
El acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, que podría dar lugar a la mayor zona de libre comercio del mundo, se encuentra en una encrucijada decisiva. Tras casi 25 años de negociaciones intermitentes, ambas regiones lograron un entendimiento técnico que abarca a casi 750 millones de personas. Sin embargo, el camino hacia su ratificación está lleno de obstáculos políticos, económicos y ambientales que reflejan las tensiones internas y externas de los bloques involucrados.
Contexto Geopolítico: Europa y su Necesidad Estratégica
La aceleración reciente de las negociaciones por parte de la UE no responde exclusivamente a intereses económicos. La explicación radica en el nuevo orden mundial, caracterizado por un escenario multipolar en el que Estados Unidos ha reducido su presencia global, mientras que China y Rusia ganan terreno en los ámbitos geopolítico y geoeconómico. La guerra en Ucrania ha dejado en evidencia la dependencia europea de Estados Unidos para su defensa militar, lo que ha impulsado a la UE a buscar socios estratégicos que fortalezcan su posición global.
En este contexto, el Mercosur emerge como un aliado clave. No solo representa un mercado atractivo por su tamaño y potencial de crecimiento, sino que también ofrece recursos estratégicos que Europa necesita para diversificar sus cadenas de suministro y reducir su dependencia de otras potencias.
Los Términos del Acuerdo: Beneficios y Preocupaciones
El pacto propone una reducción significativa de aranceles por parte de la UE para productos del Mercosur, como carne vacuna, carne aviar, granos y cítricos. A cambio, los países sudamericanos deberán abrir sus mercados a manufacturas, maquinaria, bienes industriales y automóviles europeos. Esto podría traducirse en un acceso privilegiado para productos sudamericanos al mercado europeo, incentivando inversiones y modernización tecnológica.
Sin embargo, este escenario no está exento de desafíos. En Europa, sectores agrícolas de países como Francia, Irlanda, Polonia y Bélgica han expresado una fuerte oposición al acuerdo. Argumentan que la entrada de productos sudamericanos con costos más bajos y estándares ambientales distintos generaría una competencia desleal que pondría en riesgo la sostenibilidad económica de los pequeños productores europeos. En Francia, donde el sector agrícola tiene un peso político significativo, esta resistencia se ha convertido en un factor determinante para la postura del gobierno en las negociaciones.
Por otro lado, los países del Mercosur enfrentan preocupaciones similares. La apertura de sus mercados a bienes europeos más sofisticados podría impactar negativamente a las industrias locales, exponiéndolas a una competencia desigual que podría llevar al cierre de sectores productivos enteros. Además, expertos advierten sobre el riesgo de reforzar una «especialización regresiva», limitando la capacidad de los países sudamericanos para diversificar sus economías hacia sectores industriales y tecnológicos más avanzados.
Obstáculos Políticos y Ambientales
Para que el acuerdo entre en vigor, debe superar dos etapas críticas: la aprobación política en el Consejo de la Unión Europea y la ratificación del Parlamento Europeo. En ambas instancias, los intereses económicos y las preocupaciones ambientales juegan un papel crucial.
En el Consejo Europeo, la presión de los agricultores europeos podría bloquear el avance del tratado antes incluso de llegar al Parlamento. Por su parte, este último ya ha expresado objeciones relacionadas con el impacto ambiental del acuerdo, especialmente en términos de deforestación y sostenibilidad en los países del Mercosur.
En Sudamérica, las divisiones internas dentro del Mercosur añaden una capa adicional de complejidad. Brasil, bajo el liderazgo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, busca consolidar el acuerdo como un logro geopolítico antes de ceder la presidencia pro tempore del bloque. Sin embargo, Uruguay insiste en flexibilizar las reglas para permitir acuerdos bilaterales paralelos, mientras que Paraguay exige garantías concretas de acceso real para sus productos agrícolas. Argentina, por su parte, mantiene una postura cauta debido a preocupaciones sobre el impacto del acuerdo en su industria nacional y su modelo económico.
Oportunidades Potenciales para el Mercosur
A pesar de las incertidumbres, el acuerdo presenta oportunidades significativas para los países del Mercosur. Podría atraer inversiones europeas, modernizar marcos regulatorios e incorporar a la región a cadenas globales de valor. Para regiones periféricas como el Norte Grande argentino, el tratado representa una oportunidad para posicionarse en sectores estratégicos como las energías renovables, la agroindustria diversificada y la minería responsable.
Sin embargo, capitalizar estas oportunidades requerirá una planificación estratégica sólida por parte de los gobiernos sudamericanos. La falta de infraestructura adecuada —como rutas, ferrocarriles y parques industriales— podría limitar los beneficios del acuerdo y exacerbar las desigualdades entre regiones desarrolladas y rezagadas dentro de los países del bloque.
Reflexiones Finales
El acuerdo UE-Mercosur no es simplemente un tratado comercial; es una pieza clave en el tablero geopolítico global. Para Europa, representa una estrategia para fortalecer su posición en un mundo cada vez más competitivo. Para el Mercosur, plantea una pregunta fundamental: ¿será una región integrada con capacidad industrial o se limitará a ser proveedora de materias primas?
La respuesta dependerá no solo de las negociaciones actuales, sino también de las decisiones estratégicas que tomen los países sudamericanos para desarrollar economías más diversificadas y competitivas. Este es un momento crucial para definir el rol del Mercosur en la economía global y su capacidad para construir un futuro más próspero e inclusivo.
() Alejandro G. Safarov es licenciado en Relaciones Internacionales y director de la carrera de Relaciones Internacionales en la UCSE Jujuy. Es miembro del Departamento de América Latina y el Caribe del IRI-Universidad Nacional de La Plata e integrante del Consejo Federal de Estudios Internacionales (Cofei).
