

Imagen Gobernación del Magdalena
El Retén, un municipio del Magdalena marcado durante décadas por la precariedad en salud y el olvido institucional, hoy respira esperanza. En medio de las tensiones políticas y las trabas burocráticas, el pueblo celebra la apertura de un hospital moderno de primer nivel, un proyecto iniciado por el exgobernador Carlos Caicedo y consolidado dentro de la llamada Revolución de la Equidad.
La nueva infraestructura hospitalaria, levantada sobre 9.200 metros cuadrados, simboliza más que un avance en la atención médica: representa la victoria de una comunidad que se negó a ser silenciada por el peso de la vieja política. Son más de 21.000 personas las que ahora tendrán acceso a una atención digna, con instalaciones modernas y servicios antes inimaginables para este municipio.
“Tuvieron que llegar Caicedo y Martínez para que esto fuera realidad”, repiten con orgullo los habitantes de El Retén, conscientes de que detrás de cada pared, cada sala y cada consultorio se esconde una larga batalla contra la mezquindad política.
El hospital ofrece seis consultorios de consulta externa, un área de urgencias, siete camas de hospitalización para adultos, cinco camillas de observación, una sala de partos y tres ambulancias de transporte asistencial básico. Con ello, se amplía la cobertura en servicios médicos esenciales como medicina general, odontología, enfermería, psicología, citología, diagnóstico por imágenes, hospitalización y urgencias, garantizando un derecho que por años estuvo relegado.
Sin embargo, alcanzar este logro no fue un camino recto ni sencillo. Desde el inicio, la politiquería local intentó frenar el avance del proyecto. Ocho diputados del departamento bloquearon 1.700 millones de pesos destinados a la dotación biomédica y mobiliaria, mientras que el alcalde municipal se negó sistemáticamente a autorizar la conexión del hospital a los servicios de acueducto y alcantarillado, ignorando una solicitud radicada hace más de tres meses.
“Los 8 diputados del mal no pudieron con el pueblo. Ni la mezquindad de un alcalde acostumbrado a poner trabas pudo detener lo que ya era una conquista ciudadana”, señalaron líderes comunitarios durante la inauguración.
Ese clima de obstrucción política contrastaba con la expectativa creciente de la comunidad. Cada bloque de cemento levantado, cada pared que tomaba forma, era un recordatorio de que el hospital avanzaba pese a los intentos de sabotaje. El Retén se convirtió en escenario de una lucha simbólica: el enfrentamiento entre un modelo de gestión que buscaba dignificar la vida de la gente y una clase política empeñada en conservar privilegios a cualquier costo.
Hoy, la realidad es tangible. Allí donde antes solo había carencias, ahora hay un espacio moderno para la atención sanitaria. El nuevo hospital no solo reduce la brecha entre la oferta y la demanda en salud, sino que además devuelve confianza y dignidad a miles de familias. En este territorio, donde los partos debían resolverse en condiciones precarias y donde una urgencia podía costar la vida por falta de atención inmediata, ahora existe una respuesta real y eficiente.

El pueblo festejando esta magnífica obra
La inauguración del hospital en El Retén es también un mensaje político de fondo: el gobierno del pueblo, como lo llaman los habitantes del Magdalena, se mantiene firme frente a quienes intentan perpetuar la exclusión. La obra demuestra que, incluso cuando las instituciones locales bloquean y los intereses privados presionan, es posible cumplir promesas y transformar realidades con visión social y voluntad política.
Más allá de los números, de las paredes recién pintadas y de los equipos médicos, lo que hoy se celebra en El Retén es un triunfo colectivo. Una comunidad que se resistió al abandono, que vio cómo las excusas políticas se acumulaban año tras año, finalmente puede constatar que el derecho a la salud dejó de ser un discurso vacío para convertirse en una conquista palpable.
Este hospital, concebido en el marco de la Revolución de la Equidad, marca un antes y un después en la historia del municipio. El Retén ya no será recordado solo por lo que le faltaba, sino por haber sido escenario de una victoria ciudadana frente a la politiquería. Una prueba de que, cuando la gente y un gobierno con vocación social se encuentran, los muros de la indiferencia finalmente caen.
carloscastaneda@prensamercosu.org
