

La Navidad suele asociarse con abundancia, unión y celebración, pero también deja una huella silenciosa que rara vez se discute: la basura navideña. Cada diciembre, la cantidad de residuos aumenta de forma significativa debido al consumo intensivo, los empaques y el desperdicio de alimentos, generando una presión adicional sobre sistemas de manejo de residuos ya saturados. Este fenómeno no es anecdótico ni aislado, sino un patrón repetido año tras año que tiene consecuencias ambientales, sociales y económicas.
Basura navideña y su aumento en fin de año
Durante las celebraciones decembrinas, la generación de residuos se incrementa de manera notable. En ciudades de Latinoamérica, los desechos aumentan en promedio un 30% entre Navidad y Año Nuevo, según datos de autoridades ambientales y servicios urbanos. En la Ciudad de México, por ejemplo, se producen más de 4,000 toneladas adicionales de basura cada día durante estas fechas, una carga extraordinaria para los sistemas de recolección y disposición final.
Este aumento responde a un cambio temporal en los hábitos de consumo. Se compra más, se cocina en exceso y se prioriza la comodidad sobre la reutilización. La basura navideña no surge de manera espontánea, sino como resultado directo de prácticas normalizadas que, aunque duren unas semanas, tienen impactos que se extienden mucho más allá del calendario festivo.
Cartón, vidrio y comida: los residuos que más crecen
Entre los residuos que más aumentan en diciembre destaca el cartón, impulsado principalmente por envolturas y cajas de regalos. Se estima que este material incrementa hasta un 35%, especialmente por empaques de un solo uso que podrían reciclarse, pero que a menudo terminan mezclados con basura orgánica. Cada capa de papel brillante, cinta adhesiva o caja innecesaria suma volumen a un problema ya existente.

El vidrio también presenta un crecimiento considerable. Las botellas utilizadas en brindis y reuniones provocan un aumento cercano al 50% de este residuo. Aunque el vidrio es 100% reciclable, su correcta recuperación depende de la separación adecuada. A esto se suma el desperdicio de alimentos: diversos estudios indican que hasta el 40% de la comida preparada en estas fechas termina en la basura, representando una pérdida de recursos naturales, energía y agua.
El impacto ambiental de la basura navideña
La basura navideña no desaparece cuando se saca a la calle. Gran parte termina en rellenos sanitarios que ya operan al límite de su capacidad, donde los residuos orgánicos generan metano, un gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento mucho mayor que el dióxido de carbono. Este proceso contribuye de forma directa al cambio climático, incluso cuando ocurre lejos de la vista cotidiana.

Además, muchos de los residuos típicos de estas fechas (plásticos, decoraciones sintéticas, envolturas metalizadas) pueden tardar décadas o siglos en degradarse. Lo que se utiliza durante unas horas puede permanecer en el ambiente durante generaciones, contaminando suelos y cuerpos de agua. La basura navideña es, en ese sentido, un recordatorio de cómo el consumo temporal puede generar consecuencias permanentes.
Prácticas sencillas para reducir la basura navideña
Reducir la basura navideña no implica renunciar a las celebraciones, sino repensar ciertos hábitos. Evitar el uso de desechables en reuniones y optar por utensilios reutilizables puede disminuir de manera inmediata la cantidad de residuos generados. Asimismo, fomentar que cada persona lleve su propio recipiente ayuda a reducir empaques innecesarios y facilita el aprovechamiento de alimentos.

Otra práctica efectiva es reducir o reutilizar envolturas. Regalar sin empaque o utilizar papel, tela o bolsas existentes evita toneladas de cartón y papel de un solo uso. En el caso de la comida, planear mejor las porciones y priorizar el consumo de sobras puede marcar la diferencia entre alimentar y desperdiciar. Son acciones simples, pero acumulativas, que tienen un impacto real cuando se adoptan de forma colectiva.

La basura navideña es una consecuencia directa de cómo se vive y se organiza el consumo durante las fiestas de fin de año. Los datos muestran aumentos claros en cartón, vidrio y desperdicio de alimentos, así como un impacto ambiental que no se limita a diciembre. Reconocer este problema no busca despojar a la Navidad de su significado, sino invitar a una celebración más consciente y responsable. Si año tras año repetimos los mismos patrones, ¿qué huella estamos dejando más allá de las luces y los regalos?
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/medio-ambiente/tips-reducir-basura-navidena/
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