

La coyuntura global presenta un escenario favorable para los productos agropecuarios, con precios internacionales en alza y una mayor demanda en mercados clave. Sin embargo, el contexto macroeconómico argentino plantea interrogantes sobre la capacidad del país para capitalizar estas oportunidades. En entrevistas recientes, Miguel Gorelik, Director de Valor Carne, analizó el panorama actual y los desafíos que enfrenta el sector ganadero e industrial en este marco.
Un escenario internacional prometedor
El mercado global de carnes y otros productos agropecuarios ha mostrado un dinamismo significativo en los últimos meses. Factores como la recuperación económica post-pandemia, la reconfiguración de cadenas de suministro y el crecimiento sostenido de la demanda en Asia han impulsado los precios internacionales. Según Miguel Gorelik, este contexto debería ser una oportunidad ideal para que Argentina consolide su posición como proveedor estratégico en mercados clave.
China, principal destino de las exportaciones cárnicas argentinas, continúa siendo un motor de demanda, a pesar de ciertas fluctuaciones en los precios. Además, la Unión Europea y Estados Unidos se mantienen como nichos importantes para cortes premium, mientras que el sudeste asiático empieza a ganar relevancia como destino emergente.
Restricciones internas: un freno al potencial exportador
A pesar del escenario internacional auspicioso, las condiciones internas en Argentina limitan la capacidad de respuesta del sector agroindustrial. Uno de los principales problemas es el atraso cambiario. Con un tipo de cambio oficial que no refleja el verdadero costo del dólar en el mercado, los exportadores enfrentan márgenes reducidos que dificultan la competitividad.
Además, las retenciones a las exportaciones siguen siendo un tema crítico. Este impuesto representa una carga significativa para los productores y la industria frigorífica, restando rentabilidad y desincentivando la inversión. Según explicó Gorelik en su conversación con Ricardo Bindi para Agrositio, estas políticas generan distorsiones que impactan negativamente en toda la cadena de valor ganadera.
Por otro lado, la alta inflación y la incertidumbre económica general también afectan las decisiones de los productores. En lugar de apostar por una mayor producción o mejoras tecnológicas, muchos optan por estrategias más conservadoras, priorizando la supervivencia en un entorno volátil.
El impacto en la ganadería y la industria frigorífica
El sector ganadero enfrenta desafíos específicos dentro de este contexto. La falta de previsibilidad en las políticas públicas dificulta la planificación a largo plazo, mientras que los costos crecientes de insumos y servicios presionan los márgenes de ganancia. Según Gorelik, esto podría llevar a una desaceleración en el crecimiento del stock ganadero, limitando la capacidad de respuesta frente a la creciente demanda internacional.
En cuanto a la industria frigorífica, las restricciones a las exportaciones impuestas en años recientes han dejado cicatrices profundas. Aunque algunas medidas se han flexibilizado, persisten barreras que dificultan el pleno desarrollo del sector. Enrique Szewach, en su programa «Un zoom sobre la economía» de Ecomedios, destacó que las plantas frigoríficas necesitan estabilidad normativa y acceso a financiamiento para modernizarse y aumentar su capacidad productiva.
¿Qué necesita Argentina para aprovechar esta coyuntura?
Para capitalizar las oportunidades internacionales, es imprescindible que Argentina implemente políticas que fomenten la competitividad del sector agropecuario y ganadero. Entre las medidas más urgentes se encuentran:
1. Unificación y actualización del tipo de cambio: Esto permitiría que los exportadores reciban ingresos acordes al valor real del dólar, mejorando su rentabilidad.
2. Reducción de retenciones: Aliviar esta carga impositiva incentivaría tanto la producción como las exportaciones.
3. Estabilidad macroeconómica: Combatir la inflación y generar previsibilidad son factores clave para atraer inversiones y fomentar el crecimiento del sector.
4. Promoción de acuerdos comerciales: Ampliar el acceso a mercados internacionales mediante tratados bilaterales o multilaterales podría diversificar los destinos de exportación y reducir la dependencia de pocos compradores.
5. Inversión en infraestructura: Mejorar caminos rurales, puertos y sistemas logísticos facilitaría el transporte y exportación de productos agropecuarios, reduciendo costos operativos.
Argentina se encuentra ante una ventana de oportunidad única para consolidar su posición como actor relevante en el comercio internacional de carnes y otros productos agropecuarios. Sin embargo, el éxito depende de su capacidad para superar las restricciones internas que limitan su competitividad.
Como señaló Miguel Gorelik, es fundamental que el país adopte políticas que promuevan un entorno favorable para la producción y exportación. Solo así será posible aprovechar plenamente un escenario global que hoy se muestra favorable pero que no estará garantizado indefinidamente. El desafío está planteado: transformar las oportunidades externas en beneficios concretos para toda la cadena productiva nacional.
