

El cúmulo de las Híades vivirá uno de sus mejores momentos del año este 27 de noviembre, cuando alcance su punto más alto en el cielo nocturno y ofrezca una visión especialmente clara de su icónica forma en “V” dentro de la constelación de Tauro. Se trata del cúmulo abierto más cercano a la Tierra, un objeto astronómico que combina belleza, historia y ciencia en un mismo lugar del firmamento. La culminación de esa noche permitirá observarlo durante horas con una nitidez excepcional, incluso sin equipo.
El cúmulo de las Híades en su punto máximo de noviembre
El 27 de noviembre es una fecha destacada porque el cúmulo alcanza su culminación, el momento en el que se sitúa en lo más alto del cielo y la atmósfera interfiere menos con su luz. Esto lo convierte en uno de los instantes más agradecidos del año para contemplarlo, ya que las estrellas se ven más estables y definidas. Además, la fase lunar de finales de mes favorece un ambiente oscuro que ayuda a distinguir las estrellas más débiles del conjunto.

Las Híades forman una amplia “V” que representa la cabeza del toro en la constelación de Tauro. Aunque Aldebarán domina la zona por su color naranja intenso, en realidad no pertenece al cúmulo, sino que está mucho más cerca de la Tierra. Aun así, sirve como referencia perfecta para encontrar este característico enjambre estelar.
¿Cómo localizar la “V” de Tauro en la noche del 27 de noviembre?
Para observar el cúmulo con comodidad, basta con buscar un lugar de cielo abierto y con poca contaminación lumínica. Tauro emerge por el este a media noche aproximadamente, y entre las 23:30 y las 00:30 del 27 de noviembre se sitúa en una posición óptima para la observación. A partir de ahí, continúa ascendiendo hacia el sur, ofreciendo una ventana de varias horas en la que la observación es ideal.

El primer paso es identificar Aldebarán, la gigante naranja que destaca en esa zona del firmamento. Desde allí, es suficiente con desplazar la mirada hacia el noroeste para ver la estructura de la “V”, rodeada por decenas de estrellas que pertenecen realmente al cúmulo. A simple vista, el conjunto ya se distingue bien, pero con unos binoculares aparece una auténtica nube de puntos brillantes que llena toda la forma.
¿Por qué este cúmulo es tan importante en astronomía?
Las Híades son, en términos científicos, un auténtico tesoro: se encuentran a solo 153 años luz, lo que las convierte en el cúmulo abierto más cercano a nuestro planeta. Gracias a esta proximidad, se puede estudiar con extraordinario detalle cómo evolucionan las estrellas cuando nacen juntas en una misma nube de gas y polvo. El cúmulo contiene varios cientos de estrellas, de las cuales solo unas pocas decenas son visibles sin ayuda óptica.

Con una antigüedad de unos 625 millones de años, las Híades permiten comprender cómo se comportan las estrellas de baja masa a lo largo de su vida. Entre sus miembros hay muchas enanas naranjas y rojas, así como algunas enanas blancas, restos de estrellas que ya agotaron su combustible. Su forma se debe a que el núcleo del cúmulo mantiene a la mayoría de estrellas unidas, mientras que los bordes comienzan a dispersarse lentamente hacia el espacio.
La constelación de Tauro en el cielo de noviembre
Tauro es una de las constelaciones más reconocibles del cielo otoñal y uno de los grandes referentes del hemisferio norte. Durante noviembre aparece por el este entre las 21:00 y las 22:00, dependiendo de la latitud, pero es en las horas posteriores cuando adquiere su mejor altura para observar las Híades. La “V” de la cabeza del toro se extiende en dos ramas: una hacia El Nath (Beta Tauri) y la otra hacia Zeta Tauri, marcando simbólicamente los cuernos del animal.

El 27 de noviembre, el movimiento de la Tierra hace coincidir el ascenso de Tauro con un cielo especialmente oscuro. Eso ayuda a distinguir incluso las estrellas más tenues del cúmulo y a apreciar mejor su estructura interna, que puede abarcar un área equivalente a cuatro lunas llenas alineadas.
Consejos prácticos para disfrutar del cúmulo
Para ver las Híades en su máximo esplendor, lo ideal es buscar lugares con cielos limpios y horizontes despejados. Basta con dejar que los ojos se adapten a la oscuridad unos 30–40 minutos para notar cómo aparece poco a poco el patrón de la “V”.

Con binoculares, la experiencia mejora notablemente: se pueden observar desde las estrellas más brillantes hasta aquellas que empiezan a escapar de la influencia gravitatoria del cúmulo. Un trípode sencillo ayuda a mantener la imagen estable y facilita la observación durante largos periodos sin fatiga visual.

El cúmulo de las Híades ofrece uno de los espectáculos celestes más accesibles del año, y su punto culminante del 27 de noviembre es una invitación abierta a contemplar una estructura estelar cercana, bella y cargada de historia. Observar su forma en “V” es una forma sencilla de conectar con la escala del universo y recordar que, incluso en las noches más comunes, el cielo guarda escenas capaces de sorprendernos. ¿Qué otras maravillas estarán esperando a que levantemos la vista?
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/cosmos/cumulo-hiades-v-constelacion-tauro-noviembre/
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