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Sáb. Nov 23rd, 2024
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Columnista de Opinión : Carlos Fajardo
Cuenta en X : Fastidiardo
PARA PRENSA MERCOSUR

¿Creyeron acaso que los falsos positivos fueron producto del actuar de tan sólo unas “manzanas podridas”, hechos aislados realizados por sujetos torpes que malinterpretaron las órdenes y prioridades de las fuerzas armadas, errores de unos pocos que mancillaron el “honor” militar?

¿Creyeron que esos dolorosos hechos, repetidos una, otra y 6402 veces más, fueron pequeñas desviaciones de la regla y no la expresión de un metódico y sistemático emprendimiento institucional de asesinos uniformados, empresarios, políticos y burócratas ebrios de poder y cínicos?

¿Todavía creen en las voces entrecortadas, las excusas y la expresión conmovida de los criminales, tanto de los que autorizaron y planearon el crimen, como de los que apretaron el gatillo o maquillaron y ocultaron los hechos?

¿Acaso los convencieron de que sólo entonces pasó?…

¿Cuántas veces no ha pasado? ¿Cuántos jóvenes, mujeres, campesinos, estudiantes, trabajadores, sindicalistas, docentes, líderes sociales, han caído, han sido silenciados, desaparecidos, torturados, asesinados en los últimos 20, 50, 100 años, por las tales “fuerzas del orden”?

¿Creyeron que las acusaciones de vínculos, sociedades espurias, contubernios sangrientos, entre las fuerzas armadas y los paramilitares eran sólo rumores, chismes infames de los zurdos canallas para desacreditar a nuestras heroicas fuerzas armadas?

¿Creyeron que la tal “seguridad democrática” era para que el campesinado pudiera producir y sacar sus productos, fruto de las feraces tierras que labraban esforzadamente y que se distribuían  en pequeñas unidades productivas familiares de unas cuantas hectáreas?

¿Creyeron en la permanente apelación a la “patria”, la libertad, el emprendimiento, la democracia, la fe y la justicia que hacían cínicamente los que impulsaron la creación de autodefensas, el despojo, el desplazamiento forzado y el asalto brutal al erario?

¿Creyeron en la bonhomía y las buenas intenciones de quienes se presentaban como “buenos muchachos”, “gente de bien”, salvadores de la patria, luchadores por la libertad y adalides anticorrupción, mientras recibían a manos llenas apoyos cuestionables de capos del narcotráfico?

¿Cuántos cadáveres insepultos y huesos amontonados, cuantos restos descuartizados de muertos anónimos se ocultan en improvisadas tumbas o se pudren en el cieno de las charcas y los ríos?

¿Cuánto dolor, cuántas preguntas, cuántos silencios, cuántas mentiras esconden los cuarteles?

El Remanso, el Aro, Segovia, La Granja, Mapiripán, Hidroituango, La Escombrera, La Rochela, la retoma del Palacio, las Bananeras, son cientos de hechos y lugares con miles y miles de víctimas, que piden detalles de cuál fue la participación activa u omisiva de los uniformados…

¿Quiénes planearon y autorizaron esos dolorosos hechos? ¿Quiénes hicieron posible su ejecución? ¿Quiénes ocultaron esos infames y sangrientos crímenes? ¿Por qué la prensa calló? ¿Cuáles políticos y cuáles burócratas permitieron que sucedieran? ¿Quiénes se beneficiaron de ello?

Y, por encima de todo, ¿qué podemos y debemos hacer los colombianos para completar esos vacíos de nuestra sanguinaria historia, desvelar, procesar y condenar a los culpables, restañar las heridas y atrevernos a seguir respirando este aire cargado de sospechas, dolor e impunidad?

PIEDAD

“Pagaron periodistas para difamarla, usaron la inteligencia estatal para perseguirla y afectar su buen nombre, se le amenazó, se le secuestró, se atentó contra su vida, se le abrieron procesos disciplinarios y penales de los que fue finalmente absuelta. El Estado tuvo que repararla.

Fue una mártir, luchó sin descanso por la paz y los DDHH, combatió la discriminación y el racismo, se enfrentó a la cultura patriarcal y al establecimiento corrupto y criminal que la persigue aún después de fallecida. En vida le agradecí sus luchas y rendí homenaje a su preciosa existencia, fui su abogado y fui su amigo, su legado perdurará en la memoria agradecida de nuestro pueblo y de los pueblos libres de Latinoamérica. Piedad Córdoba Ruiz seguirá caminando en las luchas por la soberanía y dignidad de nuestros pueblos.”

Luis Guillermo Pérez Casas

Una semblanza de una heroica mujer que lo dio todo y mucho más por la paz de este atormentado país y a cambio recibió calumnias, acusaciones y señalamientos, amenazas y vituperios.

Ha dado el paso a la eternidad una genuina y coherente liberal, Piedad Córdoba, mujer comprometida con los más vulnerables, acerba crítica de la injusticia, la inequidad, la miseria y la violencia, una mujer íntegra que sufrió los calumniosos ataques de la más hirsuta caverna…

Salen a vomitar su odio y la podredumbre de sus entrañas, algunos hablan de míticas justicias “divinas”, proyectan su veneno con insolencia, se creen justicieros pero no son más que unos mezquinos manipuladores y cobardes denigradores que aprovechan el silencio de los caídos…

Ya les llegará también la hora a ellos, asesinos y murmuradores, cultores del odio: Ni los buenos por buenos ni los malos por pésimos, escapan a ese fatal designio: Uds., los viles odiadores, danzan y ríen sobre los despojos de sus víctimas, juegan con sus cabezas y sus honras.

Más temprano que tarde la muerte los reclamará, serán su pestilente trofeo, alegrarse por la muerte de un adversario es privilegio de los pusilánimes y los cobardes.

No olviden que su oscura huella de rencor también será borrada por la marea del olvido en las arenas del tiempo…

Grande fuiste Piedad, inmenso tu legado, excepcional tu ejemplo, valiente y denodada tu lucha..

En Colombia la fiebre siempre la buscan en las sábanas. Aún a sabiendas de ello Piedad Córdoba nunca se arredró, siempre estuvo del lado de las víctimas y siempre luchó por la libertad y la paz.

Una potente mujer de talante liberal progresista, una líder valiente y solidaria.

Sobraron detractores canallas que, a pesar de nunca levantar un dedo por las víctimas, ignorar con desdén el sufrimiento de sus familias, mirar para otro lado ante el necesitado y el vulnerable, se dedicaron a tergiversarla y señalarla.

No hay mal que por bien no venga.

Hasta la dolorosa partida de la gran Piedad tuvo un efecto positivo: Nos permitió conocer el alcance de la perfidia de un pernicioso camaleón oportunista y traicionero como el JP Hernández.

Por favor no lo arroben.

Como los gusanos medran en su hediondez…

¡Ay Piedad!

Con su sorpresiva partida, Colombia pierde una voz crítica, comprometida con los más vulnerables, una infatigable luchadora por la paz del país, la reconciliación y el cese de la violencia fratricida.

Querida Piedad: Buen viaje al infinito, que tu espíritu se eleve y que sobre la tierra que te cubra florezcan y maduren los frutos de la paz por la que tanto luchaste.

¡Gracias Piedad, enalteceremos tu memoria!

Ahora llegó el momento de derrotar a la derecha sin Piedad…


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