

Polillas bebiendo lágrimas de un alce en un bosque de Estados Unidos es un hecho real que ha captado la atención de la ciencia. El comportamiento fue registrado en 2024 mediante cámaras de monitoreo de fauna silvestre y corresponde a un fenómeno conocido como lachrifagia, rara vez documentado en regiones templadas. Este hallazgo amplía el conocimiento sobre las interacciones entre insectos y grandes mamíferos, y sugiere que aún existen procesos ecológicos poco comprendidos incluso en ecosistemas ampliamente estudiados.
Polillas y alces: un encuentro inesperado bajo el bosque nocturno
El registro ocurrió el 19 de junio de 2024 en el Bosque Nacional de las Montañas Verdes, en Vermont. Cámaras automáticas instaladas por el Departamento de Pesca y Vida Silvestre captaron a un alce inmóvil mientras varias polillas se posaban alrededor de sus ojos. En una secuencia de más de 80 imágenes, los insectos parecían extraer directamente las lágrimas del animal durante sus hábitos nocturnos.
Laurence Clarfeld, científico ambiental de la Universidad de Vermont, explicó que el fenómeno no fue evidente de inmediato. El análisis detallado permitió identificar a las polillas alimentándose de las secreciones oculares, lo que representa el primer registro de lachrifagia en alces y uno de los pocos documentados fuera de zonas tropicales.
¿Qué es la lachrifagia y por qué ocurre en animales?
La lachrifagia es una conducta en la que ciertos insectos se alimentan de lágrimas de vertebrados. Aunque poco conocida, ha sido observada en abejas bebiendo lágrimas de tortugas en Ecuador, polillas alimentándose de aves en Sudamérica y otros casos aislados en Asia y África.

Desde un punto de vista biológico, esta conducta responde a la necesidad de obtener sodio, proteínas y minerales esenciales. Según el biólogo Leandro Moraes, de la Universidad de São Paulo, los fluidos de vertebrados representan una fuente alternativa de nutrientes cuando otros recursos son limitados. Esta estrategia se relaciona con el comportamiento conocido como puddling, común en mariposas y polillas.
¿Por qué este registro en Estados Unidos es relevante?
La mayoría de los registros de lachrifagia provienen de regiones tropicales y subtropicales, donde la biodiversidad de insectos es mayor. El caso documentado en Vermont marca una excepción importante, al demostrar que este comportamiento también ocurre en ecosistemas templados y en especies de gran tamaño como los alces.
Antes de este hallazgo, solo existía un antecedente fuera de los trópicos: una polilla alimentándose de lágrimas de un caballo en Arkansas. Para los especialistas, esto sugiere que la lachrifagia podría estar subregistrada y no necesariamente ser un comportamiento raro, sino poco observado debido a su carácter discreto y nocturno.
Implicaciones para la salud animal y la investigación científica
Aunque el fenómeno resulta llamativo, los científicos aún no han determinado si la presencia de polillas en los ojos de los animales representa un riesgo directo. Existe la hipótesis de que estas interacciones podrían facilitar la transmisión de patógenos asociados a enfermedades oculares, como la queratoconjuntivitis.

Hasta el momento, no hay evidencia concluyente de daños en los animales observados. Sin embargo, el hallazgo abre nuevas líneas de investigación sobre relaciones ecológicas poco visibles y subraya la importancia del monitoreo continuo de la fauna para comprender mejor los equilibrios naturales.
Un comportamiento que podría ser más común de lo que se cree
El uso de cámaras trampa y tecnologías de monitoreo pasivo ha permitido revelar conductas que antes pasaban inadvertidas. En el caso de la lachrifagia, su carácter nocturno y breve dificulta la observación directa en campo. Los científicos consideran que este tipo de interacciones podrían ocurrir con mayor frecuencia en zonas boscosas donde insectos y grandes mamíferos comparten espacios durante la noche.

Además, factores ambientales como la disponibilidad de minerales en el suelo o cambios estacionales podrían influir en que los insectos recurran a fluidos animales como fuente nutricional. Estos hallazgos refuerzan la importancia de ampliar los estudios ecológicos de largo plazo para comprender mejor la complejidad de los ecosistemas naturales.

El registro de polillas bebiendo lágrimas de alces en Estados Unidos revela que la naturaleza aún alberga comportamientos sorprendentes y poco documentados. Este hallazgo amplía el conocimiento científico sobre la lachrifagia y plantea nuevas preguntas sobre cómo insectos y mamíferos interactúan en distintos ecosistemas. A medida que la observación científica se profundiza, queda claro que incluso en ambientes conocidos, todavía hay fenómenos esperando ser comprendidos.
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/medio-ambiente/natura/polillas-beben-lagrimas-alces/
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