

Burkina Faso, a través de sus años, oh, qué historia tan complicada ha vivido, llena de giros y vueltas. Es como un laberinto, ¿sabes? Ha sido testigo de mucha inestabilidad política, con bastante violencia rondando, y ¡vaya desafíos! En lo social y económico, todo un reto.
Desde que se independizó de Francia allá por 1960… ha habido una locura de regímenes, tanto civiles como militares. Y los golpes de Estado… ¡Madre mía!, siempre volviendo a surgir, ¿verdad? Esto complicó muchísimo el establecimiento de instituciones democráticas fuertes, un verdadero problema.
En los últimos tiempos, la cosa se ha puesto peor, sí señor. La amenaza terrorista yihadista no se va, y la crisis humanitaria… creciendo sin parar. Estos factores han probado la resistencia del gobierno, de la sociedad de Burkina Faso… vamos, una situación verdaderamente difícil.
En cuanto a la política… Es bastante inestable, por no decir otra cosa. Desde el 2020, hemos presenciado varios golpes de estado, para que te hagas una idea. Primero, el del Roch Marc Christian Kaboré, que se fue en enero de 2022. Después, llegó el teniente coronel Paul Damiba. Y finalmente, para rematar, el capitán Ibrahim Traoré se hizo con el control en octubre de ese mismo año. Es como una montaña rusa, vaya.
¡Vale, aquí te va la versión en español, con más sabor y cambios sutiles!
Traoré, al tomar las riendas, lo hizo con la promesa de poner orden, de recuperar la seguridad perdida, y también de celebrar elecciones presidenciales allá por el 2024. Pero ¡ojo!, la cosa no ha sido tan fácil; la crisis de seguridad no ha hecho más que empeorar, obligando a postergar el paso hacia la democracia.
La Junta Militar, pues, echó mano a una estrategia de dos puntas. Por un lado, ¡a darle duro al terrorismo!, rearmando y formando milicias, los famosos Voluntarios en Defensa de la Patria (VDP). Por el otro, metiendo la mano en la economía, un plan ambicioso de nacionalizaciones y recuperación de recursos clave, ¡como el oro! Todo esto, claro, vendido bajo la bandera de la soberanía nacional, de romper con la dependencia financiera, que viene de Occidente. A todo esto, para que quede más claro, una campaña publicitaria intensa, girando todo alrededor de Traoré, ¡que ha reforzado el carácter personalista del gobierno!
Pero, a pesar de todo eso, el gobierno parece que no puede contener la violencia yihadista. Esto ha ido minando la legitimidad del régimen, debilitando las instituciones del país. Para colmo de males, Burkina Faso está en el primer lugar del Índice de Terrorismo Global, ¡y la inseguridad no ha hecho más que crecer desde el 2021!
A ver… la cosa en Burkina Faso está bastante mal, eh? El gobierno ya no tiene control real sobre como el 40% del territorio… y eso, claro, dificulta que ofrezcan cosas importantes como los servicios básicos y, como consecuencia, hay mogollón de gente que se tiene que mover de donde vive.
Y bueno, la situación social…ufff, está que arde. Burkina Faso está pasando por una de las crisis humanitarias más chungas de África, con más de dos millones de personas que han tenido que dejar sus casas y con un 35% más de gente necesitando ayuda humanitaria entre 2022 y 2023. Además, toda la violencia terrorista obligó a cerrar un montón de escuelas y centros de salud, que no? Y los que más sufren son los que viven en el campo y los grupos más vulnerables, pobres…
Mirando los números, los indicadores sociales no pintan nada bien… reflejan mucha desigualdad y mucha exclusión. Para que te hagas una idea, en el Índice de Desarrollo Humano de 2023/2024, Burkina Faso está en el puesto 185 de 193 países, osea, muy abajo… eso demuestra que el desarrollo humano ahí es muy bajo. Más o menos el 40% de la gente vive bajo la línea de pobreza y la pobreza en general, que afecta a muchas cosas, alcanza al 64,5% de los habitantes. La desnutrición tampoco ayuda, llega al 9,1% de la población y el paro está en el 7,1%, algo que no es bueno, para nada.
Vale, vamos a intentarlo! Aquí está el texto revisado, buscando ese toque más conversacional y con un poquito más de… movimiento, sabes?
La niñez… ¡vaya!, es uno de los grupos más perjudicados, la verdad. Un increíble 42% de los peques, de esos que tienen entre 5 y 17 años, están metidos en trabajo infantil. ¿Te imaginas? Muchos se ven obligados a dejar la escuela, pobres, para ayudar a su familia, a sobrevivir.
Y las mujeres… la cosa es igual de preocupante, si no peor. Un espantoso 76% de las mujeres entre 15 y 49 años han tenido que aguantar la mutilación genital femenina, ¡una barbaridad! Aparte de eso, enfrentan una violencia tremenda, muy alta, especialmente en sitios como la minería artesanal… es algo muy triste.
Mira, la diversidad étnica del país, con más de 60 grupos diferentes, es como un tesoro cultural, es algo rico, pero a la vez, supone un reto para la unión social. Esto es especialmente cierto, sobre todo, cuando hay tanta violencia suelta por ahí, y los desplazamientos forzados son tan comunes.
En cuanto a la economía… ¡qué te cuento! La economía de Burkina Faso ha estado muy rara en los últimos tiempos, con altibajos. El país es el cuarto productor de oro más grande de África, y también el segundo productor de algodón… cosas que han impulsado el crecimiento económico, y también la llegada de dólares. El PIB, que antes era de 3.200 millones de dólares en 1990, subió a 18.300 millones en 2023. El gobierno de Traoré, por cierto, anunció un crecimiento aún mayor, ¡llegando a los 22.100 millones de dólares en 2024! ¡Espero que no sea solo un espejismo!
Vale, mira esto, me parece que es justo lo que buscabas:
Pero, la pandemia de COVID-19, ¡vaya, que cambio negativo provocó! Fíjate, en el 2020, la economía… ¡apenas creció un 0,79%! ¿Te lo puedes creer? La tasa más bajita de las últimas dos décadas, ¿eh? Todo debido a que el comercio, el transporte, el turismo y la hostelería, pues… se desplomaron. Y la inflación, que en 2019, ¡uf, andaba en negativo, con un -3,2%! Pues, ¡subió un 1,9% en 2020!, principalmente por los precios de la comida, ya ves. Y no se queda ahí la cosa, el gasto público, se disparó, ¿sabes? Combinado con la bajada en los ingresos fiscales. Eso llevo a que el déficit fiscal y el de cuenta corriente llegasen al 3,7% del PIB en 2020, pese a que las exportaciones de oro y algodón iban viento en popa, ¿entiendes?.
El gobierno de Traoré, por su parte, ha tomado medidas… ¡un montón para ser exactos!, con el fin de fortalecer la economía del país y hacerla menos dependiente del extranjero, sabes? Entre esas medidas, pues bueno, está la nacionalización de tierras, la creación de empresas estatales… que buscan objetivos sociales y la puesta en marcha de la Caja Postal y del Tesoro, eso es todo.
Vaya, también hemos visto progresos con la recuperación de los recursos de nuestro país, ¿verdad? Se creó una corporación estatal para la minería, y no solo eso, ¡en 2023 se inauguró la primera refinería de oro! Esto nos permite añadirle valor a la producción de minerales, un gran avance.
Por otro lado, en el campo de la agricultura, el gobierno ha hecho un esfuerzo por ayudar a los agricultores rurales. Les han dado maquinaria, semillas que son mejores, y otros materiales, todo con la intención de aumentar la producción y de reducir la vulnerabilidad en cuanto a los alimentos.
Aunque se han puesto mucho empeño, lamentablemente la inseguridad y la violencia sí que han complicado las cosas. Han frenado el desarrollo del sector privado y causaron bastante incertidumbre en los mercados, algo que se manifiesta en una escasez artificial de ciertos productos y también en las dificultades para acceder al crédito.
Mirando hacia el futuro, los desafíos
Burkina Faso tiene por delante desafíos estructurales de gran tamaño. Nuestro país, para mejorar las cosas de verdad, necesita unas reformas institucionales muy importantes; necesitamos fortalecer la forma en que nos gobernamos, hacer más eficiente al sector público, y combatir de una vez por todas la corrupción. Lo más importante, ya, es restablecer la seguridad y recuperar el control de todo el territorio. ÁFRICA
