Jueces: Comunicación de Dios en medio de la desorganización
Por Wolfgang A. Streich
El libro de Jueces describe la actuación de 12 «jueces» que habría tenido el pueblo de Israel durante los siglos posteriores a la muerte de Josué y anteriores a la monarquía. El libro cubre más o menos un período de 350 años; desde la muerte de Josué hasta el final del período de los jueces, el cual culmina con la vida de Samuel.
Israel no pudo derrotar y expulsar a todos los otros pueblos de la tierra de Canaán. La narración de todo el libro es como una secuencia de hechos cíclicos y reiterativos donde el pueblo se aleja de Jehová, los enemigos vencen, el pueblo se vuelve a Jehová, y el pueblo vence. Un sistema fácil de recordar esto son 4 pasos relacionados con la letra R: (Recaída, Retribución, Renacer y Rescate).
El tema general del libro es que cuando el pueblo de Dios obedece sus mandamientos y su guía, el trabajo prospera y ellos experimentan paz y gozo. Sin embargo, cuando siguen sus propias inclinaciones y actúan como si fueran la autoridad suprema, la pobreza, el conflicto y toda clase de males les causan aflicción y sufrimiento.
“Cada vez que el Señor levantaba un juez sobre Israel, él estaba con ese juez y rescataba al pueblo de sus enemigos durante toda la vida del juez. Pues el Señor tenía compasión de su pueblo, que estaba sobrecargado de opresión y sufrimiento. Pero al morir el juez, la gente no solo volvía a sus prácticas corruptas, sino que se comportaba peor que sus antepasados. Seguía a otros dioses: los servía y les rendía culto. Además se negaba a abandonar sus prácticas malvadas y sus tercos caminos”. (2.16-19)
El libro concluye con estas palabras: “En aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor”. (17:2)
No tenemos tiempo de tratar uno por uno a cada uno de los Jueces con sus virtudes y sus debilidades. Casi todos aprendimos de niños las historias de Gedeón y de Sansón.
Quizá un hecho a destacar en todo el libro es una mujer líder, juez y profetisa en Israel. Se comunica con Dios y lidera al pueblo en tiempos patriarcales. Es el caso de Débora quien fue jueza durante 23 años. (cap. 4-5). Se puede notar su don de comunicación al resolver desde pequeños problemas del pueblo hasta los más extremos (liderando batallas), y también su don de cantante. El texto no dice si ella o quién compuso el gran cántico del cap. 5 pero quizá ella lo hizo.
Débora celebró el triunfo de Israel con un canto sublime y apasionado. En él, le dio a Dios toda la gloria por su liberación, y llamó al pueblo a alabarlo por sus maravillosas obras. Alertó a los reyes y príncipes de las naciones vecinas acerca de lo que había hecho Dios por su pueblo, y los previno de no intentar dañarlos. Mostró que el honor y el poder pertenecen a Dios, y no a los hombres o a sus ídolos. Recordó las majestuosas manifestaciones del poder divino en el Sinaí. Con un lenguaje exuberante, comparó la indefensa y angustiante condición de Israel bajo la opresión de sus enemigos, con la gloriosa historia de su liberación.
No quisiera simplemente terminar aquí. En estos tiempos de pandemia también pueden ser tiempos de alejamiento de Dios, tiempos donde no hay un jefe que controle lo que estamos haciendo, y abundante tiempo para centrarnos en problemas y pensamientos de derrota. No caigamos en el círculo vicioso que vivió Israel en tiempo de los Jueces. No te alejes del Señor. Toma dominio de tus enemigos al levantarte cada día y buscar al Señor en su Palabra y en oración.
Puedes también durante ese tiempo subrayar los verbos y frases relacionadas a la comunicación. Bendiciones y hasta la próxima semana.
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