Por: Carlos Fajardo – X : Fastidiardo
Se han propuesto convertir Bogotá en un inmenso botín para sus amigos y lo han conseguido de la mano de su aplanadora venal y politiquera. Vendrán sequías y más racionamientos, más gentrificación, aire envenenado, más marginación, enfermedad, trancones, basuras y contaminación.
Pierde el futuro, la protección del ambiente, la reserva Van Der Hamen que quedará hecha un guiñapo, flora y fauna autóctonas, pierden los bogotanos en general, los niños y jóvenes en particular, gana el calentamiento global y ganan los bolsillos de los depredadores ambientales…
El pasado 29 de mayo, justamente después de que revivieron con su aplanadora la ALO depredadora de humedales y del medio ambiente en medio del racionamiento de agua, la concejal Cristina Calderón Restrepo del partido del alcalde, el nuevo “Nuevo Liberalismo”, tan distante del movimiento que creara el padre el burgomaestre, trinaba desafiante “En Bogotá no aceptamos chantajes y mucho menos amenazas ¡Hoy tenemos alcalde! Hoy gana la ALO, hoy gana Bogotá”
Tienen alcalde Uds. los neoliberales, los depredadores ambientales, igual los volteadores de tierras y los constructores, no así los humedales ni los acuíferos, ni los vendedores ambulantes, criminalizados en su Plan de Desarrollo Distrital, tampoco los bogotanos humildes ni los jóvenes, condenados a vivir en un desierto de cemento…
De otra parte desde hace unas semanas se viene evidenciando y denunciando una verdadera masacre laboral en las entidades del distrito, por supuesto también en las subredes integradas de servicios de salud, más de cien personas han sido lanzadas a la calle, muy a lo Milei, sin fletes y cacareando, Se trata de funcionarios contratados mediante la infame, ilegal y nefasta modalidad de Órdenes de Prestación de Servicios,
Este tipo de contratación es una verdadera forma de esclavitud en pleno siglo XXI y delante de las narices de todos. Niega falazmente la subordinación, pero ¿quién puede estar más subordinado que un contratista?; niega la sujeción a horarios, pero los contratistas saben cuándo llegan, pero no saben cuándo salen de su sitio de trabajo.
Niega derechos fundamentales y laborales: El contratista no tiene garantías ni de estabilidad ni de actualización de honorarios, no puede enfermarse, no tiene vacaciones, no tiene cesantías, no recibe el apoyo que otros trabajadores reciben para el pago de su seguridad social, recibe por su trabajo mucho menos que lo que recibe un par suyo de planta, trabaja dominicales y festivos sin percibir bonificación alguna.
No sólo las compañeras enfermeras, cuya actividad es claramente misional, se encuentran contratadas mediante esta irregular modalidad, contraviniendo con desfachatez lo estipulado por las cortes en diversas sentencias: El 85% del personal asistencial está contratado así…
En los últimos años son cada vez más frecuentes y costosas las compensaciones que los jueces ordenan pagar a las entidades por contrato realidad, generando una hemorragia de recursos incontrolable para las subredes de salud en Bogotá.
Un contratista no tiene derecho a soñar ni a planear su futuro, simplemente sus ingresos no le alcanzan, forzándolo a trabajar más y más horas para percibir mejores ingresos, no tiene vida familiar: Es, en una palabra, un esclavo.
Transmilenio se apropia de más vías, en el PDD de Galán se establece que el corredor de la séptima será un espacio adicional para el Transmilenio, no sabemos qué pasará con “La Rolita”, a lo mejor la marchitarán y la malvenderán a los megacontratistas de Tranmiseria, Volvomán sonríe y hace cuentas, sus discípulos no le fallaron, el metro alimentador, mingitorio público se toma la Caracas, la 7ª es la alternativa ideal para continuar desarrollando el negocio, el déficit lo cubren con impuestos y sobretasas.
Se aprobó que se seguirán trayendo buses con motores euro V, más baratos y más contaminantes.
Bogotá marcha hacia la desertificación del pavimento y del concreto: Avanzará la destrucción de su patrimonio ambiental con una vía, la ALO, que abre camino a la urbanización de terrenos que debieran ser protegidos y, de paso, anula una de las pocas iniciativas buenas de la corrupta administración de la fámula gritona. La Reserva Van der Hamen será pronto urbanizada, de hecho, ya AMARILO construye módulos de vivienda en su seno.
Resucitar la ALO sin modificar su trazado demuestra claramente el precario compromiso de la administración neoliberal con el tema ambiental, el cuidado de los humedales y las reservas acuíferas y, de paso, con la educación pública. Gran día para los volteadores de tierras.
El dinero llenará las arcas de los volteadores de tierras y los grandes contratistas, zonas con vocación agrícola serán calles y edificios, Bogotá será la fuente de financiación de las campañas de los “niños bien” que quieran alcanzar la presidencia. La ciudadanía es lo de menos.
Marchamos hacia un desierto gris de cemento, con crónicos problemas de suministro de agua, caos, inseguridad y daño ambiental irreversible.
Ahora tendremos nuestras propias CONVIVIR, ahora llamadas “Frentes de Seguridad Ciudadana”, un eufemismo. Se cumple el sueño de Pachito, el Doctor Picana, y otros de su calaña y se reactiva así el “Bloque Bogotá” de las Autodefensas. ¿Seguirá la autorización del porte de armas?
El coro de aprobación de los zafios neandertales fachos no sorprende, para ellos ni la educación pública ni el ambiente son prioridades. De hecho, lo uno lo satanizan como “cuna de activistas y revoltosos” y lo otro como “saneamiento” de charcas pútridas.
Bogotá tiene su Milei…
En la urbe agobiada por el desempleo, la sobrepoblación, la continua migración de colombianos desde zonas rurales afectadas por la violencia y la falta de opciones, así como extranjeros en busca de supervivencia, el alcalde neoliberal propone la represión del comercio informal.
Es su modo de tapar la miseria y las inequidades, en el neoliberalismo sólo hay lugar para los “emprendimientos” de corruptos de cuello blanco y grandes contratistas financiadores de campañas. No hay alternativas ni oportunidades para los pobres: Confunden miseria con desorden, lo mejor, dicen, es esconder la pobreza debajo del tapete. Miles de familias quedarán sin sustento, eso no importa, quién los manda, el gobierno está es para reprimir, no para concertar ni para apoyar pequeños emprendimientos. ¿Y qué si aumentan la mendicidad y la delincuencia?
Nada ha cambiado, los mismos que sacaron espurio provecho y se aliaron con la más proterva administración que ha tenido esta ciudad, la que entregó Bogotá al caos y el pillaje, la de las coimas y contratos sospechosos, ahora apoyan al inane delfín, favorito hoy de los medios.
La aplanadora venal y neoliberal en marcha, un “plan de desarrollo” que simplemente entrega la ciudad a los mismos contratistas que la arruinaron durante el nefasto gobierno de la pretendida diva anticorrupción y los periodos del funesto reformador urbano, empleado de Volvo…
Bogotá tiene lo que se merece, aquello por lo que los bobotanos votaron, la misma camarilla corrupta, los mismos “niños bien” del Concejo, frente a cuyas narices, su bien remunerado silencio y abyecta complicidad, la pareja de mucamas corruptas vandalizó el presupuesto.
La ciudad sigue descuadernada, nada ha cambiado, la prensa no dice nada o dice muy poco, ya sabemos que siempre actúa como perro faldero del pagador de la pauta. La inseguridad no aminora, el caos no cesa, tacos monumentales son la costumbre, salud en crisis y a cuentagotas…
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La urbe le quedó grande al delfín y a su grupo de buenos muchachos tecnócratas, seis meses de gobierno y, a decir verdad, de gobierno muy poco. Mejoró poco el tono confrontativo que caracterizaba las intervenciones de la fámula corrupta, volvimos a la depredación del cemento.
Las denuncias de las pocas voces críticas en el Concejo se hacen más frecuentes y más sólidas: La ciudad no camina, el alcalde Pocalucha no ha debutado aún, el Plan de Desarrollo aprobado es una oda a la destrucción del medio ambiente y a la represión dura de las pequeñas economías populares.
Las perspectivas no se ven, sólo palabras y parrafadas llenas de datos reciclados y buenas intenciones, el desayuno da una idea de lo que será el almuerzo: Las decisiones ejecutivas que restañarían el daño causado por las dos trepadoras no se toman aún…
Tristemente Bogotá, la generosa nevera, la urbe de las oportunidades, la casa de todos los colombianos, no recibe de su clase política más que argucias y avivatadas, palabrería hueca, promesas incumplidas, asalto al erario. Es su trampolín, su tribuna, su trinchera, no su ciudad.
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