

Tras varias semanas intensas en el mercado del ráting, Moody’s y Fitch han mejorado en un escalón la nota soberana de España. Las decisiones sitúan la deuda del Estado en el rango A y con perspectiva estable, consolidando el movimiento que ya había iniciado S&P Global a mediados de mes.
Las agencias atribuyen el cambio a una economía más equilibrada y resistente, apoyada en un crecimiento por encima de la media de la eurozona, la fortaleza del mercado laboral y un sistema financiero más robusto. El mensaje a los inversores es nítido: mayor confianza y mejores condiciones de financiación.
Qué han decidido Moody’s y Fitch

Moody’s eleva la calificación de España de Baa1 a A3, el nivel más alto desde 2012, y fija la perspectiva en estable (antes positiva). En su escala, A3 se ubica en el séptimo escalón del grado de inversión.
Fitch, por su parte, sube la nota de A- a A y mantiene una perspectiva estable tras haber mejorado el sesgo a positiva en 2024. Es la primera revisión al alza de su ráting para España desde 2018.
Estas mejoras completan el movimiento iniciado por S&P, que hace dos semanas elevó su calificación de A a A+ con perspectiva estable. Con ello, España vuelve a contar con una ‘A’ en las tres grandes agencias.
El posicionamiento relativo también resulta reseñable: a mediados de mes, Fitch rebajó a Francia de AA- a A, subrayando divergencias en estabilidad política y cuentas públicas dentro de la eurozona.
Por qué sube la nota

Las tres casas de ráting coinciden en que la economía española ha sorprendido al alza. Citan un modelo de crecimiento más equilibrado, avances en el empleo y un sector bancario saneado que refuerza la resiliencia frente a shocks externos.
Entre los apoyos del ciclo destacan los flujos migratorios netos positivos y los incentivos para prolongar la vida laboral, factores que alivian las restricciones de oferta. Además, la mayor penetración de energías renovables y la estabilidad macroeconómica aportan tracción adicional.
Fitch pone el foco en la competitividad exterior gracias a ganancias de productividad, moderación salarial y menores costes energéticos, junto con exportaciones de servicios sólidas y diversificadas. También recalca la limitada exposición a aranceles de Estados Unidos y el desapalancamiento externo en curso.
En términos de previsiones, Fitch eleva el PIB esperado al 2,7% en 2025 y al 2,0% en 2026, en línea con la actualización del Gobierno (2,7% en 2025 y 2,2% en 2026, con el 2,1% para 2027-2028). Organismos como la OCDE y el FMI apuntan para 2026 a tasas entre el 2,0% y el 2,5%.
Moody’s prevé además una senda de reducción gradual del endeudamiento público si se mantiene el pulso del crecimiento, con la ratio de deuda acercándose hacia el entorno del 100% del PIB a medio plazo.
Efectos en la financiación y los mercados

El salto de calificación lanza una señal favorable a los inversores internacionales y puede abaratar el coste de las nuevas emisiones del Tesoro. El sello de calidad en ‘A’ refuerza la demanda en subastas y mejora la percepción de riesgo.
En la escala de Moody’s, la deuda española pasa de un tramo ‘satisfactorio’ a ‘bueno’ dentro del grado de inversión, lo que facilita un acceso más competitivo a los mercados mayoristas.
Tras la mejora de S&P, la prima de riesgo llegó a situarse por debajo de 55 puntos básicos, niveles no vistos en casi dos décadas. La dinámica de tipos y diferenciales dependerá, no obstante, de la ejecución fiscal y del ciclo europeo.
El efecto arrastre podría extenderse al crédito privado: una percepción más favorable sobre el soberano tiende a trasladarse a costes de financiación más bajos para empresas y entidades.
Los retos que siguen encima de la mesa

Las agencias advierten que el envejecimiento demográfico seguirá lastrando el crecimiento potencial (Moody’s lo sitúa en torno al 1,5%-1,6%). Las reformas de pensiones —incluido el esquema de incentivos y penalizaciones— han elevado la edad efectiva de retiro, pero la presión a medio plazo persiste.
En el plano institucional, señalan una mayor fragmentación política y las dificultades del Ejecutivo para articular mayorías estables, algo que incrementa el uso de decretos y puede generar incertidumbre inversora.
Fitch añade riesgos derivados del bloqueo parlamentario y del ruido político, así como la necesidad de una consolidación fiscal creíble. El gasto en pensiones y defensa limitará márgenes presupuestarios.
Moody’s había advertido este año del posible efecto de la condonación de deuda autonómica (unos 85.000 millones) sobre la calidad crediticia; pese a ello, ahora mejora la nota y fija una perspectiva estable, subrayando que el escenario central sigue siendo de resiliencia.
El avance en la reducción de la deuda dependerá de que no se materialicen shocks y de mantener un crecimiento sólido. Un deterioro del déficit o del saldo externo podría frenar, o incluso revertir, la tendencia.
Con la triple mejora de S&P, Moody’s y Fitch, España recupera un escalón simbólico dentro del club de economías con ráting ‘A’. La combinación de crecimiento por encima de la media, mercado laboral fuerte y sistema financiero saneado explica el cambio, mientras que la demografía, la gobernanza y el equilibrio fiscal marcarán si esta mejora se consolida y se traduce en un descenso sostenido de los costes de financiación.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/moodys-y-fitch-elevan-la-calificacion-de-espana-claves-razones-y-efectos/
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