

Imagen Cancillería de Colombia
El municipio de San Agustín, en el sur de Colombia, acogió el Foro Internacional de Buenas Prácticas de Repatriación de Bienes Culturales, Geológicos y Paleontológicos, un encuentro que trasciende fronteras y simboliza el anhelo de pueblos que reclaman el retorno de su memoria ancestral. La cita responde a uno de los compromisos adquiridos por el Gobierno Nacional con las comunidades locales, protagonistas de una resistencia histórica en defensa de las esculturas líticas que hoy reposan en museos alemanes.
Organizado por la Cancillería, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) y la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional (APC-Colombia), el foro reunió a expertos y representantes de países como Egipto, Sudáfrica, Ghana, Camerún y Kenia, que han librado batallas similares frente a la retención de piezas arrancadas a sus territorios en épocas de colonización y expolio. El objetivo central: consolidar redes de cooperación, trazar recomendaciones de política pública y reforzar la colaboración Sur-Sur en materia de restitución patrimonial.
La memoria de San Agustín volvió a ser evocada en el debate sobre las esculturas llevadas a Berlín por el arqueólogo alemán Konrad Theodor Preuss entre 1913 y 1914. Aquella expedición, financiada por el Museo Etnológico de Berlín, marcó un despojo que aún pesa sobre las comunidades, pese a décadas de gestiones diplomáticas sin respuesta definitiva. “Somos conscientes de la demanda interpuesta ante el tribunal, pero también sensibles a la necesidad imperiosa de devolver al territorio lo que le pertenece. No deben pasar más generaciones sin ese relato que alguien decidió quebrar en dos”, dijo Catalina Ceballos Carriazo, directora de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, en un discurso que arrancó aplausos.

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El foro también abrió un espacio de reflexión sobre el expolio colonial, la decolonialidad y los desafíos éticos y jurídicos de la restitución. Voces como la de Mary Gikungu, directora de los Museos Nacionales de Kenia, y la de Terence Besaka, del Museo Nacional de Camerún, coincidieron en que devolver las piezas a sus lugares de origen no es solo un acto cultural, sino un gesto de reparación y dignidad. Desde Egipto, Mona Gamal Mahrous recordó los logros alcanzados en su país tras años de litigios internacionales, mientras que Divine Kwame Owusu-Ansah, de Ghana, destacó cómo las luchas sociales han sido determinantes para recuperar piezas que hoy vuelven a contar la historia de sus pueblos.
Uno de los momentos más significativos fue el panel sobre los esfuerzos de cooperación internacional para la repatriación de bienes culturales, donde se expusieron casos emblemáticos de restitución que, hace apenas una década, parecían imposibles. “Estamos demostrando con hechos que el Gobierno del Cambio no se limita a la voluntad política, sino que avanza en la construcción de una política de Estado en materia de restitución”, subrayó nuevamente Catalina Ceballos.
El foro se extenderá hasta el 5 de septiembre, con cinco días de intercambio que ponen a San Agustín en el mapa global de la defensa del patrimonio. Allí, entre voces locales e internacionales, se reafirma la convicción de que la repatriación no es un trámite burocrático, sino un acto de justicia histórica que devuelve a los pueblos el derecho a custodiar su propia memoria.
carloscastaneda@prensamercosur
