Fico, a toda maquinaria
La más formidable maquinaria clientelista de la historia se está juntando a su alrededor. Lo respaldan todos los partidos tradicionales y clanes políticos cuestionados por corrupción y vínculos con grupos armados. Juntos lograron más de nueve millones de votos para el Senado. ¿Podrán endosárselos a Fico?
Bajo el slogan #FicoNoPactaConCorruptos, el candidato de la derecha trató de sacarle partido a la visita del hermano de Gustavo Petro a políticos presos en La Picota. La estrategia funcionó en redes sociales, pero él no parece estar siguiéndola. La verdad es que mientras Fico Gutiérrez intenta mostrarse como el candidato de la renovación, la columna vertebral de su campaña está compuesta por clanes como el de los Char en el Atlántico, los Gnecco en el Cesar y La Guajira, los ñoños y los Besaile en Córdoba, los Ramos y los Suárez Mira en Antioquia, y los Aguilar en Santander.
Como si fuera poco, a la fila de polémicos apoyos se sumaron oficialmente los partidos Liberal, Conservador y de La U, mientras que el partido de gobierno, el Centro Democrático, no lo ha hecho aún por el daño que le puede causar a Fico que lo asocien con Álvaro Uribe, como lo ha sostenido el propio expresidente. Pero esa diminuta hoja de parra con la que quisieran tapar su desnudez no alcanza para cubrir lo que está a la vista de la mayoría de los colombianos. Aunque el Centro Democrático adelante una consulta con sus bases para mostrar la adhesión como una decisión popular, el resultado ya se conoce y coincide con el querer de la persona cuya silueta está en el logo del partido y a quien los estatutos llaman “el presidente fundador”.
Esta maquinaria pluripartidista, pero con propósitos comunes, tiene además como combustible la contratación pública. Aprovechando el levantamiento de facto de la Ley de Garantías, con la excusa de la pandemia, el gobierno de Iván Duque ha puesto a trabajar al Departamento de Prosperidad Social (DPS); la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo y Desastres (UNGRD); el Fondo Nacional de Seguridad y Convivencia (Fonsecon), adscrito al Ministerio del Interior, y al Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas para las Zonas no Interconectadas (Ipse), del Ministerio de Minas y Energía, entre otros. Los nombres de estas entidades no son los más conocidos, pero el presupuesto que manejan anualmente supera los 32 billones (millones de millones) de pesos, una suma suficiente para pagar dos veces y media la construcción del Metro de Bogotá.
Una investigación de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) identificó más de 30 clanes políticos que están moviendo los engranajes de la maquinaria electoral de Federico Gutiérrez
Una investigación de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) identificó más de 30 clanes políticos que están moviendo los engranajes de la maquinaria electoral de Federico Gutiérrez. La adhesión de César Gaviria no significa automáticamente que Fico tendrá la votación que logró ese partido para el Congreso. Buena parte de la base liberal votará con Petro, como lo admitió el propio expresidente Gaviria en una conversación con Cambio. Sin embargo, unos caciques liberales con capacidad de movilización y endoso pueden significar una enorme inyección electoral para Gutiérrez.
Es el caso de Lidio García Turbay, la mayor votación liberal del país con 157.000 votos, y de Miguel Ángel Pinto, asociado al clan Tavera y mencionado esta semana por sus relaciones con el Clan del Golfo (ver columna de Daniel Coronell). Al lado del clientelismo convencional, hay enormes votaciones asociadas con mafias políticas de la contratación. Un ejemplo de esto se puede ver en el caudal de Mario Alberto Castaño, el pulpo electoral de Caldas que obtuvo un poco más de 68.000 votos y que recientemente fue citado a indagatoria por la Corte Suprema de Justicia como presunto jefe de una red de corrupción que percibe coimas en la contratación pública.
Otro apoyo cuestionado es el de la familia Char en el Atlántico. Sus representantes más visibles son Alejandro, exalcalde de Barranquilla y segundo en votación en la consulta del Equipo Colombia, y el senador Arturo Char, reelegido en el Senado con 102.000 votos a pesar de enfrentar un proceso en la Corte Suprema de Justicia por la fuga de la exsenadora Aida Merlano. La excongresista declaró recientemente que la familia Char había financiado su campaña comprando votos con dineros de la contratación pública y orquestado su plan de fuga de la cárcel para luego tratar de asesinarla. Actualmente, la familia Char mantiene la gobernación del departamento, en cabeza de Elsa Noguera, y la alcaldía de Barranquilla, en nombre de Jaime Pumarejo, además de contar con una bancada interpartidista con no menos de siete congresistas. A pesar de la derrota de Alex Char en la consulta de la derecha, que ganó Fico Gutiérrez, los 707.000 votos que obtuvo llegan con endoso automático a la campaña.
En Bolívar los principales clanes políticos también están de lleno en las toldas de Fico. El fortín electoral que fundó el parapolítico Vicente Blel, padre de la senadora Nadya, quien con 165.000 votos logró la mayor votación conservadora del país, está jugado con Gutiérrez. La casa Blel también cuenta con el gobernador, Vicentico Blel, y se quedó con tres de las seis cámaras departamentales. El otro respaldo cargado de votos polémicos es el del senador José Antonio Correa, quien regresó al Congreso con el apoyo de la casa García Zuccardi fundada por el recientemente fallecido Juan José García Romero, condenado por peculado, y por su esposa Piedad Zuccardi, procesada por vínculos con paramilitares.
Fico también tiene el apoyo de la gente de Emilse López, la condenada empresaria conocida como la Gata. Uno de los “gatos” más célebres es Yahir Acuña. Él empezó su carrera en Magangué bajo la protección de la “reina del chance” y del condenado parapolítico Salvador Arana, quien confesó su responsabilidad en el asesinato del alcalde de El Roble, Eudaldo Díaz. Esta misma semana, la esposa de Yahir Acuña, Milene Jarava, se retrató con Fico Gutiérrez en una gigantesca manifestación organizada por ella en Corozal, Sucre. Un departamento en donde la principal casa política es la de los Espinosa, cuyo patriarca es el millonario hacendado Gabriel Antonio Espinosa, exalcalde de Sincé y exrepresentante a la Cámara. Su hijo Héctor Olimpo es el gobernador, y su hija Karina Espinosa Oliver salió elegida con más de 121.000 votos, la tercera votación liberal del país, que ya puso a disposición de Fico. Para rematar el cuadro, está con el candidato Gutiérrez la senadora Ana María Castañeda, que con 72.000 votos representa el poder de su esposo, Mario Alberto Fernández Alcocer, quien figura en el escándalo de la parapolítica.
Córdoba es el departamento de los clanes más cuestionados, pues varios están relacionados con los casos de Odebrecht, el cartel de la toga y el de la hemofilia. Las familias políticas que mantienen el poder departamental se han reinventado mediante un juego de relevos. Cada vez que un político es apresado o suspendido, de inmediato es sustituido por un familiar. Aquí Fico tiene el apoyo de clanes como los Besaile y los Elías, los del Ñoño, dos familias que han monopolizado las elecciones y los titulares de prensa. Ambas casas electorales pusieron representante en el Congreso. La primera con Jhon Besaile, que logró 132.000 votos, y la segunda con Julio Elías Chagüí, que alcanzó 79.000. Ambos recibieron el aval del Partido de la U y son hermanos de los condenados Musa Besaile y Bernardo ‘el Ñoño’ Elías, procesados por el escándalo de corrupción de la multinacional brasileña. Fico también cuenta con el respaldo del senador David Barguil y de la senadora Nora García, jefes conservadores de Córdoba, así como del senador liberal Fabio Amín Salem. En su conjunto, estos clanes cuentan con ocho congresistas y la alcaldía de Montería.
Otro de los feudos electorales en los que Fico ha penetrado es la casa Gnecco. Un clan familiar cuya historia empieza en la bonanza marimbera y el contrabando. Los Gnecco son una familia de origen guajiro, enlazada con el exgobernador condenado por corrupción Kiko Gómez, pero cuyo poder se extendió por Magdalena y Cesar. Por décadas ha definido los gobernadores y la mayoría de alcaldes, además de siempre tener representación en el Congreso. Actualmente, el clan está en cabeza de Cielo Gnecco, quien eligió gobernador a su hijo Luis Alberto Monsalvo Gnecco, hoy detenido por presunta corrupción en un contrato de alimentación escolar en 2015 durante su administración. La familia Gnecco tiene cinco congresistas, entre ellos José Alfredo Gnecco Zuleta, elegido con 68.000 votos; José David Name Cardozo, congresista barranquillero elegido en alianza con los Gnecco e hijo de José Name, quien fuera el mayor cacique liberal de la costa. Este clan también se hizo sentir en la elección de Alfredo Deluque como senador con casi 80.000 votos.
En menor grado de incidencia electoral, pero no de importancia política, al exalcalde de Medellín también lo viene acompañando el clan de los Cotes en Magdalena, liderado por la exgobernadora Rosa Cotes, esposa del parapolítico exalcalde Francisco Zúñiga y tía del también exgobernador Luis Miguel Cotes –conocido como el Mello Cotes–. En 2020, tía y sobrino fueron suspendidos por la Procuraduría por irregularidades en la ejecución de la Vía de la Prosperidad.
En Antioquia todas las maquinarias están con Federico Gutiérrez. Quien coordina la alineación de las casas electorales es la congresista del Centro Democrático Paola Holguín, hija de Frank Holguín Ortiz, quien figura en un expediente judicial como testaferro de Pablo Escobar, extinto capo del cartel de Medellín. La senadora uribista, recién reelegida con 65.000 votos, lidera el grupo conocido como los ‘Paolos’ y es quien ha estado detrás de los acercamientos de otros caciques electorales de Antioquia, como el exgobernador Luis Alfredo Ramos, cuya condena por parapolítica fue ratificada recientemente por la Corte Suprema de Justicia.
Holguín también ha sido artífice del apoyo que recibió Fico del clan de los Suárez Mira, una familia que por décadas ha mantenido el poder en el municipio de Bello. Su patriarca es el excongresista Óscar Suárez Mira, condenado por parapolítica. Después de su sentencia, Suárez Mira le entregó la posta a sus hermanos y aliados para mantener el poder. Una de ellas es la exsenadora Olga Suárez Mira, quien se quemó en la elección parlamentaria de 2018. Del grupo político de los Suárez Mira hacen parte los congresistas Germán Blanco, un conservador que contó con 93.000 votos para el Senado, y Mauricio Parodi (Cambio Radical), reelegido en la Cámara con casi 30.000 votos. Ambos están haciendo campaña por Gutiérrez.
En el Valle, Federico Gutiérrez tiene una alianza con la baronesa electoral Dilian Francisca Toro, exgobernadora y actual presidenta del Partido de la U, quien le ha endosado el apoyo de la colectividad de diez senadores y 15 representantes a la Cámara. El primero en la lista de Toro es el senador Juan Carlos Garcés Rojas, máximo elector de La U con 151.000 votos; sigue con Norma Hurtado Sánchez, quien pasó de la Cámara al Senado con más de 128.000 apoyos. Los tentáculos de Dilian le llegan hasta la Cundinamarca, donde Fico recibió el apoyo de José ‘Pájaro’ Caicedo, quien por tener cuentas pendientes con la justicia eligió en la Cámara de Representantes de Cundinamarca a su hijo Diego Caicedo, con más de 32.000 votos. El poder de Dilian también le alcanza para poner senadores en otros partidos, como Carlos Fernando Motoa, elegido con 84.000 votos por Cambio Radical.
Además, Fico también ha recibido importantes respaldos de los clanes políticos del centro del país. La familia de los Barreto, en Tolima, en cabeza del dos veces gobernador Óscar (2008-2011 y 2016-2019) y hoy senador de la república con 112.000 votos. Este clan cuenta con otro senador y tres representantes a la Cámara, todos por el Partido Conservador. También hizo alianza con el actual gobernador de Tolima, José Orozco, y el alcalde de Ibagué, Andrés Hurtado.
En Santander se da por descontado que Fico tiene el apoyo del clan Aguilar, liderado por el exgobernador preso Hugo Aguilar, padre del exsenador Richard, también con medida de aseguramiento por un proceso de corrupción durante su gobernación, y Mauricio, quien es el actual gobernador. Esta casa política tiene dos congresistas: el senador conservador José Alfredo Marín, que sacó más de 78.000 votos, y el representante Luis Eduardo Díaz Mateus, elegido con 57.000 votos y hermano del excongresista Iván Díaz Mateus, condenado por la yidispolítica.
Para rematar esta selección Colombia de apoyos cuestionables, en Chocó Fico tiene el respaldo de los Sánchez Montes de Oca, un clan liderado por los hermanos Patrocinio y Odín Sánchez. El primero fue condenado por peculado culposo por sus actuaciones cuando fue alcalde de Quibdó, y el segundo por parapolítica. Quien hoy representa a la familia es su hermana Astrid Sánchez Montes de Oca reelegida en la Cámara de Representantes. Y de igual manera, Fico cuenta con la poderosa maquinaria de los Merheg, en Risaralda. Una casa política fundada por Habib Merheg, exsenador vinculado a la parapolítica y cuyo hermano, Samy Merheg, reelegido con casi 100.000 votos por el Partido Conservador sumó fuerzas con el exalcalde de Pereira Samuel Gallo, que logró 134.000 votos a nombre del Partido Liberal.
Si la política fuera solo aritmética electoral, Fico Gutiérrez tendría como base para la primera vuelta más de nueve millones de votos que obtuvieron sus aliados en la elección al Senado, es un hecho que no todos son endosables. No sería justo decir que todo el voto de Federico Gutiérrez es de maquinaria, como tampoco lo sería concluir que todos los votantes de Petro son de opinión. Sin embargo, resulta claro que Petro tiene menos de maquinaria que de opinión y Fico, al contrario, tiene menos de opinión que de maquinaria.
Resulta claro que Petro tiene menos de maquinaria que de opinión y Fico, al contrario, tiene menos de opinión que de maquinaria.
Usualmente los votos de maquinaria son más claros en las elecciones de Congreso que en las de Presidencia. Los caciques gastan en transporte de electores, propaganda y compra de votos para su propia elección, pero rara vez hacen un esfuerzo similar para la del presidente. Por esa misma razón, las encuestas para Congreso suelen equivocarse porque la maquinaria está por debajo del radar estadístico. La pregunta es si semejante aparato político va a ser determinante en la elección presidencial al punto de revertir las tendencias que señalan las encuestas. Los caciques tienen los mayores recursos públicos a su servicio para empujar la elección del candidato del gobierno. Cortesía Revista Cambio
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