La exmandataria de facto, que gobernó durante el lapso posterior al golpe a Evo Morales, asegura que no movió “un dedo” para llegar a la presidencia.
La expresidenta de facto boliviana, Jeanine Áñez, declaró el pasado viernes 8 de abril en el juicio por el caso “Golpe de Estado II” que se lleva en contra de la cúpula que llegó al poder en el país andino tras el golpe de Estado a Evo Morales.
El magistrado, los representantes del Ministerio Público, de la Procuraduría, del Senado y la defensa de Áñez se trasladaron a la cárcel de Miraflores en La Paz, donde la expresidenta interina está detenida de forma preventiva durante más de un año a la espera de que se realice el juicio en su contra.
Añez presentó su declaración oficial sobre los hechos ocurridos en 2019, y aseguró que como segunda vicepresidenta del Senado solamente cubrió el “vacío” que quedó tras la renuncia de Morales que fue presionada por la policía y el ejército que por entonces lo “invitaron” a irse junto con los que conformaban su Ejecutivo.
“No pueden decir que esto fue algo orquestado, yo fui producto de esa situación de convulsión, yo fui una consecuencia de esa convulsión social”, argumentó.
Áñez dice ser una “presa política” y desconoce la legítima potestad del tribunal y de las acusaciones de la Fiscalía boliviana porque, a su entender, “están actuando políticamente”. Como exsenador y expresidenta, sostiene que le corresponde “ser sometida a un juicio de responsabilidades” y no a un proceso ordinario como el corriente.
Ella cree que en 20019 participó de un proceso de pacificación del país, y echó la culpa a Evo Morales por los hechos de violencia que se habían desatado antes de las cuestionadas elecciones que fueron anuladas y que derivaron en la renuncia del entonces presidente. “Lo que se quería era pacificar el país por tantos hechos de violencia, donde ya había muertos. Fui bastante clara desde el principio, cuando manifesté públicamente que me correspondía (la Presidencia) por sucesión constitucional, pero que no me iba a imponer, que si había otras opciones yo estaba para aportar a la pacificación del país”, reza su declaración.
“No lo hice sola, lo hice con todas las instituciones y las organizaciones sociales”, adujo y señaló que gracias a eso se convocaron elecciones en las que resultó ganador el actual presidente, Luis Arce, del partido Movimiento al Socialismo (MAS) que dirige Morales.
Guarda silencio
La Fiscalía y el oficialismo argumentan que Áñez debió haber convocado a una reunión parlamentaria para que la titularidad del Senado, que en ese momento la tenía el MAS, se tradujera en la subida a la presidencia interna. Por su forma de proceder, explica la denuncia, Áñez llegó al Poder Ejecutivo “de facto”.
Está acusada de terrorismo, sedición y conspiración en contra del Estado.
Tras la declaración de Áñez hubo un receso debido al estado de salud de esta, que a lo largo de su detención ha presentado cuadros de hipertensión, crisis nerviosas y depresión, y ha llegado a autolesionarse y a hacer huelga de hambre.
Al retomarse la audiencia, la acusada “se acogió al derecho al silencio, es decir, no prestó el interrogatorio”, dijo su abogada Norka Cuellar.
La salud de la expresidenta de facto ha sido debatida, ya que sus familiares aseveran que es sometida a “presiones” y “tortura sistemática” por parte del sistema carcelario, según sus propias palabras.
lr21.com.uy
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