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En un movimiento que subraya la prioridad del Gobierno colombiano por blindar la seguridad documental del país, altos funcionarios sostienen en este momento una reunión decisiva en la Casa de Nariño para definir el futuro de la expedición de pasaportes.
La reunión de alto nivel, liderada por el jefe de Despacho de la Presidencia, Alfredo Saade Vergel, convoca a la canciller encargada, Rosa Villavicencio; la gerente general de la Imprenta Nacional, Viviana León Herrera; delegados de la Embajada de Portugal y funcionarios clave del Ejecutivo. El objetivo: garantizar que la elaboración de los pasaportes —considerada un asunto de seguridad nacional y ya contemplada en el Plan de Desarrollo aprobado por el Congreso— quede asegurada bajo estándares de control estatal y cooperación internacional.
Durante al menos tres años, el país vivió en una prolongada zozobra por cuenta del contrato de expedición de pasaportes, que permaneció en manos de la empresa Thomas Greg & Sons bajo la figura de urgencia manifiesta. Según comentan fuentes cercanas, ningún canciller se atrevió a cambiar las reglas de juego: año tras año se declaraba la urgencia y se prorrogaba la contratación con el mismo proveedor, sin abrir la puerta a una modernización real del proceso.
Todo comenzó a cambiar desde la llegada de Alfredo Saade a la jefatura de Despacho. Por instrucciones directas del presidente, puso orden en la casa y dio el primer paso para que la Imprenta Nacional recupere su papel protagónico en la impresión de este documento vital para millones de colombianos. Hoy, por fin, parece asomar una luz al final del camino: la posibilidad de blindar la soberanía documental, con tecnología de punta, estándares internacionales y transparencia.
Desde el Legislativo insisten en que la producción de pasaportes no es un simple trámite administrativo, sino un pilar de la seguridad nacional que protege la identidad de los ciudadanos y cierra espacios a redes criminales. Portugal, país invitado a esta mesa técnica de alto nivel, aportaría su experiencia en sistemas de impresión y trazabilidad para fortalecer el modelo colombiano.
Aunque la Casa de Nariño no ha fijado un plazo para cerrar las conversaciones, se espera que en las próximas horas se anuncien los primeros lineamientos de una nueva era para la emisión de uno de los documentos más sensibles de la nación.
