

La exploración espacial siempre se ha contado como una historia de tecnología perfecta y control absoluto, pero a veces la realidad se filtra por las grietas más pequeñas. En 2025, científicos descubrieron 26 nuevas especies de bacterias resistentes en las salas limpias de la NASA, espacios diseñados para ser prácticamente estériles. Este hallazgo no solo desafía lo que creíamos saber sobre limpieza extrema, sino que abre preguntas inquietantes sobre la vida microscópica, la protección planetaria y la posibilidad de contaminar otros mundos. Incluso en los entornos más controlados, la vida insiste en adaptarse.
Bacterias resistentes en la NASA: un hallazgo inesperado
Las llamadas cleanrooms de la NASA son algunos de los lugares más limpios del planeta, creados para evitar que microorganismos terrestres viajen en sondas y robots rumbo a otros planetas. Sin embargo, al analizar muestras recolectadas durante el ensamblaje de la misión Phoenix Mars Lander en 2007, los científicos encontraron algo sorprendente: microbios completamente desconocidos para la ciencia. Gracias a los avances en secuenciación genética, casi dos décadas después fue posible identificar 26 nuevas especies bacterianas que habían logrado sobrevivir durante años en condiciones extremas de limpieza, sequedad y falta de nutrientes.
Lo inquietante no es solo su presencia, sino su persistencia. Estas bacterias no aparecieron de forma aislada, sino repetida, lo que sugiere que no fue un accidente, sino una adaptación silenciosa a uno de los ambientes más hostiles creados por el ser humano.
¿Cómo sobreviven los microbios donde casi no hay vida?
Estas bacterias desarrollaron estrategias dignas de ciencia ficción. Algunas poseen genes capaces de reparar ADN dañado por radiación, otras pueden entrar en estados de dormancia extrema, y varias forman biofilms, capas pegajosas que las anclan a superficies microscópicas. También se detectaron mecanismos de resistencia a productos químicos y a la radiación ultravioleta usada para desinfectar.

En conjunto, estas adaptaciones convierten a estos organismos en auténticos supervivientes. No son abundantes, pero sí persistentes, una combinación que los vuelve especialmente relevantes para la ciencia. Su existencia demuestra que, incluso bajo protocolos estrictos, la vida encuentra caminos para mantenerse activa en silencio.
El riesgo invisible de contaminar otros mundos
El mayor temor de este descubrimiento no es solo microbiológico, sino ético y científico. La exploración espacial se rige por normas de protección planetaria, diseñadas para evitar que la vida terrestre contamine otros planetas como Marte. Si una bacteria puede sobrevivir en una sala limpia, ¿podría también resistir un viaje espacial?

Algunas de estas especies tienen genes relacionados con resistencia al frío extremo, radiación y escasez, condiciones similares a las que enfrentaría un microbio en el espacio o en la superficie marciana. Aunque todavía no se ha probado que puedan sobrevivir en Marte, su sola posibilidad obliga a replantear protocolos. Un solo microorganismo terrestre podría alterar futuras búsquedas de vida extraterrestre, confundiendo resultados científicos durante décadas.
Simular Marte en la Tierra para entender la vida extrema
Para responder a estas preguntas, los investigadores están construyendo una cámara de simulación planetaria en Arabia Saudita. En este espacio se recrearán condiciones similares a las de Marte: baja presión, atmósfera rica en dióxido de carbono, radiación intensa y cambios extremos de temperatura. A partir de 2026, estas bacterias serán sometidas a pruebas que permitirán saber si realmente podrían sobrevivir fuera de la Tierra.

Más allá del riesgo, este experimento también abre una puerta fascinante. Las bacterias resistentes en la NASA podrían tener aplicaciones en biotecnología y medicina, desde nuevos sistemas de reparación celular hasta procesos industriales más eficientes. A veces, los organismos más problemáticos son también los más prometedores.
Cuando la ciencia recuerda que no lo controla todo
Este descubrimiento es un recordatorio incómodo y fascinante: la vida es más terca de lo que imaginamos. Incluso en los espacios más vigilados, un cosmos lleno de secretos microscópicos sigue evolucionando sin pedir permiso. Para la ciencia, estas bacterias no son solo una amenaza potencial, sino una oportunidad para entender mejor los límites de la vida y nuestra responsabilidad al explorar otros mundos.

La aparición de bacterias resistentes en la NASA obliga a repensar cómo entendemos la esterilidad, la exploración espacial y la relación entre la Tierra y otros planetas. Estos microbios invisibles nos recuerdan que la vida no solo busca sobrevivir, sino adaptarse a cualquier rincón posible, incluso en salas diseñadas para eliminarla. En un universo que apenas comenzamos a explorar, ¿estamos realmente preparados para controlar lo que llevamos con nosotros más allá de la Tierra?
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/sci-innovacion/26-nuevas-especies-bacterias-nasa/
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