Mundo | La máquina que nadie mira en el gimnasio y que cambió el cuerpo de Ed Sheeran: cómo perdió 14 kilos, ganó resistencia y redefinió su forma de vivir a los 34 años

Ed Sheeran está en la mejor forma de su vida a los 34 años. Foto:@menshealthuk
Durante mucho tiempo, Ed Sheeran fue el ejemplo perfecto de un artista capaz de sostener una carrera global sin preguntarse demasiado por el costo físico que eso implicaba. Giras interminables, vuelos constantes, noches sin dormir y una rutina desordenada marcaron buena parte de sus veintes. El éxito crecía, pero la relación con su propio cuerpo se deterioraba. Él mismo lo ha contado sin rodeos: se miraba al espejo y no se sentía bien, acumulando cansancio, hábitos poco saludables y una sensación persistente de desgaste. Nada parecía urgente hasta que la vida le planteó una pregunta imposible de esquivar.
La paternidad fue el punto de inflexión. No hubo una meta estética ni una portada en juego, sino una inquietud tan simple como profunda: si iba a poder cargar a su hija sin dolor, sin fatiga, sin sentirse limitado. Esa reflexión cambió todo. A partir de ahí, Sheeran empezó a ordenar su vida con una lógica distinta. Redujo el consumo de alcohol, ajustó su alimentación y decidió tomarse en serio el entrenamiento físico, no como un complemento, sino como una herramienta esencial para sostener su carrera y su vida personal.
En ese proceso apareció un protagonista inesperado. No fue la caminadora, ni las pesas clásicas, ni las rutinas de alta intensidad que dominan las redes sociales. Fue una máquina que muchos pasan por alto en el gimnasio, asociada erróneamente con ejercicios suaves o de rehabilitación: el Pilates reformer. Para Sheeran, lejos de ser un entrenamiento liviano, se convirtió en un desafío físico integral. La combinación de muelles, plataformas móviles y control corporal extremo activó músculos que no sabía que existían, fortaleció su centro, mejoró su postura y le permitió entrenar con intensidad sin castigar las articulaciones.
El resultado fue una transformación sostenida. Catorce kilos menos, pero sobre todo un cuerpo más fuerte, más resistente y funcional. Hoy su rutina combina sesiones de pesas, running y Pilates reformer, incluso cuando está de gira. No siempre tiene ganas. No siempre llega descansado. Pero entiende que la constancia es la única manera de rendir noche tras noche. “Después de un show, lo último que querría hacer es press de banca o peso muerto. Esto me permite esforzarme de verdad y sentir que progreso, pero con estiramientos incluidos”, explicó en una entrevista reciente.
El cambio no se limitó al gimnasio. Ajustó su forma de comer, priorizó la recuperación y aprendió a escuchar al cuerpo. Esa disciplina se refleja claramente sobre el escenario. Durante más de dos horas, Sheeran canta y se mueve sin pausa sobre una pasarela circular que rodea al público, manteniendo la energía y la precisión vocal como si el cansancio no existiera. La resistencia que ganó con el reformer y su plan de entrenamiento integral se volvió una ventaja silenciosa, pero decisiva.
El músico británico también reconoce que observar a deportistas de élite y a colegas como Stormzy lo ayudó a entender algo clave: estar en la cima exige cuidar el cuerpo como lo haría un atleta profesional. Dormir bien, entrenar con inteligencia y sostener el rendimiento bajo presión no es un lujo, es parte del trabajo. En ese sentido, se siente cada vez más identificado con entrenadores y deportistas que viven de rendir al máximo cuando las luces se encienden.
Su transformación va mucho más allá del relato típico del “famoso que se pone en forma”. Es una historia sobre constancia, madurez y decisiones sostenidas en el tiempo. Una demostración de que una herramienta subestimada, utilizada con disciplina y coherencia, puede cambiar por completo la salud, la autoestima y la manera de enfrentar las exigencias del trabajo y la familia. Ed Sheeran lo resume sin épica innecesaria, pero con convicción: cuidar el cuerpo no es vanidad, es una forma concreta de estar presente, de rendir mejor y de ser, al mismo tiempo, un mejor padre y un mejor artista.
carloscastaneda@prensamercosur.org
