
El áspic de verduras y pollo es una de esas recetas que hoy suenan antiguas, pero que durante años fue habitual en celebraciones, comidas familiares y mesas frías. No era raro verlo en Navidad, en comidas importantes o cuando se quería dejar algo preparado con antelación y servirlo sin prisas.
Quizá por eso, cuando hablamos de áspic, a muchos les viene a la cabeza una cocina más clásica, de recetarios de antes, donde el caldo se hacía en casa y se aprovechaba todo. No es un plato complicado, pero sí requiere entender bien cómo funciona el caldo y por qué cuaja sin necesidad de gelatinas industriales en su versión más tradicional.
En este artículo vamos a ver qué es exactamente el áspic de verduras y pollo, de dónde viene, cómo se prepara siguiendo la receta tradicional y qué aporta a nivel nutricional, además de algunos consejos prácticos para que salga bien a la primera.
¿Qué es el áspic de verduras y pollo?
El áspic es un plato frío elaborado a partir de caldo que se solidifica al enfriarse, envolviendo carne, verduras u otros ingredientes. En el caso del áspic de verduras y pollo, el protagonista es un buen caldo de pollo rico en colágeno, que al reposar en frío se transforma en una gelatina natural.
No hay que confundir el áspic con una gelatina salada hecha a base de sobres comerciales. En la receta tradicional, el cuajado se consigue gracias al colágeno que sueltan los huesos, la piel y los cartílagos del pollo durante una cocción lenta. Si el caldo está bien hecho, no hace falta añadir nada más.
El resultado es un plato compacto pero delicado, que se corta limpio, se sirve frío y combina la suavidad del pollo con el punto fresco de las verduras.
Origen y tradición del áspic
El áspic tiene su origen en la cocina europea clásica, especialmente en Francia, donde se utilizaba como técnica para conservar y presentar carnes y pescados. Con el tiempo, esta forma de cocinar se extendió a otros países y acabó llegando a la cocina doméstica.
En España, el áspic se integró sobre todo en recetarios de cocina tradicional y festiva, ligado a celebraciones y comidas especiales. Era práctico, se podía preparar con antelación y permitía aprovechar bien los ingredientes del caldo.
Durante décadas fue habitual en buffets fríos, mesas de Navidad y comidas familiares, aunque con el tiempo fue perdiendo presencia frente a recetas más rápidas. Aun así, sigue siendo un ejemplo claro de cocina de aprovechamiento bien entendida.
Ingredientes tradicionales del áspic de verduras y pollo
En la versión clásica, los ingredientes son sencillos y muy reconocibles:
– Pollo, normalmente muslos, contramuslos o una carcasa completa, porque aportan más gelatina
– Verduras como zanahoria, guisantes, judías verdes o apio
– Cebolla y puerro, para aromatizar el caldo
– Sal al gusto
– Agua, sin prisas y en cantidad justa
La clave está en el caldo. Cuanto más rico en colágeno, mejor cuajará después. Por eso se utilizan piezas con hueso y piel y se cuece a fuego suave durante bastante tiempo.
Receta tradicional de áspic de verduras y pollo
Ingredientes
- 1 pollo pequeño o 2 muslos grandes con piel y huesos
- 2 zanahorias medianas
- 150 g de guisantes
- 1 cebolla
- 1 hoja de laurel
- Sal al gusto
- Agua
Cómo hacer áspic de pollo y verduras
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Cómo hacer el caldo base del áspic
Colocamos en una olla amplia el muslo de pollo, la carcasa si la usamos, la cebolla entera, la zanahoria pelada y la hoja de laurel. Cubrimos justo con agua fría, sin pasarnos, porque un caldo demasiado aguado no cuajará bien después. - Llevamos a ebullición y, en cuanto empiece a hervir, bajamos el fuego al mínimo. Retiramos con cuidado la espuma que sube a la superficie; este paso es clave para que el áspic quede limpio y transparente.
- Dejamos cocer a fuego muy suave durante unas 2 horas. No debe hervir fuerte en ningún momento. El objetivo es que el pollo suelte colágeno, no que el caldo se enturbie.
- Pasado ese tiempo, apagamos el fuego y colamos el caldo. Lo dejamos reposar unos minutos y retiramos parte de la grasa de la superficie. Si al enfriarse ligeramente notamos que empieza a gelatinizar, vamos por buen camino.
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Montaje del áspic

Desmenuzamos el pollo, retirando piel y huesos. -

Cortamos la zanahoria en dados pequeños. Repartimos el pollo desmenuzado en los moldes. Añadimos los dados de zanahoria y los guisantes, procurando que queden bien distribuidos y visibles desde fuera. -

Cubrimos con el caldo caliente, lo justo para que todo quede integrado, sin exceso de líquido. Dejamos templar a temperatura ambiente y llevamos a la nevera al menos 6 horas, mejor de un día para otro. -

Una vez bien cuajado, desmoldamos con cuidado y servimos.
Consejos para que el áspic quede perfecto
Antes de entrar en detalles, conviene tener claras dos cosas: un buen caldo y paciencia. A partir de ahí, estos consejos ayudan mucho.
- Usa piezas de pollo con hueso y piel para asegurar el cuajado
- No hiervas fuerte el caldo; el fuego suave mantiene el caldo más limpio
- Retira bien la grasa superficial para que el áspic quede más claro
- Si dudas de que el caldo cuaje, puedes hacer una pequeña prueba en frío antes de montar el molde
- Para desmoldar, pasa el molde unos segundos por agua caliente y vuelca con cuidado
Beneficios del áspic de verduras y pollo
El áspic de verduras y pollo no es solo una receta tradicional, también tiene bastantes puntos a favor desde el punto de vista nutricional.
- El pollo aporta proteínas de buena calidad, necesarias para el mantenimiento de la masa muscular y la sensación de saciedad. Al ir cocido, resulta además fácil de digerir.
- El caldo casero es rico en colágeno, que procede de los huesos y cartílagos. Aunque no es milagroso, el colágeno forma parte de una alimentación variada y es interesante dentro de una dieta equilibrada.
- Las verduras suman vitaminas, minerales y fibra, ayudando a que el plato sea más completo y ligero. Además, al servirse frío y sin frituras, es una opción con pocas calorías.
Todo esto hace que el áspic encaje bien como entrante o primer plato, especialmente cuando se busca algo rico pero nutritivo.
Cómo servir y acompañar el áspic
El áspic se sirve siempre bien frío, recién sacado de la nevera. Puede acompañarse con una ensalada sencilla, una vinagreta suave o incluso un poco de mayonesa casera si se quiere algo más clásico.
Es perfecto como entrante en comidas especiales, en mesas frías o cuando se necesita dejar el plato preparado con antelación y olvidarse hasta el momento de servir.
Es obvio que no es algo que vayas a hacer un martes cualquiera, ¿quién tiene tiempo para eso? Pero sigue teniendo su sitio, sobre todo cuando te lías la manta a la cabeza para una comida especial. Y es que cuando lo clavas, con un caldo que sepa a gloria bendita y sin atajos, ese resultado sólido y frío te demuestra por qué, en los años buenos, era el señor de las mesas importantes. Al final, no estaba tan equivocado ese clásico que se nos hizo tan cuesta arriba.
Pequerecetas
Fuente de esta noticia: https://www.pequerecetas.com/receta/aspic-de-verduras-y-pollo/
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