
La fiebre aftosa, una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a animales de pezuña hendida como bovinos, porcinos, ovinos y caprinos, sigue siendo un tema prioritario en la agenda sanitaria y comercial de Argentina. Aunque en la actualidad no hay circulación viral activa en el Mercosur, las autoridades y el sector ganadero insisten en la importancia de mantener las medidas preventivas, especialmente la vacunación sistemática.
¿Qué es la fiebre aftosa y por qué es crucial prevenirla?
La fiebre aftosa se caracteriza por la aparición de úlceras dolorosas en la boca, las pezuñas y las ubres de los animales afectados. Esto genera pérdida de peso, disminución en la producción de leche y un impacto significativo en su bienestar. Si bien esta enfermedad no representa un riesgo para la salud humana, su propagación puede tener consecuencias económicas devastadoras, afectando la comercialización de los animales y sus productos derivados.
En este contexto, Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa de las Carnes de Argentina, enfatizó en una entrevista radial que el control de la fiebre aftosa debe ser continuo. Según el especialista, “el control va a seguir toda la vida, porque no hay enfermedades erradicadas completamente de la faz de la tierra”. Por ello, considera esencial estar preparados para actuar rápidamente en caso de que se presente una crisis sanitaria.
La importancia de la vacunación preventiva
Argentina ha sido certificada como país libre de fiebre aftosa por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), y desde el último brote registrado en 2001, el país ha mantenido estrictos protocolos de vacunación. Esta estrategia no solo garantiza la protección del ganado local, sino que también asegura la estabilidad económica y comercial del sector.
Chiesa destacó que la vacuna utilizada en Argentina es “altamente exitosa” y que el proceso de inmunización preventiva se realiza de manera eficiente gracias a un esfuerzo conjunto entre organismos públicos y privados. Este enfoque colaborativo ha permitido mantener al país libre del virus por más de dos décadas.
A pesar de que algunos países del Mercosur, como Brasil, han optado por suspender la vacunación en ciertas regiones, Argentina ha decidido continuar con esta práctica. Según Chiesa, esta decisión responde a una visión pragmática: “No tenemos ningún beneficio económico por dejar de vacunar. Sigamos haciéndolo porque lo sabemos hacer bien”.
Comparativa con otros países del Mercosur
La decisión de Brasil de dejar de vacunar ha generado debates en el ámbito ganadero regional. Si bien esta estrategia busca reducir costos a largo plazo, también implica un aumento significativo en los gastos asociados a la vigilancia epidemiológica. Según Chiesa, este proceso puede resultar más costoso y complejo que la vacunación preventiva.
En contraste, los productores argentinos valoran la practicidad y efectividad del sistema actual. “No veo ninguna razón por la cual dejar de vacunar”, afirmó Chiesa, destacando que esta medida no solo protege al ganado local, sino que también reduce el riesgo de epidemias que podrían tener consecuencias económicas devastadoras.
Lecciones del pasado: el brote de 2001
El último brote de fiebre aftosa en Argentina ocurrió en 2001 y tuvo un impacto significativo en el sector ganadero. Las pérdidas económicas fueron cuantiosas y las exportaciones se suspendieron temporalmente, afectando gravemente a los productores. Este evento marcó un punto de inflexión en las políticas sanitarias del país, reforzando la importancia de mantener un sistema preventivo sólido.
Según Chiesa, enfrentar una epidemia similar en la actualidad sería extremadamente costoso y complicado. Por ello, considera fundamental continuar con las medidas preventivas para evitar riesgos innecesarios.
Argentina se mantiene firme en su decisión de continuar con la vacunación preventiva contra la fiebre aftosa, una estrategia que ha demostrado ser efectiva para proteger al ganado y garantizar la estabilidad económica del sector. Aunque no hay circulación viral activa en el Mercosur, las autoridades y los productores argentinos entienden que la prevención es clave para evitar crisis sanitarias y económicas.
La experiencia pasada y el compromiso actual reflejan una visión responsable y pragmática frente a una enfermedad que, aunque controlada, sigue representando un desafío latente para la región. Mantener esta estrategia no solo asegura la sanidad animal, sino también el bienestar económico y comercial del país.
