Un análisis oficial descarta el efecto contagio, pero alerta del incremento de crímenes los fines de semana. Una mujer muere a manos de su pareja cada seis días. Una de cada 10 tenía medidas de protección que no le salvaron.
Las matan sobre todo los domingos y los lunes. Una amplia radiografía de 15 años de violencia machista, que analiza los 928 asesinatos registrados entre 2003 y 2017, abre nuevas hipótesis sobre estos crímenes que dejan una mujer asesinada cada seis días. El informe Análisis temporal de los asesinatos de mujeres por violencia de género en España a lo largo de 15 años, encargo de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género elaborado por el Instituto de Salud Carlos III, descarta que exista un efecto contagio en estos crímenes, es decir, no se ha encontrado relación causal entre los asesinatos que se concentran en tres o cuatro días seguidos.
El análisis, que se ha presentado este viernes, sí refleja que casi un tercio de los asesinatos se producen alrededor del fin de semana, principalmente los domingos y los lunes, cuando aumenta la convivencia. La gran mayoría no había denunciado, como ya se conoce por estudios previos, pero algo más de una de cada 10 (13%) tenían medidas de protección en vigor cuando las atacaron. Es decir, el sistema les falló pese a haber dado la voz de alarma.
El informe destaca que en verano se concentra el 17% de los casos y el 3,8% en Navidad. Los meses en los que se han registrado más asesinatos son enero y julio, aunque no hay una diferencia significativa respecto a otros meses para que los investigadores consideren un patrón, como sí ven en la acumulación del 29% de los casos —casi uno de cada tres— durante los fines de semana. “Durante el fin de semana se producen cambios en las dinámicas de la relación de pareja que implican un incremento de la violencia contra la mujer”, explica Fernando Vallejo, uno de los investigadores del estudio, que añade que también se registra un mayor incremento durante el fin de semana de otros indicadores de violencia, como las llamadas o las denuncias.
“Hay más violencia porque hay más horas en contacto y eso puede dar lugar a más situaciones de discrepancia. Este tipo de delincuente no acepta la discrepancia”, señala Amparo Díaz, abogada especializada en violencia machista. Los fines de semana, las mujeres “pueden intentar hacer actividades con sus familias, con sus amistades”, lo que puede enfadar a sus agresores y disparar las situaciones de violencia. “En los casos en los que no hay convivencia, durante el fin de semana el agresor dispone de más tiempo para seguir a la víctima y atacarla”.
Los crímenes anuales han ido disminuyendo desde los 71 de 2003 hasta los 50 de 2017. La tasa de asesinatos ha bajado, según el informe, a razón de un 3% anual. Preguntada sobre si ese descenso se debe a la aprobación de la ley integral contra la violencia de género, en 2004, y a su puesta en funcionamiento en años posteriores, Belén Sanz, otra de las autoras del estudio, señaló que habría que evaluarlo, pero “lo cierto es que desde esa fecha están disminuyendo”.
En 2020, último año cerrado pero no objeto de este estudio, fueron asesinadas 45 mujeres por sus parejas o exparejas. Este descenso (es el año con menos asesinadas de la serie histórica) tiene que ver con la circunstancia excepcional de la pandemia, que hace que ese año no sea comparable con el resto.
La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, la jueza Victoria Rosell, ha recordado que en el último año lo que se ha incrementado es la llamada “violencia de control”. Durante el confinamiento, las mujeres han estado totalmente bajo el control de sus maltratadores, que han sabido en todo momento dónde estaban y qué hacían.
El análisis da respuesta a la medida 173 del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, aprobado en 2017, que insta a realizar estudios “sobre el efecto acumulación o acumulación de asesinatos en un periodo corto de tiempo de dos a cuatro días consecutivos”. De los 5.479 días analizados en 15 años, el informe señala que se han producido 29 periodos puntuales de entre dos y cuatro días en los que el número de asesinatos fue inusualmente mayor (entre una y cinco víctimas en ese periodo). Son el 12% de las víctimas frente a un 88% que no forma parte “de estos episodios llamativos o inusuales”, según el estudio.
Otro informe de 2019 descartaba la existencia de un efecto contagio, entendido como “el acto criminal que toma como modelo o se inspira en un crimen anterior que ha sido dado a conocer por los medios de comunicación o ha sido descrito en la ficción”. En aquella investigación, realizada en junio de 2019 por el Ministerio del Interior, se analizaron 655 asesinatos de mujeres por sus parejas o exparejas entre 2007 y 2017. El estudio, recogido por la agencia Efe, señalaba: “No hay resultados estadísticos relevantes que apoyen la existencia de un efecto de imitación en los asesinatos de género en España”.
LA EDAD MEDIA DE LA FALLECIDA ES DE 42,3 AÑOS
No existe una víctima o un agresor tipo, la violencia de género se da en todas las edades y condiciones sociales y económicas. Pero el análisis de los datos muestra que la edad media de la asesinada por violencia machista es de 42,3 años. El informe establece diferencias significativas por nacionalidades, con 45,6 años en el caso de las españolas frente a las nacidas en el exterior (36 años). Aunque la tasa de crímenes desciende a partir de los 44 años, vuelve a producirse un repunte en mujeres a partir de los 65. La edad media de los agresores es de 46 años. El 31% de ellos eran extranjeros y, en este caso, la edad media era 39 frente a los 49 en el caso de los españoles. Uno de cada cinco se suicidó tras cometer el asesinato.
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