
Imagen La Silla Vacía
Durante días se ha intentado instalar una versión imprecisa sobre el origen del auxilio de 230.000 pesos, una narrativa que no resiste el contraste con los hechos. Este apoyo económico no fue otorgado por ninguna alcaldía; fue el resultado de un proceso social amplio, sostenido y profundamente articulado que se gestó a través de las jornadas desarrolladas entre los meses de agosto y diciembre, en el marco de lo que hoy se conoce como el Pilar Solidario. Se trata de una iniciativa que nació del trabajo constante en el territorio, del diálogo directo con las comunidades y de una visión de política social que prioriza la dignidad, la inclusión y la corresponsabilidad.
El Pilar Solidario no fue un anuncio aislado ni una medida coyuntural. Fue una estrategia construida paso a paso, con presencia real en las regiones, que permitió identificar necesidades urgentes y canalizar respuestas concretas para miles de personas en situación de vulnerabilidad. Detrás de este esfuerzo se encuentra la labor decidida del Departamento de Prosperidad Social, bajo la dirección de Mauro Rodríguez Amaya, cuya gestión ha estado marcada por la coordinación efectiva, la transparencia y el compromiso con los sectores históricamente más golpeados por la desigualdad. Su liderazgo permitió que las jornadas no se quedaran en el papel, sino que se tradujeran en alivio real para las familias beneficiarias.
Igualmente fundamental fue el papel de los líderes y lideresas sociales de todo el país, quienes se convirtieron en el puente entre las instituciones y las comunidades. Su conocimiento del territorio, su credibilidad y su vocación de servicio hicieron posible que el auxilio llegara a quienes realmente lo necesitaban, sin intermediaciones políticas ni distorsiones administrativas. Este trabajo colectivo demuestra que cuando el Estado y la sociedad civil actúan de manera coordinada, los resultados trascienden cualquier cálculo local y se convierten en un mensaje claro de justicia social.
El auxilio de 230.000 pesos es, en esencia, la expresión de una política pública que se construyó desde abajo, con enfoque humano y sentido nacional. Reconocer su verdadero origen no es solo un ejercicio de precisión informativa, sino un acto de respeto hacia quienes hicieron posible esta respuesta solidaria. En un contexto regional y global donde la confianza ciudadana es un bien cada vez más escaso, experiencias como el Pilar Solidario confirman que el trabajo serio, sostenido y colectivo sigue siendo la vía más efectiva para transformar realidades.
carloscastaneda@prensamercosur.org
