
Ajustes precisos en la economía española para conquistar el 5% del PIB en gasto de defensa para la OTAN: repercusiones económicas y sociales (2023-2029)

Introducción
Considerando el panorama global hoy día, salpicado por la inestabilidad geopolítica y el resurgir de las potencias mundiales, la OTAN últimamente elevó la valla en inversión de defensa, pidiendo a sus miembros destinar un 5% del PIB, esa suma partida: 3,5% para defensa, y un 1,5% para asuntos de seguridad. España, quien en 2024, solamente empleó el 1,28% del PIB en defensa, se topa con un enorme desafío: ajustar las finanzas públicas y cambiar prioridades para alcanzar ese objetivo, o al menos, arrimarse a el, entre hoy y 2029. La intención de éste articulo es examinar los ajustes vitales, sus resultados económicos y el impacto social de una transformación de tal calibre.
1. El contexto: presión de la OTAN y España, postura
Tradicionalmente, España era de esos paises de la OTAN que gastaban poco en defensa, una realidad que lo colocaba al final de la fila de la Alianza, superando solamente a Luxemburgo y Eslovenia en 2024. El Gobierno español, ya saben, ha mostrado su deseo de subir este gasto al 2,1% del PIB, pero… incluso eso, parece insuficiente dada las promesas más recientes de la OTAN, que exige un 5%. Sánchez fue muy claro, no subiría el presupuesto de defensa a ese nivel, aun así la presión internacional y las esperanzas de los socios europeos no hacen más que aumentar.
2. Tamaño del desafío: qué implica pasar del 1,28% al 5% del PIB?
Para entender este reto, es útil revisar el impacto presupuestario. En 2024, España gastó aproximadamente 20.600 millones de euros en defensa. Subir el gasto al 2,1% del PIB, que implicaría un aumento de unos 10.471 millones de euros añadidos anualmente. Si fuera por alcanzar el 3,5% implicaría un esfuerzo de casi 29.800 millones más, y ya, el 5% del PIB exigiría un gasto de unos 64.600 millones de euros más anualmente, ¡casi nada!
En total el gasto en defensa se elevaría de menos de 10 mil millones de euros anuales en reales, al inicio del siglo, a sobrepasar los 80 mil millones al año en 2029, siempre y cuando haya un crecimiento moderado del PIB.
Ajustes importantes en las cuentas públicas.
Para cubrir este incremento, el Estado español se vería en la necesidad de reorganizar recursos, eso es seguro. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal AIReF calcula que por cada medio punto porcentual de PIB que suba el gasto en defensa, se deberían ajustar un 0,13% del PIB durante cuatro años, totalizando un 0,52% del PIB por cada medio punto extra. Alcanzar el 2,1% del PIB en gasto militar exigiría un ajuste de casi un punto porcentual de PIB, mientras que el 3,5% requeriría un ajuste superior a 2 puntos de PIB, vaya. El esfuerzo para alcanzar el 5% seria mucho, pero mucho mayor.
En dinero contante y sonante, el ajuste imprescindible para lograr el 3,5% del PIB en defensa excedería los 30 mil millones de euros, algo cercano a la mitad del gasto en educación más o menos 63 mil millones o, para que te hagas una idea, un tercio más que lo invertido en subsidios de desempleo, unos 23 mil millones.
El gasto en vivienda, por decir algo, anda por solo el 05% del PIB, cerca de 7000 millones de euros. Por lo mismo, cualquier subidón considerable en defensa significaría cortes importantes en otros sectores claves de gasto social y productivo.
4.- Consecuencias económicas: crecimiento, deuda y política fiscal
El efecto sobre la economía española sería bastante profundo, vaya. El Banco Central Europeo BCE, calcula que subir el gasto en defensa hasta el 35% del PIB hincharía la deuda pública en 10 puntos porcentuales. Si la meta fuera el 5%, el impacto en la deuda sería mucho peor, poniendo en riesgo la estabilidad presupuestaria y la capacidad del Estado para financiarse.
Las agencias de calificación, como S&P Global, advierten que los incrementos no atajados en defensa son el mayor peligro para la consolidación presupuestaria y la calificación crediticia de España, a medio plazo, claro. Un aumento repentino del gasto militar podría frenar la baja del déficit y subir la prima de riesgo, lo que subiría el coste de la deuda, reduciendo la inversión pública en otros terrenos.
En contraste, el crecimiento del PIB español ha exhibido una fuerza notable en los recientes años, alcanzando un sólido 3,2% en 2024, mientras se anticipan expansiones más contenidas en los años venideros. Aún así, la imperiosa necesidad de redirigir fondos hacia la defensa quizás frene el progreso en áreas cruciales para la competitividad, como la educación, la innovación y las infraestructuras, es posible.
5. Redistribución de recursos y declive de la prioridad en el gasto social.
El presupuesto estatal opera como un desafío de suma cero: acrecentar un componente conlleva la merma de otros. El Gobierno a defendido fervientemente que el aumento del gasto militar no implicará recortes en los servicios sociales; pese a esto, la dura realidad presupuestaria es inexorable, obligando a la reasignación de recursos. El gasto social (educación, salud, dependencia, vivienda, subsidios) conforma una porción significativa del presupuesto, y cualquier reajuste en defensa incidiría directamente sobre estos aspectos tan importantes.
Considere, por ejemplo, que el presupuesto destinado a la educación (63.000 millones de euros) podría verse disminuido a la mitad si 30.000 millones adicionales se asignaran a defensa; eso es loco! Incluso el presupuesto de vivienda, que ya de por si es reducido, podría extinguirse por completo.
Las prestaciones por desempleo, que resultan vitales en un país con un desempleo crónicamente alto, sufrirían también impactos.
6 Impacto social austeridad, desigualdad y reacción ciudadana
El subir del gasto en defensa causaría efectos económicos y también, muy importantes, en lo social. Para sufragar el rearme se haría obligatorio ajustar el gasto público, esto abriría una nueva etapa de austeridad semejante a la que padecimos de 2014 a 2018, pero mucho más extensa y grave. Un montón de partidas sociales disminuirían su peso en el presupuesto, empeorando las desigualdades, reduciendo la protección social.
La gente en España siempre a tenido una postura ambivalente con el gasto militar, no se. Existe algo de acuerdo sobre la necesidad de modernizar las Fuerzas Armadas, claro, y cumplir los compromisos internacionales pero también, hay quienes rechazan gastar más en defensa ya que es incompatible con lo social y ético. Organizaciones y grupos sociales alertan de los peligros de la escalada militar, y de perder fondos destinados a cooperación y diplomacia internacional.
7 Alternativas y debate político
El debate del gasto en defensa no es solo económico es, al mismo tiempo, político y ético.
Algunos eruditos y colectivos sociales postulan, con vehemencia, que la paz, no brota de más armas, sino florece con diplomacia y cooperación internacional intensificada. El gasto militar, de los países europeos de la OTAN, rebasa por mucho, y de manera sorprendente, el de Rusia (454 mil millones de dólares, contra 149 mil millones) poniendo en tela de juicio, de forma muy evidente, la propia lógica de esa carrera armamentística desbocada.
Aparte, el Gobierno español se ha esforzado, a toda costa, en hallar fórmulas de flexibilidad, para acatar los objetivos de la OTAN, defendiendo que el 21% del PIB abarca tanto el gasto en defensa, como el que se refiere a la seguridad asociada. Pero la OTAN dejó claro, que todos los países deben someterse a las mismas reglas, negando la posibilidad de acuerdos especiales.
8. Escenarios potenciales y sugerencias
Considerando la evidencia, España afronta tres panoramas principales:
Acatamiento riguroso del objetivo del 5% del PIB en defensa, supondría un esfuerzo presupuestario, sin precedentes, con recortes drásticos en el gasto social, mayor deuda y riesgo palpable de inestabilidad macroeconómica.
Ajuste parcial, aproximándose al 2-3% del PIB: Sería algo más viable, pero aun así, precisaría reasignaciones considerables y seguramente cierto nivel de austeridad, eso parece.
Aquí está la respuesta:
Mantener el statu quo (13-2% del PIB) continuaría la presión internacional con el riesgo de sanciones o la pérdida de influencia en la OTAN.
Económicamente, lo mas sensato seria aumentar el gasto en defensa, de forma gradual, priorizando la eficiencia y modernización de las Fuerzas Armadas; pero evitando cortes abruptos en el gasto social. También, sería crítico fortalecer la transparencia y el debate público sobre las prioridades presupuestarias, involucrando a la sociedad civil y los agentes económicos al tomar decisiones.
9 Impacto a medio y largo plazo
A mediano plazo, un mayor gasto en defensa podría traer beneficios para la seguridad nacional y la creación de empleo en el sector industrial-militar. Sin embargo, el efecto neto sobre el crecimiento económico probablemente será negativo, pues se recortaría gasto social y productivo, además de aumentar la deuda pública.
A la larga, la sociedad española podría bien estar sumergida en un remolino de recortes y declive de la calidad de vida, incrementándose las disparidades y una menor habilidad para responder a crisis, sean sociales o económicas. El peligro de un profundo descontento y división política se elevaría, particularmente si esos recortes tocan servicios esenciales, tipo educación, sanidad o las pensiones.
10. Reflexión Final: ¿Será sostenible el rearme para España?
A todas vistas, el gran desafío de gastar un 5% del PIB en defensa es totalmente imposible para la economía española de hoy día. El esfuerzo presupuestario requerido tendría efectos económicos y sociales muy serios, afectando la unión social, la estabilidad económica en general, y el bienestar de la población. El único camino posible es aumentar, poco a poco, pero de forma estratégica, el gasto en defensa, todo eso acompañado por una reforma fiscal que ayude a tener más ingresos sin perjudicar el crecimiento ni tampoco el empleo.
Por último, decidir cuanto gastar en temas militares no solo es un asunto de números, también es una cuestión de política y moral.
España, enfrentará un desafío mayúsculo, balanceando responsabilidades globales, seguridad interna y la salvaguarda del bienestar ciudadano. El debate está abierto, y la sociedad española tendrá la última decisión.
Anexo con estimaciones y proyecciones:
Para pintar el panorama del reto, se presentan algunos cálculos basados en datos frescos:
PIB español en 2024: Cercano a 1,5 billones de euros.
Inversión en defensa en 2024: 1,28% del PIB ≈ 19 200 millones de euros.
Inversión en defensa si fuera 5% del PIB: 75 000 millones de euros.
Aumento requerido: 55 800 millones de euros anuales extra.
Efecto en el gasto social:
Educación: 63 000 millones de euros cada año.
Prestaciones por desempleo: 23 000 millones de euros anuales.
Vivienda: 7 000 millones de euros anualmente.
Conclusión numérica simple: Para pagar el aumento de gasto en defensa, que llegue al 5% del PIB, casi todo el dinero para educación se tendría que quitar, o, triplicar el presupuesto combinado de desempleo y vivienda.
Consideraciones Finales
El tema del gasto militar en España es intrincado y tiene muchas vertientes. Subir el presupuesto de defensa al 5% del PIB provocaría impactos económicos y sociales fuertes, con consecuencias para la estabilidad presupuestaria, la deuda pública, el gasto social y la unión social.
Una senda duradera requiere un aumento, paso a paso y bien escogido. Un debate público abierto y una reforma tributaria se necesitan, para subir ingresos sin dañar el crecimiento y el trabajo. El porvenir de España estará bien ligado a cómo se resuelva esto, en el futuro cercano.
