

Siria, ¡catorce largos años después de que todo comenzara con su revolución, aún respira un aire cargado de dolor, de esa incertidumbre que no se va y la constante búsqueda de dignidad! Si tan solo te fijas en las caras de la gente que se mueven por las calles de Damasco o Alepo, captas de inmediato el enorme peso de una historia reciente, repleta de cicatrices que todavía duelen. La verdad es que, a pesar de que unos cuantos soñaron con un cambio pacífico, la realidad en este 2025 es mucho, muchísimo más complicada y, para ser honestos, con frecuencia es desgarradora.
Política: un camino incierto, sombreado por dudas.
El panorama político de Siria es, para resumirlo en una sola palabra, inestable. Tras el derrocamiento de Bashar al Assad, el país trató de rehacer su camino, pero la división y las peleas internas no han parado ni un solo instante. La firma de esa nueva declaración constitucional, por el presidente provisional, Ahmad Al Sharaa, pues… ha provocado más controversia que esperanza. El texto, que declara que la ley islámica debe regir y también establece la religión del líder del país, ha encendido muchas discusiones sobre el futuro de las minorías y sobre la verdadera esencia, la verdadera naturaleza, del nuevo gobierno.
No es que esté uniendo, ¡al contrario!, la transición ha hecho las divisiones más marcadas. ¿Entiendes? Siria permanece dividida, ¿sabes?, en territorios bajo el control del gobierno, y bueno, también en áreas dominadas por facciones opositoras, esas que tiene el respaldo de Turquía. También existen esas regiones del este, las cuales controlan las Fuerzas Democráticas Sirias, y son, de alguna forma, apoyadas por Estados Unidos. Aparte de eso, la reciente violencia sectaria en la costa y las matanzas brutales de cientos de personas, incluso muchas pertenecientes a la minoría alauita, nos muestran de forma clara que la paz…¡vaya!, es algo que todavía se ve lejano. Para muchos, los intentos del gobierno interino por investigar y sancionar estos crímenes se ven… o como algo insuficiente, o… como meros gestos que no valen la pena.
La influencia extranjera… ¡aún importa mucho, muchísimo! Rusia e Irán, no hay duda, siguen apoyando al régimen. Mientras tanto, Turquía y Estados Unidos, qué crees?, continúan con su apoyo a diferentes actores que andan por ahí, metidos en el terreno. ¡La verdad! Siria es, en muchos casos, como un gran tablero de ajedrez, ¡ya sabes!, donde las potencias regionales e internacionales, como locos, mueven sus piezas a su antojo… olvidándose a menudo de lo que la gente necesita. ¡Triste!

Economía: ¡Desastre total! ¡Supervivencia a duras penas!
En el aspecto económico, Siria está viviendo una de las peores épocas de su historia, ni te imaginas…
¡Vaya, la libra siria ha sufrido una caída impactante! Perdió más del 99% de su valor desde 2011, ¿te lo puedes creer? Y la inflación… ¡se ha disparado! Ya alcanzó niveles que simplemente son imposibles de sostener.
La vida cotidiana es un auténtico desafío, una prueba diaria. Los precios de los alimentos, los más básicos, se han multiplicado varias veces, ¡una locura! El acceso a la electricidad y al agua…es irregular, para decirlo suavemente. Para muchísima gente, la vida es una lucha constante, una batalla tremenda, ¡simplemente para sobrevivir!
¡Más del 90% de la gente vive en la pobreza! Es una situación muy dura. Las sanciones internacionales, combinadas con la mala gestión y la falta total de inversión…todo eso hundió cualquier esperanza de una recuperación rápida. Ni siquiera el apoyo, el que llega de Rusia e Irán, pudo evitar este colapso tan drástico. La economía informal… se ha convertido en el único refugio, ¡la única tabla de salvación! para millones de sirios, mientras el desempleo y la desesperanza empujan a muchos a buscar una salida fuera del país, a dejarlo todo.
La reconstrucción, esa que tanto prometen en los discursos oficiales, apenas avanza, lamentablemente. Los proyectos internacionales, ¡se frenan! se ven paralizados por la inseguridad y la falta de garantías legales, es decir, la inseguridad los frena. La crisis de los desplazados, los que se fueron, tanto internos como externos, ha cambiado todo el panorama demográfico. Ha dejado pueblos y ciudades enteras completamente vacías.
Las remesas que provienen de la diáspora…son, para demasiadas familias, como que su única fuente de ingreso… esa que les da estabilidad.
Sociedad: resiliencia en medio del caos.
La sociedad siria… han mostrado una tenacidad…una resiliencia asombrosa, ¡pero!, el precio a pagar ha sido colosal. Mas de 6,5 millones de gente tuvieron que salir huyendo del país…buscando un refugio… en Turquía, Líbano, Jordania y también en Europa. Además, hay muchísimos otros… viviendo desplazados dentro de la misma Siria… en condiciones inhumanas, ya que es…casi insoportable. Esa presión… desde la comunidad internacional… para que los refugiados regresen… es increíble, porque choca con la realidad… la inseguridad, la falta de servicios básicos, y por supuesto… la inexistencia de un acuerdo político de verdad, hacen casi imposible que tengan un regreso seguro y digno.
El tejido social está despedazado. Esa violencia entre sectas… ha dejado unas cicatrices muy hondas… y el miedo a que les hagan daño sigue presente, ahí mismo. Las familias, como si fuera poco, se fragmentaron, y los niños, ya ven, han crecido en medio del sonido de las bombas y de la incertidumbre total. Las escuelas y hospitales… cuando pueden funcionar… lo hacen en unas condiciones muy, muy malas. ¡Y aun asi!, la vida sigue, ¡así es!. Hay personas que… reconstruyen sus casas una y otra vez, algunos organizan clases en los sótanos, y otros… a pesar de todo… mantienen encendida esa esperanza, una esperanza de un futuro diferente, ¡imagínate!
Bueno, aquí vamos con esto…
La cultura, la música, esas costumbres, todo eso, aun respira, por mucho que intente desaparecer. Y en los mercados, ¡ay!, los aromas y la vibrante paleta de colores parecen susurrar sobre épocas doradas, ¿sabes? Las historias de ayuda mutua y unión entre personas, esas son comunes; es que la compasión en Siria es como una forma de resistir, una lucha constante.
La seguridad… uh, un país colgando de un hilo. La seguridad en Siria, hoy por hoy, es algo tan delicado, como un espejismo. ¿Entiendes? Las matanzas que han pasado cerca de la costa, los constantes enfrentamientos entre el gobierno y esos restos del régimen antiguo, y también la presencia de grupos armados que no están afiliados a nadie, todos tienen al país al borde del colapso, ¡vaya! Además, las invasiones de Israel, los ataques de milicias, y la tremenda tensión que siempre hay… ¡uff!, hacen que la paz parezca algo muy, muy distante, como un sueño, quizás.
El gobierno temporal, ¡sí!, ha prometido investigaciones y que habrán justicia… pero la confianza de la gente es, bueno, casi nula, ¡eh! La sensación de que uno es vulnerable está en todas partes. Muchos temen que, tras la caída de Assad, lo único que haya cambiado sea la cara de los que mandan, no la forma de oprimir ni la violencia.
El futuro…incierto…pero sin perder la esperanza. Siria camina en la cuerda floja, entre todo el fuego de la región y las ambiciones de esos agentes externos, ¡ahí nomás!
Bueno, la gente de Siria, aún sueña con la libertad y la dignidad, ¿sabes? Esas cosas por las que salieron a la calle hace catorce largos años, y el precio, ¡ay!, ha sido muy alto, no crees?
Y mira, el viaje, la senda hacia la reconstrucción y también esa difícil reconciliación, será algo larguísimo, y lleno de baches, un lío…pero la historia de Siria es también una muestra de terquedad, de resistir.
A pesar de todo lo malo, y créeme, que es mucho, todavía, ¡hay espacio para la esperanza!, todavía podemos creer, ¿no es así?
