollar herramientas y recursos para afrontar la situación.
Pérdida de memoria por el envejecimiento
Cuando alcanzamos una edad avanzada el rendimiento de nuestra memoria suele sufrir un declive. Este fenómeno ha sido recogido por los principales manuales diagnósticos como “deterioro cognitivo relacionado con la edad” o “trastorno cognitivo leve”. Se trata de un olvido común que ocurre en personas sanas.
El área más afectada es la memoria cotidiana, que incluye el olvido de nombres o caras, no recordar que teníamos una cita o dónde hemos dejado algún objeto. Sin embargo, no se encuentra afectada ninguna otra función cognitiva y el impacto en la vida del individuo es mínimo. Es común que las personas que lo experimentan expresen quejas y preocupación sobre su memoria. Pero se trata de un proceso natural no patológico.
Pérdidas de memoria asociadas a demencias
Cuando la afectación es más amplia y el deterioro cognitivo afecta significativamente la vida de la persona, probablemente nos encontremos ante una demencia. Esta enfermedad no solo influye en la memoria, si no también en otros procesos cognitivos, así como en la emocionalidad y la conducta del paciente.
Existen distintos tipos de demencias, las más comunes son el Alzheimer, la demencia de cuerpos de Lewy y la demencia vascular. Pero todas ellas comparten algunos síntomas que pueden constituir signos de alarma para buscar tratamiento:
- Existen, al menos, dos funciones mentales básicas afectadas. Además de fallos en la memoria pueden aparecer problemas de comunicación, de orientación o de razonamiento.
- Se evidencia un cambio en la conducta del individuo. Este se muestra irritable, agresivo, desconfiado o realiza actos inapropiados.
- Presenta un patrón degenerativo, en el que la afectación se vuelve más extensa y grave con el tiempo. En etapas finales es común que se presenten síntomas como pérdida del habla, incontinencia o inmovilidad.
¿Cómo cuidar mi memoria?
Si se presenta algún indicio de deterioro cognitivo es necesario acudir al médico para obtener un diagnóstico y poner en marcha un plan de acción. Tanto si se trata de un deterioro leve o más avanzado, la preservación de la memoria que aún queda intacta es un paso imprescindible.
El cerebro es plástico y pueden llevarse a cabo diversas estrategias para conservar nuestra capacidad de recuerdo. Varios profesionales pueden ayudar a diseñar un plan de entrenamiento con técnicas para ejercitar la memoria y estimular el resto de funciones mentales básicas.
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