
El 31 de diciembre no solo marca el final de un año en el calendario humano: también ofrece un espectáculo poco común en el cielo. Esa noche, la Luna se acercará de forma notable a las Pléyades, uno de los cúmulos estelares más brillantes y simbólicos del firmamento. Desde la astronomía es un evento preciso y medible; desde la astrología y la cultura, un momento cargado de significado, ideal para reflexionar sobre cierres, transiciones y nuevos comienzos mientras el cielo parece acompañar ese ritual colectivo.
Pléyades y Luna: el evento astronómico del 31 de diciembre
El 31 de diciembre, la Luna (con cerca del 88 % de iluminación) pasará muy cerca del cúmulo estelar de las Pléyades, ubicado en la constelación de Tauro. En algunas regiones del planeta, este acercamiento será tan exacto que se producirá una ocultación lunar, un fenómeno en el que la Luna cubre gradualmente las estrellas del cúmulo, haciéndolas desaparecer una a una detrás de su borde.
Astronómicamente, este tipo de eventos ocurre porque la Luna se mueve a lo largo de la eclíptica, una franja del cielo por donde también se sitúan muchos objetos brillantes. Aunque las Pléyades están a unos 440 años luz de la Tierra, la Luna, mucho más cercana, actúa como un velo pasajero que interrumpe brevemente su luz. Es un recordatorio visual de cómo el cielo está en constante movimiento, incluso cuando parece inmutable.
¿Cuándo y dónde ver la ocultación lunar de las Pléyades?
El momento exacto del acercamiento máximo ocurre alrededor de las 13:21 GMT, con una distancia angular menor a un grado. La ocultación será visible principalmente en regiones del este de Asia, Japón y gran parte de Rusia, donde la Luna cubrirá varias de las estrellas principales del cúmulo. En otras zonas del mundo no se verá la ocultación completa, pero sí el acercamiento cercano entre ambos objetos, lo que sigue siendo un espectáculo llamativo.

En el hemisferio norte, las Pléyades y la Luna se elevarán antes del anochecer y alcanzarán buena altura durante la tarde-noche. Aunque la luz intensa de la Luna puede dificultar ver las estrellas a simple vista, unos binoculares ayudan a recuperar detalles y a distinguir el cúmulo. Bajo cielos despejados, incluso sin ocultación visible, la escena sigue siendo especial por la alineación y el contexto de la fecha.
¿Qué representa este evento desde la astronomía?
Desde el punto de vista científico, la ocultación lunar permite estudiar con gran precisión la posición y el brillo de las estrellas. Cada desaparición ocurre en un instante exacto, lo que ayuda a refinar mediciones orbitales y a comprender mejor el movimiento lunar. Además, observar cómo la Luna “apaga” momentáneamente un cúmulo tan brillante como las Pléyades refuerza una idea clave: el cielo no es estático, es dinámico y vivo.

Las Pléyades, con una edad de apenas 100 a 125 millones de años, representan estrellas jóvenes en términos cósmicos. Verlas ocultarse justo en el cierre del año crea un contraste poderoso entre la fugacidad de nuestros calendarios y la enorme escala del tiempo astronómico.
El significado astrológico y simbólico del 31 de diciembre
En astrología, las Pléyades han estado asociadas históricamente con sensibilidad, memoria y transformación. Al encontrarse en Tauro, signo vinculado con la estabilidad, los valores y lo material, su interacción con la Luna (símbolo de las emociones y los ciclos internos) se interpreta como un llamado a revisar lo que se queda y lo que se suelta.

Que este encuentro ocurra el 31 de diciembre refuerza su carga simbólica. La Luna cubriendo momentáneamente a las Pléyades puede leerse como un acto de cierre, una pausa antes de que las estrellas vuelvan a brillar plenamente. Para muchas personas, este tipo de eventos funciona como un espejo del proceso personal de despedirse de lo vivido durante el año y prepararse para lo que viene.
Un cielo que acompaña el cierre de ciclos
Más allá de creencias, hay algo profundamente humano en mirar el cielo en fechas clave. Durante miles de años, las Pléyades marcaron calendarios agrícolas, rutas de navegación y momentos de transición. Hoy, en pleno 2025, siguen cumpliendo un papel similar, aunque más simbólico: nos invitan a detenernos y observar.

El 31 de diciembre, mientras el ruido del mundo se prepara para contar los últimos segundos del año, el cielo ofrece su propio ritual silencioso. La cercanía entre la Luna y las Pléyades nos recuerda que todo es cíclico: los días, los años y también las etapas personales. Algunas luces se apagan por un momento, otras reaparecen, y el movimiento continúa.
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/cosmos/ocultacion-lunar-pleyades-31-diciembre/
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