
Un escándalo ha sacudido las relaciones comerciales entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur tras el hallazgo de una hormona de crecimiento prohibida, considerada como «completamente cancerígena» por las autoridades científicas europeas, en carne bovina brasileña importada a Europa. Este descubrimiento ha desatado un llamado a la acción y ha intensificado el rechazo al acuerdo comercial propuesto entre ambas regiones.
La sustancia en cuestión es el estradiol-17β, un compuesto prohibido en la UE desde 1981 debido a su clasificación como un «carcinógeno completo», capaz de iniciar y promover tumores. La presencia de esta hormona fue detectada en carne bovina congelada procedente de Brasil y distribuida en Italia, lo que llevó a un retiro inmediato del producto y a encender alarmas sobre la seguridad alimentaria.
Preocupaciones crecientes sobre el acuerdo Mercosur-UE
El hallazgo ha exacerbado las tensiones en torno al acuerdo comercial entre la UE y los países del Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), que busca consolidar una de las mayores asociaciones económicas del mundo. Aunque se alcanzó un avance político en diciembre de 2024, la ratificación del acuerdo enfrenta crecientes obstáculos, especialmente desde que surgieron preocupaciones relacionadas con la salud pública, el medio ambiente y la competencia justa.
Líderes agrícolas y legisladores europeos, particularmente en Irlanda, han expresado su rechazo al acuerdo. Francie Gorman, presidente de la Asociación de Agricultores Irlandeses (IFA, por sus siglas en inglés), calificó el descubrimiento de la hormona como un «serio alerta» para quienes apoyan el pacto comercial con el Mercosur. Gorman enfatizó que las garantías sobre los controles de calidad «no se están cumpliendo» y pidió detener urgentemente la entrada de carne bovina brasileña a la UE.
«Este hallazgo demuestra que los controles que se nos habían asegurado simplemente no existen», afirmó Gorman. «Es inaceptable que se permita la entrada de carne producida bajo estándares que no cumplen con las normativas europeas. Esto pone en riesgo no solo la salud pública, sino también la integridad de nuestros agricultores».
Críticas a la Comisión Europea
El eurodiputado irlandés Billy Kelleher del partido Fianna Fáil también expresó su oposición al acuerdo comercial, calificando como «inaceptable» la inclusión de carne bovina brasileña en los términos actuales del pacto. Según Kelleher, los recientes incidentes de retiro de productos cárnicos brasileños debido a hormonas prohibidas y el uso descontrolado de antibióticos son pruebas claras de que los sistemas de control en Brasil no son confiables.
Además, Kelleher advirtió sobre las implicaciones ambientales y sociales del aumento de las exportaciones de carne brasileña hacia Europa. «El incremento de estas importaciones contribuirá a una mayor destrucción de la selva amazónica y al desplazamiento de comunidades indígenas. Esto no solo es un problema ambiental, sino también una cuestión moral y ética», señaló.
El eurodiputado también criticó a la Comisión Europea por priorizar beneficios para sectores como el automotriz a costa de sacrificar la agricultura europea. «Se han hecho concesiones inaceptables en el segmento de carne bovina para cerrar un acuerdo que favorece otros sectores económicos. Esto es algo con lo que no puedo estar de acuerdo», concluyó.
Reacciones en cadena
El reciente retiro de carne brasileña contaminada ha provocado una investigación conjunta entre la IFA y el medio Irish Farmers Journal, que ha revelado preocupantes deficiencias en los estándares de producción y control en Brasil. Adam Woods, editor adjunto del periódico, subrayó que los agricultores europeos exigen condiciones equitativas en el comercio.
«Queremos que cualquier carne bovina que entre en la UE cumpla con los mismos estándares rigurosos que seguimos aquí», expresó Woods. «No podemos permitir que productos que no cumplen con nuestras regulaciones compitan deslealmente con nuestra producción local».
Futuro incierto para el acuerdo
La Comisión Europea tiene previsto presentar las propuestas finales para la firma del acuerdo en septiembre de 2025, pero la creciente oposición podría poner en peligro su ratificación. El Parlamento Europeo votará próximamente sobre las medidas de salvaguarda propuestas, mientras que los críticos presionan para excluir completamente las importaciones alimentarias del pacto.
Con una resistencia cada vez mayor entre los legisladores europeos y las organizaciones agrícolas, el futuro del acuerdo comercial Mercosur-UE parece incierto. Las preocupaciones sobre la salud pública, el medio ambiente y la competencia justa están configurando un debate intenso que podría redefinir las relaciones comerciales entre ambas regiones.
Mientras tanto, los consumidores europeos observan con atención el desarrollo de estos acontecimientos, exigiendo mayores garantías sobre la calidad y seguridad de los productos importados. Para muchos, este incidente no solo pone en jaque el acuerdo comercial, sino también la confianza en los sistemas regulatorios internacionales encargados de proteger su salud y bienestar.
