

Multitudinaria manifestación en la ciudad de Medellín, el presidente festejo con el pueblo la aprobación de la reforma laboral
En un continente donde la popularidad presidencial puede diluirse en semanas, la imagen del presidente de Colombia, Gustavo Petro, avanza con pasos lentos pero firmes. Así lo revela la más reciente medición de la consultora CB Opinión Pública, que mes a mes toma el pulso político en América Latina y que en junio de 2025 ubica al mandatario colombiano con una imagen positiva del 37,8 %, un leve ascenso frente al 37,2 % registrado en mayo.
En cualquier otra lectura, un crecimiento de 0,6 puntos porcentuales podría parecer irrelevante. Pero en el caso colombiano, ese margen representa un fenómeno singular: un presidente que se sostiene desde la plaza pública, impulsado por el respaldo de sectores populares, en medio de un entorno institucional tenso, una oposición poderosa y una prensa que, lejos de informar con equilibrio, ha encontrado en la desinformación su principal insumo editorial.
La encuesta, basada en una pregunta directa -«¿Qué imagen tiene del presidente?»- con cuatro posibles respuestas (muy buena, buena, mala, muy mala), muestra un país dividido, pero con una franja significativa que sigue creyendo en el proyecto de transformación que Petro ha defendido desde el primer día de su mandato. El 14,4 % de los encuestados asegura tener una imagen muy buena del presidente, y otro 23,4 % declara una percepción buena, sumando un 37,8 % de aprobación general. Del otro lado, el 57,4 % manifiesta una visión desfavorable, de los cuales el 38 % considera que su imagen es muy mala y el 19,4 % mala.

Sondeo del mes de Mayo, el presidente de Colombia tenía 37.2% de favorabilidad, en el mes de junio se observa una alza
La cifra adquiere valor si se observa en contexto regional. En la medición de junio, el presidente de Argentina, Javier Milei, encabeza el ranking con un 53,5 % de imagen positiva, seguido por Daniel Noboa, de Ecuador (52,4 %), y Yamandú Orsi, de Uruguay (47,2 %). En el extremo opuesto se ubican los mandatarios con mayor desaprobación: Luis Arce, de Bolivia, con apenas 21,2 %; Dina Boluarte, de Perú, con 22,3 %; y Nicolás Maduro, de Venezuela, con un 29,5 %.
En Colombia, la narrativa mediática hegemónica ha tratado de instalar la idea de un presidente aislado, debilitado y en retroceso. Sin embargo, las cifras revelan otro panorama. A pesar de los obstáculos legislativos, las campañas de desprestigio y la constante tergiversación de su mensaje por parte de algunos medios -varios de ellos alineados con intereses políticos y económicos que históricamente han dominado el país-, Petro logra conservar un núcleo sólido de apoyo ciudadano, principalmente en sectores populares, jóvenes y regiones tradicionalmente excluidas.
La escena es clara: mientras parte del establecimiento político y mediático insiste en bloquear su agenda de reformas -que incluye cambios profundos en salud, pensiones, educación, justicia y transición energética-, el presidente se refugia en la calle, donde aún logra convocar multitudes que corean su nombre y respaldan su promesa de una “Colombia potencia de la vida”.

Como si estuviera en campaña, el presidente aún su convocatoria es multitudinaria en Colombia
Esta resistencia popular, visible en las movilizaciones que lo han acompañado durante sus recorridos por todo el país, se convierte en su mayor capital político. No es solo Petro aferrándose al poder popular, es un proyecto político que se sostiene en la legitimidad del voto y en la conexión emocional con quienes nunca habían tenido representación real en el poder central.
En ese equilibrio frágil entre el respaldo ciudadano y la ofensiva institucional y mediática, la figura del presidente colombiano se mantiene viva, activa, y con una imagen que, aunque no mayoritaria, resiste. No ha sido derrotado ni por la polarización ni por la crítica, y cada décima que suma en aprobación parece construida sobre la piedra dura de la convicción política y no sobre la espuma de la opinión coyuntural.
En América Latina, donde los presidentes muchas veces sucumben al desgaste antes de llegar a la mitad del mandato, Petro demuestra que aún tiene fuerza para disputar el relato, caminar con su pueblo y defender una visión de país que, aunque incómoda para muchos, sigue viva en el corazón de millones.
carloscastaneda@prensamercosur.org
