

URIBE INOCENTE
Por Carlos Fajardo
Para Prensa Mercosur
Era de esperar, ni más faltaba, ¡Uribe inocente!
Todo sucedió a sus espaldas, lo cual demostraría que su nivel de inocencia es claramente una medida de su grado de incompetencia.
“Uribe inocente” ese escueto y lacónico mensaje del Tribunal superior de absoluciones de Bogotá, un organismo de nivel inferior a la Corte Supreme Justicia, cuya valoración de las pruebas en contra del criminal Álvaro Uribe, ese tribunal de inferior categoría implemente desdeñó, demuestra qué tan profunda es la infiltración de esa rama del poder público por intereses diferentes al simple propósito de impartir justicia.
La verdad judicial en Colombia depende del nivel de manipulación y de influencia que se pueda tener frente de los magistrados y los jueces, de los fiscales y procuradores.
La verdad judicial en Colombia no es un elaborado producto final, una concreción del pensamiento y racionalidad legal, sino una deyección, un repugnante residuo de los entramados de amenazas, ofrecimientos, favores, coimas, manipulaciones y “jugarretas” de abogados que se especializan y cobran lo suyo por torcerle el pescuezo a las reglas de convivencia social.
Esto tiene como mínimo dos consecuencias: La primera es que alcanzar la “justicia” en Colombia es un ejercicio muy oneroso, fuera del alcance de la gran mayoría, muy vulnerable y muy impreciso, lo que queda sabiamente expresado en esa sentencia popular, hoy como nunca tan válida, que reza que en este país la ley es para los de ruana.
La segunda es que padecemos una justicia que no está a la altura de esa noble palabra, una justicia “injusta”, politizada, vendible, sobornable. Las reglas de convivencia social no son para nada absolutas, son, por el contrario, en extremo relativas y muy susceptibles a criterios exógenos al simple interés de actuar “justamente”.
Si se quiere conseguir justicia, en especial la que se esperaría que obedeciera a esa premisa mentirosa que asegura “todos somos iguales ante la Ley” y aquélla otra tan falaz como la primera que garantiza que “nadie está por encima de la Ley”, habría que buscarla por fuera, no porque la justicia internacional sea perfecta sino porque podría ser menos accesible para las manipulaciones de los poderosos (¿O más costosa?).
Queda, por supuesto, la opción de la casación ante la Corte Suprema de Justicia, opción a la cual, sin la menor duda, acudirán las víctimas, ¿pero podremos esperar que haya justicia en esa instancia?: La manera como se eligen jueces y magistrados lo pone en duda, un alto porcentaje de nuestros jueces ejercen en provisionalidad o por encargo lo que los hace muy vulnerables a la manipulación, la amenaza y el soborno.
Los magistrados de las altas cortes son elegidos por mecanismos que dificultan su independencia, no llegan allá, con muy contadas excepciones, por conocimiento o mérito académico o laboral, sino por la manera como logran influir en sus posibles electores.
Hoy más que nunca queda claro que se hace indispensable una severa reforma a la justicia, resulta realmente utópico pensar en reconciliación y paz en esta sociedad agobiada por la violencia, la inequidad y la corrupción si no hay una justicia fiel a los más altos principios, ecuánime, íntegra, confiable.
En su festejo desenfrenado, irrigado con altas dosis de alcohol, pólvora, tiros al aire, jocunda beodez, imprecaciones y amenazas, la horda infame se burla de nuestro silencio, producto de la estupefacción. Creen y sostienen que ganaron su guerra por la impunidad del tenebroso y conspicuo matón, pero en silencio crece como un tsunami la indignación, un rechazo creciente hierve en nuestros pechos: Aquí no hay lugar al fatalismo ni a la resignación.
Bien lo resumía @IvanCepedaCast en una bella frase: “La persistencia de las víctimas es superior a la injusticia y la impunidad”.
La lucha no se detiene ni se detendrá hasta conseguir que se haga justicia, por más truculencias, conspiraciones, amenazas, disparos al aire, calumnias, ultrajes y gritos de la horda: El gran confabulador, el asesino de miles, el locuaz culebrero, el prestidigitador de la mentira, el inductor y difusor del odio fratricida tendrá su hora del final encuentro con la justicia, sus artimañas no le servirán para siempre.
No confundan nuestro silencio con la resignación, no es el miedo el que genera nuestras lágrimas, es la rabia apenas contenida es la indignación, la hora del oscuro delincuente llegará, la justicia se pronunciará, nuestra lucha no cesará por una batalla perdida, hemos perdido muchas, pero, sorprendente e implacablemente hemos persistido hasta encontrar justicia.
La lucha de las víctimas es el sustento del cambio y el cimiento sólido de las transformaciones que algún día harán de este país una patria mejor, inclusiva, donde nadie, por más poderoso que se sienta, se crea superior a la justicia, donde la ley sea de verdad para todos
Un saludo solidario a @IvanCepedaCast, nuestro adalid en la gesta que hoy más que nunca nos une contra la impunidad y la injusticia.
Un fuerte abrazo a las víctimas, que la injusticia ha tornado en guerreros. El poderoso nigromante caerá, su fin se aproxima y la verdad, nutrida de nuestro incansable esfuerzo, triunfará más temprano que tarde.
Entre tanto tendremos que tolerar que, entre nosotros, ande libre dándonos lecciones de honorabilidad y patriotismo un sujeto que, sin ruborizarse, ha violado de pe a pa todo el Código Penal.
¡Gracias a todos por su lucha!
¡Gracias por no desfallecer en medio del cinismo de la impunidad!
¡Gracias por persistir y enfrentar la felonía y la amenaza, la diatriba y la injuria!
¡Gracias Iván!
