Por: CARLOS FAJARDO – Columnista de Opinión
Para: Prensamercosur.net
LA DECLARACIÓN QUE COMPENDIABA LA ESPERANZA
Cuando comenzaba la Administración de Claudia López les enviaba desde mi tribuna, como profesional sanitario y líder sindical de los médicos en Bogotá, este mensaje a los compañeros trabajadores de la salud en la capital: “Frente a la nueva administración de Bogotá y a la tragedia mundial del COVID 19 es importante señalar lo siguiente en relación con el rol de la bancada sindical del Distrito Capital:
Tenemos el decálogo (Pacto por la salud) y el programa de gobierno en lo tocante a salud que algunos de nosotros, directa o indirectamente, ayudamos a construir. Ahí quedaron plasmadas esperanzas y luchas.
Estamos en posición de exigir y de colaborar en su cumplimiento.
Tenemos la obligación de ser optimistas aún en medio de nuestro natural escepticismo.
Tenemos la obligación de estar presentes para que la brecha entre lo prometido y lo realizado sea mínima.
Nuestra actitud siempre ha sido propositiva aun cuando hayamos sido desconocidos, burlados, perseguidos por administraciones anteriores.
Tenemos una crisis en ciernes que destapará las debilidades más visibles y hasta las más soterradas de este sistema como nunca antes. Es una oportunidad de transformar y mejorar la salud.
Es el golpe de gracia para el neoliberalismo de nuestros gobernantes y, probablemente también, para algunas o muchas de nuestras convicciones.
El reto será participar activamente en esa transformación, analizar los hechos, desentrañar las razones y proponer y probar los cambios de dirección necesarios.
Tenemos el deber de mantener la esperanza en medio de la calamidad, de hecho, nuestra lucha siempre ha sido conducida por la esperanza, somos cultores y defensores de la misma.
Que la catástrofe no nos aliene ni nos amilane, hoy más que nunca se hace evidente el deber de todos los trabajadores y de las organizaciones sindicales e mantenernos firmes y unidos en nuestro valiente pugilato por la justicia, por la equidad, por el trabajo digno y decente.
Colombia entera nos mira: De la forma como actuemos dependerá también lo que obtengamos, sabemos que los beneficios de aquello que logremos serán la vía para nuevas y mejores transformaciones que afectarán a Bogotá y se regarán por todo el país.
Nunca hemos sido inferiores a los desafíos ni a las tareas que nos hemos impuesto.
¡Adelante!!”
Pero, tal como lo preveía en esa declaración, la Pandemia empezó rápidamente a destapar las cartas ocultas con las que la Claudia López jugó en su pretensión de llegar a la Alcaldía y que, sin rubor alguno, reveló una vez posesionada en su cargo.
EL CAMINO DE ESPINAS
En efecto, empezaron a aflorar las irregularidades, primero las cometidas desde la Secretaría.
Distrital de Salud en la adquisición de elementos para las UCI al amparo de la pandemia. Se revelaron denuncias de algunos concejales, las que, en algunos casos, fueron silenciadas rápidamente a punta de contratos y arreglos con una administración dispuesta a todo para mejorar las finanzas de su emperatriz y sus cortesanos.
Sin embargo, en forma progresiva, con el paso de los días, las sospechas de los más suspicaces se tornaron en certidumbres para la gran mayoría de los bogotanos: Los hechos de corrupción permearon todas las estructuras y todos los niveles administrativos y de decisión en la ciudad, la misma que esperaba la concreción de un verdadero compromiso anticorrupción por parte de la pretendida Diva Anticorrupción.
Para comenzar, un mecanismo que había sido previsto como una garantía de transparencia y un aprovechamiento racional de la economía de escala para las cuatro subredes de salud, el EGAT, entidad inicialmente concebida como una empresa asesora para la adquisición de bienes y servicios no misionales para las subredes dado el monto de las adquisiciones, el enorme valor de las mismas en billones de pesos, terminó siendo una entidad administradora de la colusión a alto nivel.
En medio de las crecientes y cada vez más documentadas críticas a su administración, las denuncias rigurosas de las concejalas María Victoria Vargas, Diana Diago y Lucía bastidas y las caóticas y viscerales críticas del concejal médico LUIS CARLOS LEAL, la Alcaldesa no escatimaba oportunidades, palabras ni espacios para auto elogiarse cada vez que, quiéralo o no, inauguraba obras de gobierno, particularmente las que dejó en desarrollo la administración anterior.
¿A qué costo? ¿Con qué durabilidad? ¿Con qué recursos para garantizar su persistencia? Eso, por supuesto, nunca lo dijo…
Aseguró, de dientes para afuera, en sus discursos abrasivos y estentóreos, con pertinaz insistencia, que fortalecería las instituciones que brindan servicios a la comunidad, de hecho, generó algunas “manzanas de cuidado”, abusando, como era de esperar, de la nómina, introduciendo centenares de personas sin otro propósito que pagar complicidades políticas de grandes electores de la ciudad, sin que ello supusiera mejorar la prestación y el acceso.
Hay que mirar con lupa sus alabanzas, hay que masticar con cuidado sus aparentes logros de gobierno, muchas son manzanas envenenadas, con vicios protuberantes de contratación, pésima calidad e intermitencia de insumos, nóminas infladas e ineficaces, todo a cargo del presupuesto.
Desde muy temprano en el concejo de Bogotá empezó a expresarse la exigencia de que prescindiera de su protervo colaborador, Alejandro Gómez, un hombre que aparte de su reconocido gusto por los finos licores y los viajes al extranjero, demostró un apetito insaciable por los recursos públicos:
El hombre del radar que no funciona, el de los sobrecostos, peculados, contratos sastre y pésimos ejercicios de planeación que van desde el del montaje del hospital transitorio de la feria exposición, la compra de pruebas COVD que se vencieron en desuso, hasta la compra de vehículos inapropiados y peligrosos para distribuirlos como ambulancias entre todas las subredes y de los adquiridos para que funcionaran como las UBA de salud mental que se suponía debían ser modelos de 2018 en adelante y llegaron 2011, listos sí, pero para desmantelar y chatarrizar.
Eso sin contar las quejas de malos tratos que nos llegaron de funcionarios atribulados, asustados,
humillados, ultrajados y necesitados del puestico, que no se atrevieron a ponerlas en su nombre por temor a las represalias; el uso de la nómina como mecanismo de pago de favores políticos más allá de las necesidades institucionales y la lista sigue y sigue y la pirómana burgomaestre nunca dijo nada, como tampoco lo hicieron los organismos de control.
Presionada por las críticas y denuncias de los concejales mencionados y de muchos ciudadanos, en algún momento, tardíamente, la CONTRALORÍA DISTRITAL, en un inusitado ejercicio de independencia y diligencia, anunció investigaciones de TODOS LOS CONTRATOS firmados por el cuestionado funcionario.
Se suponía que antes de fin de ese año (2022) llegarían las ansiadas conclusiones, se abrirían los procesos fiscales necesarios y se buscaría apartar del cargo y sancionar a los funcionarios hallados responsables. Nada de eso pasó.
Y así, a pesar de que en el concejo le pedían prescindir del cínico ladrón con múltiples acusaciones, fuertes y documentadas, de actos contra la moral y el patrimonio público, la diva nunca se pronunció al respecto, su única respuesta fue el silencio aplastante de quien ha demostrado ser muy acogedora y cuidadora con sus fichas corruptas, silencio ominoso del cual pasamos a la declaración de amor a “Alejandro de mi corazón”.
Más y más escándalos han salido a flote, las ciclovías rotas, inseguras, de pésima calidad en su construcción, mutilantes de vías ya de por si estrechas y la seguridad ausente.
Medran los corruptos, se exhiben con obscenidad monótona y rutinaria de prostituta añosa, saben o creen saber que no serán tocados, que nadie los juzgará por sus actos. Al fin de cuentas son parte de una nutrida familia…
Todo hace agua, todo hiede en la patética “Bogotá Que Construimos” de la gárgola aulladora, la corrupción saca su sonrisa putrefacta por todos los rincones, retoza alegremente en los jardines, descaradamente en los colegios, letalmente en los servicios de salud.
Nadie dice nada. Los órganos de control callan.
Pese a que el cuestionado funcionario siempre tuvo el poder de afectar el diáfano curso del proceso, siempre estuvo ahí… atornillado, haciéndose el loco, atendiendo requerimientos una y otra vez, a finales de 2022 era tan precaria su situación, eran tan duros sus cuestionamientos, tan aplastantes las evidencias en su contra, que muchos pensamos que aprovecharía las vacaciones para volarse, pero volvió como si nada, a seguir depredando la entidad y las subredes.
Hoy, a finales del 2023 se llegó a rumorar que el señor pediría todas las vacaciones atrasadas y se iría de gira en los pocos días ya le quedan a esta administración nefasta que lo prohijó.
Y la emperatriz de la indiferencia callada, mirando como Nerón desde la ventana de su palacio la ciudad caótica ardiendo de indignación, de inconformismo, de rebeldía por su funesta gestión, por todos los reproches y cuestionamientos de los que es objeto y para los que no tiene respuesta…
¿Alguien necesita más evidencias de que Bogotá está siendo gobernada por un brutal cartel de la contratación que se ha adueñado de todas sus áreas administrativas?
¿Es posible que ante la magnitud y soporte de las denuncias alguien dude que tienen bajo su control los órganos de control?
EL ESTALLIDO SOCIAL Y LAS DENUNCIAS DE CREMACIONES
Creen que limpiaron todo rastro, detuvieron, torturaron, mutilaron, asesinaron y desaparecieron los cadáveres de cientos (miles) de personas incómodas, lo vienen haciendo desde siempre, la huella de infamia se pierde en la penumbra sanguinolenta de nuestra historia, siempre salen sus defensores de oficio retadores a pedir pruebas, detalles escatológicos, a exigir denuncias, se creen invulnerables, entronizados sobre una plataforma de osamentas se creen inexpugnables.
Siempre ha sido así. Los medios del establecimiento salen a difundir sus versiones, reescriben continuamente la historia…
Hace algún tiempo podía uno encontrar el grafiti “Los desaparecidos están muertos” pintado en algunos muros de las ciudades.
No importaron para nada las revelaciones del contratista despechado que confesó que más de 300 muchachos fueron asesinados y cremados en Bogotá durante el estallido social de 2021
Sólo algunos de aquellos que tienen deudos de su núcleo íntimo familiar siguen siendo buscados. A otros, sus vidas ínfimas, ya los devoró el olvido… Las sospechas de la existencia de una Bogotá.
Desaparecedora durante el funesto periodo de Claudia López son la expresión a nivel local de solo una fracción de la monstruosa Colombia Desaparecedora de Duque, de Uribe, de tantos, la misma de los falsos positivos y la seguridad democrática del señor Uribe.
A la desesperanza de sus familiares cercanos se une la indiferencia de las instituciones.
¿A quién le importan? Los asesinos están ahí, ebrios de poder, arrogantes en su pretendida inocencia, en su proclamada honorabilidad.
Muchos de los asesinados bajo la modalidad que se llamó “falsos positivos” eran indigentes, gente que para sus familias ya estaba desaparecida, establecer el real número de asesinatos es muy difícil.
El problema no es el número: Un sólo muerto es un escupitajo en la cara del país…
La Bogotá Desaparecedora siempre ha existido, el recurso de desaparecer a las personas, ultrajarlas, torturarlas, asesinarlas y disponer de sus cadáveres siempre ha sido utilizado por las fuerzas represivas formales e informales del establecimiento y la otra delincuencia…
En el país de la impunidad desaparece gente a diario, las casas de pique no son un invento nuevo, en el Bronx se suponía que las había muy activas. Los cuerpos desmembrados, lacerados, mutilados eran cargados a cambio de una papeleta de bazuco y tirados en un depósito de basura.
Los colombianos hemos convertido la violencia en paisaje, una noticia como la que en su momento reveló la revista Cambio respecto a la cremación de NN desaparecidos durante las jornadas de protesta del 2021 en Bogotá, utilizando los crematorios distritales, basada en las declaraciones de un ex contratista, hubiera suscitado en un país menos sanguinario duras declaraciones de altos funcionarios, investigaciones exhaustivas, tormentas terribles mediáticas, aquí, tristemente, el escándalo se tapó con rapidez.
Un áulico de la proterva Claudia López preguntaba, por entonces, si la difusión del hecho en redes era una declaración de ruptura del “pacto de no agresión” entre petristas y claudistas…
¿O sea que el silencio es concertado? Nos hemos acostumbrado al “atronador” silencio del gobierno central frente a los hechos de corrupción de la administración la diva López, revelados en el Concejo
De Bogotá. Nadie, en el alto gobierno del Cambio, dijo nada al respecto, tampoco lo hicieron la
Policía de Bogotá, ni la Fiscalía, ni la Procuraduría, ni la Defensoría, ni la Misión ONU Colombia, ni la CIDH, ni el presidente, ni los ministros. ¿Pacto de no agresión o pacto de silenciamiento e impunidad? Hoy la espuma de los acontecimientos borrará la noticia…
En cambio. la cínica se victimizó, con voz entrecortada acusó a sus enemigos políticos de orquestar una infamia, anunció demandas, denuncias, anatemas, misas cantadas y peregrinaciones al señor caído.
Sacó de su cubilete informes de representantes de organismos internacionales que, con base en la información suministrada por los presuntos asesinos, dijeron que no había desaparecidos.
Los desaparecidos están muertos…
Vaya cosa más elemental y fácil desaparecer a un desaparecido. Salieron los “expertos” a decir que la ausencia de dolientes era señal inequívoca de la inexistencia de desaparecidos. Jóvenes sin buena red de apoyo familiar, nacidos en familias anómalas ¿quién los va a llorar?
Las mismas feminazis que la montaron en la alcaldía mediante el sucio y fácil recurso de demoler moralmente a su mayor contrincante, salieron a disparar su veneno contra quien quiera que preguntara por los desaparecidos, mientras le declaraban su fidelidad y amor a la gárgola.
PARA FINALIZAR
Uno mira a los políticos, analiza sus posturas, revisa sus infames credos, escucha sus letanías canallas y termina por hacerse esta pregunta: Si partimos de la premisa de que “los buenos somos más”, en referencia al presunto hecho de que son muchos más los sensatos, los que escuchan, los que respetan, los que piensan antes de actuar, los empáticos, los solidarios, los racionales, entonces ¿cómo fue que personas así llegaron a cargos de representación? ¿Cómo lograron sobrepasar las talanqueras éticas de cada uno de sus electores? ¿Cómo lograron camuflarse y hacerse pasar por personas dignas y honorables?
Amigos les propongo que de ahora en adelante intentemos revisar con cuidado y sano escepticismo las propuestas de cada candidato, validarlas a la luz de sus antecedentes y posturas, sistemática y fríamente, compararlas con un sueño de país para sus hijos, votar con racionalidad para no tener que estar quejándose después.
Probablemente así y sólo así logremos tener una mayor probabilidad de acertar, siempre con la incertidumbre de caer en el engaño de las frases floridas y las promesas electorales.
Propender porque los políticos respondan con su cargo por sus compromisos de campaña.
Dejar los apasionamientos que embrutecen y nos hacen proclives a ser víctimas del engaño, del fraude de las frases lisonjeras y los slogans de ocasión. Ejercer ciudadanía, exigir cumplimiento, denunciar falsedades de quienes en últimas son nuestros empleados.
País de falsos profetas, de mesías con prontuario, de políticos amancebados con las mafias, lobos con piel de oveja que propalan el culto a la homogeneidad, al unanimismo, a la eternización de un estado de cosas injusto, restrictivo, que mantiene los privilegios de unos pocos, mientras niega los derechos de las multitudes, que no respeta la libre expresión del espíritu humano, que vandaliza y criminaliza la protesta popular, que le da preeminencia al dogma sobre la racionalidad y la evidencia científica…pobre país de santurrones y camanduleras.
Convirtieron la violencia en una herramienta para mantener o recuperar el poder, la ira en un pretexto, el odio en una razón, la historia reciente da cuenta de centenares de falsos atentados urdidos para “victimizar” a un político, justificar medidas draconianas, compras inútiles…
Saben nadar en medio del caos, son hijos de la discordia, lo hicieron con el plebiscito por la paz, con la consulta anticorrupción, es una de sus tácticas preelectorales más eficaces: Que la gente vote con miedo, con odio, con ira, que no razonen, que se atengan a lo existente.
Y entonces aparecen ellos, los de siempre, ni siquiera se toman la molestia de cambiar de traje, maquillarse. Aparecen sin afeites, los mismos con las mismas, antes determinadores, ahora soluciones a sus propias hechuras. Lo que la ingenuidad no logra, lo hace la compra de votos.
Es la historia repetida de un engaño infame, de una manipulación preconcebida, es la historia de la debacle de un país, de una catástrofe humanitaria minuciosamente programada desde los amplios, luminosos y lujosos salones donde se tejen sus viles confabulaciones…
El verde siempre fue un motel de carretera, un hogar de paso, un nido de golondrina. La flexibilidad de sus “principios” lo hacen afín con las trampitas, los arreglos soterrados y la más asqueante politiquería, un partido closet para quienes no les conviene mostrar su real cara
La corrupción, que es el subsidio más ineficaz e infame, desvía recursos de vocación redistributiva hacia los bolsillos inescrupulosos de politiqueros, contratistas y clanes que fundamentan su riqueza en ese despojo, saca a pocos de la pobreza al costo de la miseria de muchos…
Señor secretario
Han difundido rumores acerca de su posible renuncia, fuentes de la secretaría informan que incluso habría Usted entregado ya el celular asignado oficialmente. Algunos informan que lo vieron exultante por el triunfo de Galán en las pasadas elecciones. “Es amigo de Claudia”, lo escucharon decir.
Quizás esa presunta amistad podría garantizar el cese y archivo de las investigaciones que se le siguen a Usted y su mentora. Vaya uno a saber.
Por otro lado, hay quienes dicen que esa posibilidad es incierta, que para Galán lo evidente es su apoyo al candidato Oviedo. ¡Vaya descalabro!
Si sus expectativas no se cumplen es probable que su eventual precoz partida no sea para asumir
un cargo en la nueva administración, sino para notificarse de un pliego de cargos o una imputación de cargos…Vaya uno a saber.
Ya para qué renuncia señor Secretario, gracias por nada, vaya y disfrute de sus mal merecidas vacaciones, de alguna manera, en algún momento, la justicia los llamará a Usted y a su mentora para que respondan por un largo rosario de faltas, tómese otro traguito, el guayabo a veces puede ser bastante molesto.
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