
Takayama Jinya es uno de esos lugares que te hacen viajar en el tiempo nada más cruzar su gran portón de madera. En pleno centro de Takayama, rodeado de mercados matutinos y casitas tradicionales, este complejo fue durante siglos la oficina del shogunato Tokugawa en la región de Hida y la residencia oficial de su gobernador. Hoy funciona como casa museo y es el único edificio principal de este tipo que se conserva en todo Japón, algo que ya da una pista de lo especial que resulta la visita.
Quien se acerque a Takayama buscando el Japón del periodo Edo encontrará en el Jinya un recorrido completísimo: salas de audiencias, oficinas de escribas, tribunales, cocinas, estancias privadas del gobernador y un enorme granero donde se almacenaba el arroz recaudado como impuesto. Todo ello acompañado de pequeños detalles fascinantes, como los bordes de los tatami que marcaban el rango de cada sala o unos curiosos conejitos metálicos que esconden los clavos de las vigas.
Qué es Takayama Jinya y por qué es tan importante
El Takayama Jinya (高山陣屋) fue la sede del gobierno del shogunato en Hida, además de casa oficial del gobernador y complejo administrativo clave en el Japón feudal. Bajo el término jinya se engloban precisamente esas oficinas regionales del gobierno central: espacios donde se gestionaban impuestos, justicia, recursos naturales y administración general del territorio.
El complejo de Takayama Jinya está dividido en tres grandes áreas: la parte administrativa y de gobierno, la zona residencial privada del gobernador y su familia, y el área de almacenes, donde se guardaba el arroz que llegaba como tributo desde toda la provincia de Hida. Este arroz, medido en koku, equivalía a riqueza y poder, así que el granero del Jinya era un símbolo muy claro de la importancia económica de la región.
Lo que hace realmente único a Takayama Jinya es que es el último edificio principal de su tipo conservado en Japón. En la época Edo había alrededor de sesenta jinyas repartidos por el país, pero con la Restauración Meiji la inmensa mayoría se demolieron o transformaron. Gracias al uso continuado del edificio como sede administrativa hasta 1969, el complejo se salvó de la piqueta y hoy está protegido como Sitio Histórico Nacional.
La visita permite recorrer casi todo el complejo, avanzando por un auténtico laberinto de tatamis, paneles correderos y pequeños jardines interiores. Las estancias se han restaurado con muchísimo mimo y están acompañadas de paneles explicativos (principalmente en japonés e inglés) que ayudan a entender la función de cada habitación y cómo se organizaba el gobierno local en tiempos del shogun.
Takayama Jinya no es un “gran palacio” al estilo de los castillos famosos, pero precisamente ahí reside parte de su encanto: es un espacio sobrio, funcional y muy auténtico, perfecto para completar una ruta por Takayama y hacerse una idea clara de cómo se manejaba el poder a nivel regional en el Japón de los samuráis.
De residencia del clan Kanamori a oficina del shogunato Tokugawa

El origen del Takayama Jinya se remonta al periodo Edo temprano, cuando el poderoso clan Kanamori gobernaba la provincia de Hida. En 1615 se terminó de construir aquí una residencia fortificada, a los pies del castillo de Takayama, que se alzaba sobre la colina justo enfrente. Esta mansión fue durante un tiempo la casa principal de los Kanamori, señores de la región.
La historia da un giro en 1692, cuando el shogunato Tokugawa decide que la provincia de Hida es demasiado valiosa como para dejarla en manos de un señor feudal local. El motivo no era tanto militar como económico: la zona estaba cubierta de bosques riquísimos, con madera de ciprés hinoki y diferentes tipos de pino, materiales de primera para la construcción en Edo (la actual Tokio).
Ese mismo año Hida se convierte en territorio tenryō, es decir, pasa a estar bajo control directo del shogun, sin intermediación de un daimyo local. El clan Kanamori es trasladado al dominio de Dewa (zona de las actuales Yamagata y Akita) y en la antigua residencia del clan se instala la nueva oficina del gobierno central: el Takayama Jinya.
Desde 1692 hasta el final del periodo Edo, el Jinya fue el auténtico centro de poder de la provincia. Por allí pasaron 25 generaciones de administradores enviados desde Edo, que permanecieron unos años en Takayama antes de ser sustituidos por otros funcionarios. Desde estas salas se organizaba la explotación de los bosques, la recaudación de impuestos en arroz, las obras públicas, la seguridad en caminos y fronteras e incluso la justicia penal y civil.
Tras la Restauración Meiji de 1868, cuando el sistema feudal se desmantela y el poder vuelve al emperador, la mayoría de jinyas del país se derriban o pierden su función. En cambio, Takayama Jinya se reaprovecha como oficina de la prefectura y después como oficina de distrito, manteniendo su uso gubernamental de forma casi ininterrumpida hasta 1969. Esa continuidad es lo que ha permitido que hoy podamos recorrerlo prácticamente entero.
Acceso al complejo: el gran portón y las siete entradas
El primer contacto con Takayama Jinya llega al cruzar su impresionante puerta principal, un portón de 1832 que se alza en medio de la ciudad. El recinto está rodeado por un muro que, en su día, desempeñaba una clara función defensiva y de control de accesos, así que la sensación al entrar es la de traspasar un auténtico límite entre la calle y el mundo de la administración feudal.
Tras el portón se abre un sendero de entrada muy cuidado, flanqueado por pequeños jardines de arena blanca rastrillada con el motivo tradicional seigaiha, un patrón de ondas estilizadas que representa el mar extendiéndose hasta el infinito. Este diseño, muy de moda en el periodo Edo, se consideraba auspicioso porque simbolizaba una prosperidad interminable.
Los visitantes actuales acceden por la que fue la entrada principal del gobernador, marcada por una gran cortina noren con el kamon o blasón del clan Tokugawa. En la época Edo ese acceso estaba reservado al gobernador y a los inspectores enviados directamente desde Edo; el resto de personas tenía prohibido usarlo.
En total, el sector administrativo del Jinya contaba con siete entradas distintas, cada una asignada a un grupo según su rango social y su función: funcionarios de cierto nivel, representantes de la ciudad, monjes, mensajeros, visitantes de menor estatus, etcétera. Durante la visita se pueden localizar varias de estas puertas laterales, un detalle muy interesante que ayuda a entender hasta qué punto la jerarquía impregnaba la vida cotidiana.
Ya dentro, la estancia de recepción de la entrada principal luce un espectacular tokonoma (hornacina decorativa) de unos 4,5 metros de largo. La pared de ese tokonoma luce también el motivo seigaiha, aunque lo que se ve hoy es una reproducción: el panel original se conserva protegido en el granero.
Detalles que no debes perderte: conejitos mamuki y bordes de tatami
Antes de lanzarse a recorrer salas como si no hubiera un mañana, merece la pena detenerse en un par de detalles de diseño que cuentan mucho sobre la mentalidad de la época y que son muy característicos de Takayama Jinya.
Los llamados conejitos mamuki son uno de esos guiños que pasan desapercibidos a primera vista. Se trata de pequeñas piezas de metal, normalmente de latón o bronce, con forma de conejo de frente y orejas bien erguidas. Su función práctica es tapar las cabezas de los clavos en pilares y vigas de las estancias más representativas, de modo que el acabado resulte impecable.
La elección del conejo no es casual. En la cultura japonesa, este animal es un símbolo de avance y superación, porque se le suele representar saltando hacia delante. Además, el conejo se considera una especie de deidad protectora del fuego, algo muy lógico en un edificio de madera tan expuesto a los incendios. Sus grandes orejas evocan también a un gobernante que escucha las necesidades del pueblo y, al mismo tiempo, recuerdan que siempre “hay oídos” cerca, una forma elegante de sugerir que no se mienta ni se chismorree dentro del recinto.
El otro elemento clave son los tatami-beri, las bandas de tela que rematan los bordes de las esteras. En cualquier casa japonesa actual se ven estos ribetes, pero en un edificio de la categoría de Takayama Jinya, su color, material y patrón estaban estrictamente regulados según el rango de quién usaba la sala y el uso de la misma.
En los salones de mayor importancia los bordes eran de seda con motivos geométricos y tonos como el azul índigo, reservados a espacios de alto estatus, como el gran salón de recepciones o las salas donde trabajaban los altos cargos. En cambio, en las salas de servicio o de funcionarios de nivel bajo, los bordes son mucho más sobrios o incluso inexistentes. Fijarse en ellos mientras recorres el edificio es una forma muy visual de “leer” la jerarquía de cada estancia.
Zona administrativa: oficinas de gobierno y sala de asuntos oficiales
El corazón burocrático del complejo se encuentra en la zona conocida como daikansho, la oficina del gobernador. Esta es la primera gran sala que se descubre al empezar el recorrido. Aquí trabajaba el administrador enviado desde Edo junto con sus asistentes, gestionando todo lo relativo a la provincia de Hida.
Desde este espacio se controlaban los bosques, se organizaban las obras públicas, se llevaba el registro de tierras y se trataban asuntos fiscales y judiciales. La imagen es la de una sala amplia, cubierta de tatamis, donde los funcionarios se sentaban sobre el suelo, rodeados de documentos y tablillas de madera que hacían las veces de archivos y expedientes.
A continuación se entra en la sala de asuntos oficiales, donde trabajaban muchos de los antiguos vasallos del clan Kanamori que se quedaron en la región tras el paso del territorio a manos del shogun. Muchos de ellos pasaron de servir a un señor feudal a convertirse en cuadros intermedios de la administración Tokugawa, dedicados a la gestión de montes, bosques y puestos de guardia.
En el exterior de esta zona, en el porche o engawa, hay una abertura que servía como pequeño tribunal civil. En ese espacio se atendían litigios entre particulares, se resolvían disputas menores y, de vez en cuando, se anunciaban recompensas o distinciones. Es un recordatorio claro de que el Jinya no solo recaudaba impuestos, sino que también impartía justicia a nivel local.
Salones de té, salas de espera y oficinas de escribas
En la parte frontal del complejo se encuentra un pequeño salón de té y varias salas de espera, cada una con su entrada específica según quién fuera el visitante. Entre ellas hay una puerta pensada exclusivamente para monjes budistas, que jugaban un papel importante en cuestiones administrativas como el registro de habitantes y la emisión de certificados de residencia durante el periodo Edo.
En el centro del salón de té se conserva un irori, un hogar hundido en el suelo lleno de ceniza y arena, sobre el que cuelga una tetera suspendida por un gancho decorado con la clásica forma de pez. Este tipo de brasero servía para calentar el agua del té y también para templar la sala, y sigue siendo habitual verlo en ryokan tradicionales o en las casas gassho-zukuri de Shirakawago.
En uno de los laterales del Jinya se encuentran las oficinas de los escribas, pequeñas estancias donde se redactaban y copiaban a mano documentos oficiales: libros de contabilidad del arroz, registros de la industria maderera, edictos, informes, licencias y toda la documentación necesaria para gobernar una provincia entera sin ordenadores ni impresoras, claro.
Estos espacios muestran la parte más “de despacho” del gobierno Tokugawa: mesas bajas, pinceles, tinteros y montones de papel, todo dispuesto para que una legión de funcionarios de menor rango mantuviera al día el inmenso aparato burocrático. Desde aquí se controlaban al detalle los recursos que salían de Hida hacia la capital.
El área residencial: la vida privada del gobernador
Tras la zona administrativa se accede al ala residencial, donde vivían el gobernador y su familia. Aquí el ambiente cambia: las salas son más íntimas, se multiplican las vistas al jardín interior y la decoración se vuelve algo más refinada, aunque siempre dentro de la sobriedad propia de la época.
La primera sala destacada de esta parte es el zashiki o salón de invitados, un espacio intermedio entre lo público y lo privado. Aquí el gobernador recibía a visitas relevantes, pero también podía celebrar reuniones con subordinados de cierto nivel. En el tokonoma suelen colocarse un rollo vertical kakemono y una pieza de cerámica elegante, escogidos según la estación del año, como dictaban las buenas maneras de entonces.
A continuación se llega a la ima, la sala de estar del gobernador. Esta estancia marcaba la frontera clara entre el área de trabajo y el ámbito estrictamente personal. Además de otro tokonoma más discreto, lo que llama la atención es el pequeño irori del centro de la habitación, que servía tanto para calentar la estancia como para preparar algo sencillo de comer o beber. El patrón seigaiha dibujado en la arena es especialmente bonito y fotogénico.
Desde la sala de estar se pasa al onoku, el salón de la esposa del gobernador. Esta zona ya es terreno privado puro y duro, reservado al ámbito femenino de la residencia. El kakemono que decora el tokonoma suele tener un aire más delicado, acorde con la estética tradicional asociada a las mujeres de alto rango. En la sala se aprecia también un nagamochi, un gran arcón alargado donde se guardaban kimonos, ropa de cama y textiles de valor.
Ambas salas tienen acceso directo al jardín interior, un espacio recogido y silencioso, alejado del ir y venir de la entrada principal. Las vistas desde esta parte del complejo son probablemente de las más agradables de todo el recorrido, especialmente desde la siguiente estancia, conocida como salón del gobernador.
Arashiyama no Ma, la sala del gobernador y la pequeña sala de té
El llamado Arashiyama no Ma, también conocido como goima, es la sala que el gobernador utilizaba en su día a día dentro de la zona residencial. Es un espacio que combina la función de salón privado con un cierto aire de representación.
En el tokonoma destaca una vasija metálica de gran presencia, así como un rollo vertical con caligrafía china, algo muy apreciado entre las élites cultas del periodo Edo. Esta mezcla de piezas decorativas habla del gusto refinado que se esperaba de un alto funcionario del shogunato.
Lo más curioso de esta parte del Jinya es la pequeña sala de té situada justo detrás. Se trata de un espacio concebido para celebrar auténticas ceremonias del té, con un irori donde se calentaba el agua y un minúsculo tokonoma adornado con una composición de ikebana y un kakemono estacional.
Esta habitación refleja a la perfección hasta qué punto la ceremonia del té formaba parte del protocolo y de la vida cotidiana de las élites. Lejos de ser solo un ritual estético, era también un escenario de encuentros políticos y conversaciones delicadas, envueltas en la calma controlada del tatami y el sonido del agua hirviendo.
La vida del servicio: sala de sirvientas y cocinas
Cambiando de registro, el recorrido lleva luego a la sala de las sirvientas, donde vivían y dormían las criadas encargadas de atender al gobernador y su familia. Aquí se nota claramente la diferencia de estatus: no hay tokonoma, las superficies son más austeras y los bordes de los tatami carecen de las telas lujosas que se ven en otras partes del edificio.
En esta sala también hay un pequeño hogar irori con una tetera colgante, pero el gancho que la sostiene es mucho más simple que los vistos en estancias más nobles. Son pequeños detalles que ilustran bien cómo la jerarquía social se reflejaba incluso en elementos aparentemente secundarios como un gancho para el caldero.
Desde la zona de sirvientas se accede a la cocina principal, uno de los espacios más interesantes del complejo si te gusta ver la “trastienda” de la vida diaria. La cocina se divide en varias secciones: una con suelo de tierra endurecida (doma) donde se ubican los fuegos principales y áreas de despensa, y otra con suelo de madera y varios fogones complementarios.
En las cocinas del Jinya se cocinaba de forma diferenciada para la familia del gobernador y para el servicio. Los fogones destinados a la comida del gobernador no se colocaban directamente sobre el suelo de tierra, mientras que los del personal sí, marcando otra vez una distinción de rango. Hoy se exponen en este espacio diferentes piezas de vajilla utilizadas por la familia, junto con utensilios de cocina tradicionales.
En una pequeña sala de tatami adyacente, sin bordes decorados, comían las sirvientas y el resto del personal. La ausencia de ornamentos y la sencillez de los materiales contrastan con las estancias de la parte frontal, dejando claro quién mandaba y quién sostenía, con su trabajo, el día a día del complejo.
Ohiroma: el gran salón de recepciones
De vuelta hacia la zona central se llega al ohiroma, el gran salón de recepciones situado detrás de la entrada principal. Es, con diferencia, la sala más amplia del Takayama Jinya y está construida en estilo shoin-zukuri, típico de las residencias señoriales de la época.
Cuando se abren por completo las puertas correderas internas, el salón alcanza la impresionante superficie de 49 tatamis. En este espacio se celebraban ceremonias y recepciones importantes, como los actos de Año Nuevo, una de las fechas clave en el calendario político y social de la época.
En uno de los extremos del ohiroma hay un tokonoma con dos rollos de caligrafía china, escritos con grandes ideogramas. Estos textos, además de ornamentales, solían transmitir mensajes de virtud, lealtad o prosperidad, muy adecuados para una sala donde se recibían a invitados ilustres.
Desde el porche o engawa del gran salón se contemplan unas vistas preciosas del jardín, que aportaba frescor en verano y un toque de serenidad durante las reuniones formales. En algunos momentos del año, como el otoño o la primera nevada, el contraste entre el interior de madera y el paisaje del jardín es realmente fotogénico.
Sala del enviado, tribunal y sala de interrogatorios
Junto al gran salón se sitúa la llamada sala del enviado, un espacio destinado a alojar a los mensajeros y funcionarios que viajaban desde Edo para revisar la administración local o transmitir órdenes importantes. En esta sala se expone un palanquín de la época, el típico medio de transporte de las élites, que se usaba en rutas como el Hida Kaidō, un ramal de la Nakasendō que conectaba Edo con Kioto atravesando el valle del Kiso.
En el otro lateral del complejo encontramos el oshirasu, la zona destinada a investigaciones y juicios criminales. Este espacio funcionaba como tribunal y sala de interrogatorios, y en él se exhiben diversos instrumentos de tortura utilizados —o, al menos, mostrados— durante la época Edo.
Hay que tener presente que el sistema judicial del periodo Edo buscaba, a menudo, obtener confesiones, y el uso de la coacción formaba parte de la práctica habitual. Se cree, no obstante, que algunos de los aparatos expuestos en Takayama Jinya servían tanto para intimidar como para castigar, mientras que las torturas más graves se realizaban en instalaciones carcelarias externas.
En otra área se ubica un segundo patio de justicia, también denominado oshirasu en algunos paneles, que se dedicaba específicamente a casos penales. Una vez sentencia-do un reo, podía ser confinado en una especie de jaula de madera para su traslado a Edo, algo que se explica con detalle en los paneles informativos.
Onkura: el granero oficial de arroz
El recorrido culmina en el onkura, el enorme granero oficial del complejo, visible desde varios puntos del jardín por sus dimensiones considerables. Este edificio fue trasladado en 1695 desde el recinto defensivo exterior del castillo de Takayama (la zona del sannomaru) hasta su ubicación actual, poco después de que Hida pasara a ser territorio controlado directamente por el shogun.
Se cree que la estructura original del granero data de principios del siglo XVII, lo que lo convierte en uno de los almacenes de arroz más antiguos y mejor conservados del periodo Edo. Sus gruesos muros de tierra compactada y sus techos escalonados están diseñados para proteger las reservas frente al fuego, la humedad y las plagas.
En el onkura se guardaba el arroz recaudado como impuesto en toda la provincia de Hida. Como Hida era territorio directo del shogun, ese arroz se convertía en una fuente de ingresos vital para el gobierno central. El tamaño del granero es buena muestra de la riqueza que salía de los bosques y campos de la región.
Hoy es posible entrar al interior del granero y contemplar la impresionante estructura de vigas de madera, así como respirar ese ambiente fresco y algo solemne que recuerda lo crucial que era, en el Japón feudal, controlar las reservas de cereal. En algunos puntos se exhiben piezas originales de decoración, como el panel auténtico con patrón seigaiha que se protegió trasladándolo aquí desde la entrada principal.
El mercado matutino Jinya-mae Asaichi
Justo frente al Takayama Jinya se celebra cada mañana el mercado Jinya-mae Asaichi, uno de los dos famosos mercados matutinos de la ciudad. El otro se monta a orillas del río Miyagawa y suele ser algo más grande y turístico, pero el de Jinya tiene un encanto muy especial.
En este mercado suele haber alrededor de cincuenta puestos donde agricultores y productores locales venden verduras de temporada, frutas, flores, encurtidos caseros (tsukemono), hierbas y verduras de montaña (sansai) e incluso algunas artesanías sencillas, como los típicos amuletos sarubobo, muñequitos de tela sin rostro muy característicos de Hida.
La mejor idea es pasar primero por el mercado y luego entrar al Jinya, así se puede disfrutar del contraste entre el bullicio de los puestos y la calma casi ceremonial del interior del edificio. Tomarse un tentempié local antes de quitarse los zapatos y empezar a pisar tatami es, además, un plan muy redondo.
Para los aficionados a la fotografía, el mercado Jinya-mae Asaichi ofrece escenas muy coloridas: montones de vegetales, abuelas locales atendiendo sus puestos, turistas curioseando y, de fondo, la silueta del Takayama Jinya con sus cortinas noren. Es probable que termines picando algo, porque los encurtidos y productos caseros tienen una pinta espectacular.
Información práctica: horarios, precios y accesibilidad
Takayama Jinya está abierto prácticamente todo el año. El horario estándar va de 8:45 a 17:00, reduciéndose hasta las 16:30 entre noviembre y marzo. En agosto, debido a la afluencia turística, suele ampliarse hasta las 18:00. El complejo cierra durante las vacaciones de Año Nuevo, aproximadamente del 29 de diciembre al 3 de enero.
La entrada para adultos ronda los 430-450 yenes, dependiendo de la temporada y posibles revisiones de tarifas. Los menores de 18 años (estudiantes de secundaria y bachillerato incluidos) normalmente entran gratis, y hay descuentos para grupos de más de 30 personas. Conviene echar un vistazo a la web oficial del Takayama Jinya para confirmar horarios y precios actualizados.
Hay que descalzarse para entrar en el edificio, algo habitual en construcciones históricas con tatami. Lo más práctico es llevar unos calcetines decentes y, si quieres ir sobre seguro, una bolsa de plástico para tus zapatos, aunque en la entrada suelen ofrecer bolsas reutilizables.
En cuanto a accesibilidad, hay que tener presente que se trata de un edificio de época Edo, con escalones, pasillos estrechos y cambios de nivel. En algunos puntos se instalan rampas temporales, pero no todo el recorrido es accesible para sillas de ruedas o personas con movilidad muy reducida. Si este es tu caso, compensa consultar con antelación qué zonas se pueden visitar sin problemas.
La localización es muy cómoda: el Jinya está a unos 10-15 minutos a pie de la estación JR Takayama, siguiendo un paseo sencillo por el centro de la ciudad. La dirección aproximada es 1-5 Hachikenmachi, Takayama-shi, prefectura de Gifu, y la zona está bien señalizada en los mapas turísticos.
Cómo integrar Takayama Jinya en tu visita a la ciudad
Takayama es una ciudad perfecta para recorrer a pie o en bicicleta de alquiler, así que llegar al Jinya desde casi cualquier alojamiento céntrico no te llevará más de unos minutos. Muchas guías recomiendan empezar el día temprano en los mercados matutinos (el de Jinya y el de Miyagawa) y luego entrar a visitar el complejo cuando ya ha calentado un poco el sol.
Lo ideal es combinar el Takayama Jinya con un paseo por el casco histórico de Sanmachi Suji, el distrito tradicional con tres calles principales llenas de casas de madera del periodo Edo. Allí encontrarás destilerías de sake marcadas por las típicas bolas de cedro (sugidama), pequeñas tiendas de artesanía y tabernas donde probar especialidades locales como la carne de Hida.
Si vas a pasar más de un día en Takayama, es muy buena idea dedicar una mañana al Jinya y al casco antiguo y reservar la tarde para lugares como Hida no Sato (Hida Folk Village), un museo al aire libre con casas tradicionales trasladadas desde diferentes zonas de la región. Otra escapada clásica desde Takayama es Shirakawago, famoso por sus viviendas gassho-zukuri de tejados inclinados.
Para llegar a Takayama desde otras ciudades importantes como Kioto, Osaka o Tokio, lo habitual es combinar tren bala (shinkansen) hasta Toyama o Nagoya con un tren limitado expreso (como el Hida Limited Express) que atraviesa paisajes de montaña espectaculares. Muchas guías online ofrecen mapas integrados con Google Maps y consejos detallados para estos trayectos.
Aunque Takayama Jinya no siempre figure entre los “imprescindibles” de los itinerarios más apretados, quienes se toman el tiempo de visitarlo suelen salir encantados. No es un edificio deslumbrante a primera vista, pero sí uno de los mejores lugares de todo Japón para entender cómo funcionaba realmente la administración del shogunato y cómo se organizaba la vida en una sede de gobierno regional.
Recorrer descalzo los tatamis del Takayama Jinya, fijarse en los conejitos metálicos que esconden clavos, leer los bordes de los tatami como si fueran un mapa de jerarquías, asomarse a los jardines desde las salas privadas y terminar en el granero donde se guardaba el arroz de toda una provincia es una experiencia que condensa historia, arquitectura y vida cotidiana del Japón Edo en un solo lugar, encajando de maravilla en cualquier viaje a la encantadora ciudad de Takayama.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/takayama-jinya-la-oficina-del-shogunato-en-hida/
También estamos en Telegram como @prensamercosur, únete aquí: https://t.me/prensamercosur Mercosur
