
Las chinches de cama o Cimex lectularius son pequeños insectos que se alimentan de la sangre de las personas, aunque también pueden picar a otros mamíferos o aves.
Ya los antiguos egipcios, hace 3.500 años, tuvieron que convivir con este molesto parásito, que suele picar por las noches.
Aunque la introducción de pesticidas a mediados del siglo pasado redujo mucho su incidencia, en los últimos años, sus infestaciones se han vuelto cada vez más frecuentes en los países desarrollados.
Ello se explica, en parte, por la mayor movilidad internacional de la población, la mayor densidad de población en las grandes ciudades, el aumento de la resistencia de estos parásitos a algunos pesticidas y la prohibición de otros.
Sanidad ambiental alerta de que el aumento de viajes y reuniones favorece la dispersión de chinches de cama incluso en invierno.
Las chinches de cama no desaparecen en invierno
La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) ha hecho un llamamiento urgente para concienciar de que «las chinches no cogen vacaciones de Navidad» porque continúan activas durante el invierno y «el trasiego típico de estas semanas multiplica las posibilidades de dispersión».
Pese a su tamaño diminuto, entre 5 y 6 milímetros, las chinches de cama son hoy uno de los problemas de salud pública más extendidos a nivel internacional, según un comunicado difundido por esta entidad, como demuestra el hecho de que «su resurgimiento en Europa desde los años 90 no ha dejado de crecer«.
El presidente de Anecpla, Sergio Monge, alerta de que, aunque «existe la percepción de que con el frío desaparecen, no es cierto» pues continúan activas y «pueden viajar fácilmente escondidas entre la ropa o el equipaje» debido a su minúscula envergadura por lo que los viajes navideños pueden acabar en infestaciones en los hogares.
Viajes y reuniones: el principal motor de dispersión
Por ello «es fundamental revisar las instalaciones al llegar a cualquier alojamiento» pues pueden aparecer incluso en los más lujosos, ya que la población de chinches aumenta en torno a un 500 % cada año «favorecida por la globalización, el tránsito constante de viajeros y el cambio climático».
Anecpla recomienda revisar puntos como los colchones, las sábanas, las almohadas y, en general, zonas textiles, así como detectar signos de presencia como huevos blanquecinos, pequeñas manchas negras -excrementos- o pequeñas manchas de sangre y evitar colocar la maleta directamente sobre la cama.
También hay que extremar las precauciones al deshacer la maleta en casa y revisar cualquier tejido, algo que «puede resultar tedioso pero es mucho más recomendable que tener que enfrentarse a una infestación ya establecida«, añade Monge.
Al menor indicio, recomienda no utilizar insecticidas domésticos, pues pueden dispersar su presencia y agravar el problema, sino contactar con una empresa profesional de gestión de plagas.
Las chinches de cama se alimentan fundamentalmenta de sangre humana y sus picaduras pueden generar reacciones alergias, insomnio, ansiedad y un notable impacto emocional y, además «se trata de una de las plagas más difíciles de eliminar«.
Jordi Company
Fuente de esta noticia: https://www.ecoticias.com/naturaleza/chinches-de-cama-navidad-viajes-infestaciones
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