
El plan ambiental de Kast ha generado preocupación en distintos sectores ambientales, científicos y de protección animal, no solo en Chile, sino también como un ejemplo de una tendencia que se repite en varios países: priorizar el crecimiento económico mientras se debilitan las salvaguardas ambientales. En un contexto global marcado por crisis climática, pérdida acelerada de biodiversidad y estrés hídrico, las decisiones sobre regulación ambiental dejan de ser técnicas y se vuelven profundamente éticas.
¿Qué propone el plan ambiental de Kast?
Uno de los ejes centrales del plan ambiental de Kast es la simplificación de regulaciones y trámites ambientales, junto con una reforma al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). El argumento oficial es que los procesos actuales generan incertidumbre y retrasan proyectos de inversión.
Sin embargo, la evaluación ambiental existe precisamente para identificar, prevenir y mitigar impactos sobre ecosistemas, fauna, comunidades y recursos naturales. El plan propone reemplazar algunos permisos por declaraciones previas, lo que reduce la revisión técnica y el control independiente. También plantea modificar guías e instructivos ambientales, documentos que hoy orientan evaluaciones sobre ruido, afectación a fauna silvestre, cercanía a áreas protegidas y proyectos sin normativa específica. Debilitar estas herramientas puede traducirse en menor protección efectiva del ambiente.
Minería y extractivismo: una apuesta de alto impacto
En materia de minería, el programa busca fomentar la exploración minera mediante la creación de un repositorio digital de información geológica. Si bien el acceso a información puede ser positivo, el problema surge cuando se incentiva la exploración sin fortalecer paralelamente los estándares ambientales.

La minería es una de las actividades con mayor huella ecológica: uso intensivo de agua, fragmentación de hábitats, generación de relaves y afectación a fauna y flora. En regiones ya presionadas por la escasez hídrica y la degradación de suelos, promover la exploración sin un enfoque ecosistémico puede profundizar daños irreversibles. Este dilema no es exclusivo de Chile; se replica en América Latina, África y Asia, donde el extractivismo avanza más rápido que la protección ambiental.
Agua y agricultura: producción frente a límites naturales
El plan ambiental de Kast también plantea reformar la gestión del agua para uso agrícola y ampliar la superficie de riego destinada a la producción nacional. El desafío es que estas propuestas se presentan en un escenario de crisis hídrica prolongada, donde ríos, acuíferos y humedales están al límite.

Desde una perspectiva ambiental, el agua no es solo un insumo productivo: es un elemento vital para ecosistemas completos, especies animales y comunidades humanas. Expandir el riego sin una estrategia clara de restauración de cuencas, protección de humedales y adaptación climática puede agravar la desertificación y la pérdida de biodiversidad, un fenómeno que ya afecta a múltiples regiones del planeta.
Energía renovable: avances que requieren coherencia ambiental
En el área energética, el programa propone diversificar tecnologías, expandir energías renovables e impulsar una inversión masiva en sistemas de almacenamiento. Estos puntos coinciden con recomendaciones científicas internacionales para avanzar hacia una transición energética.

No obstante, el desarrollo de energías renovables también requiere evaluaciones ambientales rigurosas. Proyectos mal ubicados pueden afectar rutas migratorias de aves, ecosistemas marinos o territorios sensibles. La contradicción aparece cuando se promueve la transición energética mientras se flexibilizan los mecanismos de evaluación, debilitando la protección ambiental que debería acompañarla.
Lo que el plan ambiental de Kast no aborda
Uno de los aspectos más críticos es lo que no aparece en el programa. No existen propuestas específicas sobre cambio climático, pese a que organismos internacionales advierten que esta es la principal amenaza ambiental del siglo. Tampoco hay lineamientos claros sobre biodiversidad, protección de bosques, pesca y acuicultura, sectores clave para la estabilidad ecológica global.

En cuanto a los animales, organizaciones especializadas han señalado la ausencia de políticas de bienestar y protección animal. El propio presidente electo ha cuestionado el animalismo, considerándolo un obstáculo para el desarrollo. Desde una mirada ambiental integral, esta postura ignora que la protección animal está directamente vinculada a la salud de los ecosistemas y a la ética ambiental contemporánea.

El plan ambiental de Kast refleja una visión donde el crecimiento económico se posiciona por sobre los límites ecológicos y el bienestar animal. En un planeta que enfrenta sequías, incendios, extinción de especies y colapso de ecosistemas, reducir regulaciones no es una decisión neutral, sino una que redefine qué y a quién se protege. La pregunta que queda abierta no es solo qué modelo ambiental se impulsa en un país, sino qué tipo de relación con la naturaleza estamos dispuestos a normalizar a escala global.
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/medio-ambiente/kast-nuevo-presidente-chile-ambiente/
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