En esta nota te contamos sobre los rincones favoritos de la capital argentina. Buenos Aires combina diversión, estilo y cultura, para los turistas más exigentes.
Lugares perfectos para la “Golden Hour”, se abren paso entre cielos anaranjados cuando cae el sol. De hecho, los atardeceres en Buenos Aires no tienen nada que envidiar a las puestas de sol playeras alrededor del mundo.
Trago o mate en mano, vistas alucinantes de la capital del tango y un cielo que se presta a mil fotografías por segundo. Un escenario idílico que tiene lugar todos los días cuando el sol marca el fin de la jornada laboral y regala tonalidades únicas que tiñen el firmamento. Buenos Aires, siempre tiene todo fríamente calculado, así que no es de extrañar que existan puntos a lo largo de la ciudad que se presten como el marco perfecto para disfrutar del atardecer porteño. A veces, es necesaria la altura, pero las puestas de sol también encuentran su encanto entre verde, puentes y edificios.
Estos son algunos de los lugares más mágicos para vivir el ocaso como corresponde:
Reserva Ecológica Costanera Sur
Está compuesta por 350 hectáreas de un verde intenso a pocos minutos del cemento de Puerto Madero, uno de los barrios más pintorescos de la urbe. Este Área Protegida de la Ciudad de Buenos Aires supo ser, de 1918 a 1950, el Balneario Municipal, donde los habitantes iban a refrescarse a orillas del Río de la Plata. Con el paso de los años, la naturaleza se abrió paso y empezó a trazar un recorrido único repleto de vegetación y animales. Hoy en día es ideal para caminar e incluso hacer deporte. ¿Cuál es la postal inolvidable? La de la última hora, cuando el sol se esconde entre los distantes edificios y, entre marcos de árboles y ramas, se deja ver el color naranja característico del crepúsculo.
Terraza de la Fundación PROA
Un centro contemporáneo de arte que, además de exhibir talento de los siglos XX y XXI, también organiza cursos, seminarios, conferencias y conciertos en sus instalaciones. Los tres pisos respiran las más variadas expresiones artísticas, con lo cual el plan comienza desde temprano para maravillarse con las muestras disponibles. La joya escondida en el corazón del colorido barrio de La Boca es el café que se encuentra en el último piso de PROA. La altura habilita vistas increíbles del río, los barcos y las casitas de colores que decoran toda la zona. Si a eso se le agregan matices azafranados, el resultado final es un cuadro de película.
Puente Figueroa Alcorta
Se trata de un cruce peatonal clásico que une la Avenida que porta el mismo nombre con la imponente fachada de la Facultad de Derecho. Desde la pasarela puede observarse la amplitud de espacios que tanto caracteriza a Buenos Aires, con paisajes que van desde edificios icónicos como el Museo Nacional de Bellas Artes, hasta arboledas verdes de la plaza Francia. A lo lejos, del mismo lado que la facultad, también se llega a ver otro monumento típico: la Floralis Genérica, una escultura metálica con seis pétalos que miran al cielo y también son testigos del espectáculo de colores que despliega cuando cae el sol. Los efectos de los rayos escondiéndose desde este punto son surreales. Y, cuando finalmente se abre la noche, las luces de las construcciones se encienden y dan lugar a otro show digno de presenciar.
Rooftops de la ciudad
La premisa de trago en mano se cumple con honores en las alturas porteñas. Son miles las terrazas abiertas al público, listas para recibirlos con gastronomía de lujo y coctelería de autor en composé con los rosas del cielo. El fenómeno rooftops es tendencia y Buenos Aires lo sabe. Justamente por eso prepara sus más impolutas cúpulas para lucirlas cuando anochece, en ubicaciones estratégicas que permiten absorber el potencial urbanístico de la ciudad del asado. Todas las alternativas son ideales y se esparcen por distintos rincones: Puerto Madero, Palermo, Recoleta y Microcentro. Imperdible visitar el Trade Sky Bar, destacado como uno de los mejores rooftops del mundo por la revista británica Time Out. La foto perfecta que todo turista necesita en su carrete.
Planetario Galileo Galilei
Un imperdible de Palermo que conecta la ciudad con el espacio. Este centro de divulgación astronómica presenta una sala de proyecciones única con butacas reclinables que apuntan a la inmensa cúpula de 20 metros de diámetro que, durante los espectáculos, se llena de estrellas y constelaciones. El edificio fue declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad y está emplazado en pleno Parque Tres de Febrero. La caída del sol descansa con tranquilidad detrás de la estructura redonda del Planetario, que ofrece una función doble: la de mimetizarse con los trazos anaranjados y, lentamente, dejar atrás los colores para darle la bienvenida a la noche encendiendo sus miles de luces.
UH
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