

La que fuera uno de los buques insignia del gobierno de Lacalle Pou no encontró un buen recibimiento en el colectivo docente nacional, según datos revelados de un sondeo entre educadores.
La percepción de los docentes en relación con las decisiones tomadas en el ámbito educativo refleja una sensación de desigualdad en el proceso de participación, que en muchos casos se traduce en una sensación de que su voz no ha sido tomada en cuenta.
La afirmación “Los docentes no estamos siendo escuchados”, que ha sido repetida en distintos foros y por diversos actores del sector, evidencia la preocupación generalizada por la escasa participación en modificaciones que afectan directamente su labor en el aula.
La implementación de nuevas políticas y programas, particularmente tras la puesta en marcha de la transformación curricular impulsada durante el gobierno de Luis Lacalle Pou (y su encargado de llevarla adelante, Robert Silva), ha generado cierta discordancia en el colectivo, por la percepción de que las decisiones se tomaron sin suficiente consulta ni respaldo en las voces del cuerpo docente.
El proceso de introducción de este cambio pedagógico, enmarcado en la transformación curricular, fue llevado a cabo con el objetivo de modernizar y acelerar los contenidos y metodologías en las escuelas primarias. Sin embargo, tras la puesta en marcha, se hizo evidente que la aceptación era menor a la esperada.
La resistencia fue visible no solo en expresiones públicas, sino también en los datos que surgieron de las Asambleas Técnico Docentes realizadas en junio. Estos encuentros, en los que participaron maestros y profesores, aunque en algunos casos no estaban sindicalizados y en otros sí, se han convertido en un mecanismo de consulta para expresar disconformidad.
Los datos preliminares a los que accedió el periódico El Observador, no publicados aún oficialmente por Primaria, registran: «9.598 votaron a favor (de volver al plan 2008), 2.809 en contra y 2.724 se abstuvieron».
La transformación de Lacalle y Silva encuentra rechazo
La comisión de Malla Curricular de la ATD central, al recomendar el retorno a los programas de 2008, fundamentó su posición más allá del aspecto consultivo: «Sentimos la necesidad de volver sobre la fundamentación existente en el programa 2008 (PEIP), dado que entendemos y acordamos que éste parte de una pedagogía humanista y crítica».
Esta terminología técnica encuentra su expresión práctica en la visión del pedagogo Paulo Freire, referente de dicha corriente: «Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado».
La declaración subraya la existencia de una postura ideológica subyacente respecto a los objetivos y metodologías educativas. La transformación curricular introdujo modificaciones en los sistemas de evaluación, limitando la repetición y modificando escalas calificadoras. Algunos técnicos propusieron incluso la eliminación total de las notas, posición apoyada por la entonces Inspección Técnica.
Docentes quieren mantener un sistema de calificaciones
Contrariamente a las expectativas de la comisión especializada de la ATD, el 70% de los docentes manifestó acuerdo con mantener un sistema de calificaciones. La mayoría abrumadora (84%) especificó su preferencia por la escala numérica del 1 al 10, implementada durante la reforma, rechazando el sistema anterior de conceptos (deficiente a sobresaliente).
La preferencia docente por sistemas de calificación contradice las recomendaciones de autoridades técnicas. No existe consenso respecto a los motivos de esta postura. Algunas hipótesis mencionan el peso de la tradición, la percepción de ejercicio de autoridad mediante la evaluación, o el denominado «debilitamiento social» de la figura docente. Ninguna explicación cuenta con respaldo unánime o evidencia concluyente.
El exdirector nacional de Educación, Juan Pedro Mir, caracterizó a los docentes como «la mayonesa del sándwich», presionados simultáneamente por padres e inspectores. La sobrecarga administrativa constituye un factor crítico en esta dinámica.
El 99,6% de los maestros participantes en las ATD escolares afirmó que existe una «carga creciente de trabajo administrativo y de registro». Esta situación implica que los educadores dedican tiempo creciente a tareas burocráticas en detrimento de actividades pedagógicas.
Adicionalmente, más del 99% de los encuestados reportó realizar dichas tareas administrativas (incluyendo registros de asistencia) fuera de su horario laboral formal. Este aspecto se ha convertido en una de las principales fuentes de agotamiento y descontento dentro del colectivo docente.
Mientras que hace quince años las condiciones edilicias lideraban las preocupaciones docentes, actualmente ocupan un lugar secundario frente a otros problemas. El 59% de los educadores reportó trabajar en centros con problemas estructurales significativos, mientras que el resto consideró que tales inconvenientes son menores.
La ATD central procesa actualmente los argumentos cualitativos que sustentan estas posturas cuantitativas, junto con respuestas a otras consultas realizadas durante el proceso asambleario. Estos fundamentos complementarios serán incorporados al informe final que se hará público próximamente.
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