El canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro británico, Boris Johnson, advirtieron el viernes a Rusia que tendrá que asumir costes “considerables y graves” en caso de agresión militar a Ucrania.
Durante una conversación telefónica mantenida el jueves por la noche, los dos dirigentes coincidieron en que “hay que evitar una agresión militar de Rusia contra Ucrania” (…) pero que, si llegara el caso, “Rusia debe saber que sufrirá costes considerables y graves”, explicó la cancillería alemana en un comunicado.
Un portavoz de Johnson declaró a su vez que los dos dirigentes “compartieron su profunda inquietud ante las acciones desestabilizadoras de Rusia en Ucrania y declararon que cualquier invasión sería un grave error estratégico”.
“El primer ministro subrayó la importancia de que los aliados de la OTAN trabajen juntos para lograr una respuesta coordinada”, añadió el portavoz.
Esta conversación entre Scholz y Johnson se produce en medio de los contactos diplomáticos entre las potencias occidentales y Rusia para encontrar una salida a la crisis en Ucrania, con decenas de miles de soldados rusos apostados en la frontera y listos para una invasión, según Estados Unidos.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, respondió que eran comentarios “desestabilizadores” y pueden “suscitar esperanzas totalmente falsas” entre los representantes ucranianos “que podrían intentar resolver por la fuerza el problema” en el sureste del país.
Allí, el gobierno ucraniano enfrenta desde 2014 una rebelión de separatistas prorrusos, presuntamente respaldados por Moscú, que ha dejado más de 13.000 fallecidos.
Rusia asegura que su despliegue militar obedece al sentimiento de amenaza contra su seguridad y reclama a la OTAN garantías de que no aceptará la entrada de la ex república soviética ni se expandirá en la antigua área de influencia de Moscú.
Estados Unidos descartó completamente la idea y acusó a Rusia de minar el orden europeo posterior a la Guerra Fría acosando a otro país para someterlo.
– ¿Regreso a la Guerra Fría? –
Blinken llegó a Ginebra tras una visita de solidaridad a Kiev y charlas con Reino Unido, Francia y Alemania en Berlín, la ciudad que simboliza la transformación europea tras la caída del telón de acero.
Cualquier violación por Rusia de la soberanía territorial de Ucrania “nos devolvería a una época peligrosa e inestable, cuando este continente estaba dividido en dos (…) con la amenaza de una guerra total planeando sobre nuestras cabezas”, dijo Blinken.
Aunque se opone a las demandas rusas, la administración de Biden asegura estar dispuesta a hablar con Moscú sobre sus inquietudes de seguridad.
Una propuesta estadounidense es recuperar las restricciones a misiles en Europa determinadas por el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, firmado durante la Guerra Fría y abandonado por el anterior presidente Donald Trump.
La Casa Blanca también ofreció más transparencia en las maniobras militares. Rusia no rechaza estas ofertas, pero asegura que su principal preocupación es Ucrania, a la vez que el jueves anunció importantes ejercicios militares en el Atlántico, el Pacífico, el Ártico y el Mediterráneo.
Blinken pidió a Putin optar por el “camino pacífico” de la diplomacia y aseguró que no entregará a Lavrov una respuesta formal a las peticiones presentadas el mes pasado por Rusia.
Los dos responsables diplomáticos comparecerán ante las cámaras para explicar el transcurso de su encuentro.
Estados Unidos asegura que el tiempo urge. Según su inteligencia, Rusia prepara una invasión en breve que podría estar precedida por una operación de “falsa bandera” que les sirva de pretexto para entrar en Ucrania.
FUENTE: AFP
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