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En una declaración que estremeció al espectro político colombiano, el presidente Gustavo Petro aseguró públicamente que su Gobierno ha sido infiltrado por personas que, desde dentro, estarían saboteando las políticas de cambio con el propósito de facilitar el retorno del uribismo al poder en 2026.
“Muchísima gente dentro del Gobierno busca cómo no se hagan las cosas, porque quieren que vuelva Uribe o el que diga Uribe”, afirmó el jefe de Estado, durante un acto en el resguardo indígena de Huellas, en el municipio de Caloto (Cauca), donde inauguró una red de comunicación comunitaria para la protección de los territorios conocida como Puntos Vida, liderada por la Unidad Nacional de Protección.
Petro no dio nombres, pero sus palabras dejaron entrever una profunda preocupación por la lealtad y el compromiso de algunos funcionarios de su administración. Su mensaje resonó con fuerza: no basta con tener la Presidencia, hay estructuras internas que podrían estar trabajando contra la transformación social que prometió.
El mandatario también aludió brevemente al expresidente Álvaro Uribe, figura central del uribismo, aunque evitó pronunciarse en profundidad por respeto al proceso judicial que enfrenta tras haber sido hallado culpable por delitos de soborno y fraude procesal.
“No voy a hablar de Uribe porque respeto a las personas cuando están sub judice, porque solo son seres humanos. Como dice el dicho: al árbol caído lo hacen leña. Eso no se debe hacer. Después se para, a lo mejor. Ojalá que vaya a tener sus nietos y los cuide bien, tranquilo”, expresó con un tono inusualmente conciliador.
Pero el trasfondo político no quedó allí. Petro aprovechó para enviar un mensaje directo a las fuerzas del Pacto Histórico y a su círculo más cercano: queda un año de mandato, y para que haya una segunda etapa del proyecto popular en Colombia, la unidad será crucial.
“Espero que vengan cuatro más. Cuatro años más del proyecto popular en Colombia. Le he pedido al tocayo Gustavo Bolívar que nosotros no estamos para golpearnos entre nosotros”, dijo, en referencia a las tensiones recientes entre figuras del oficialismo.
La intervención del presidente, en una comunidad históricamente golpeada por la violencia, combinó una apuesta por el territorio y su protección, con un llamado de alerta sobre el presente y el futuro político del país. La frase que lo resumió todo quedó flotando en el aire: «No porque Petro sea el presidente se hacen las cosas».
El mensaje, sin duda, traspasa fronteras: Colombia vive un momento donde la estabilidad del gobierno de izquierda depende tanto de los enemigos externos como de los silencios y fracturas internas.
