
El dengue, esa enfermedad que muchos asocian con fiebre alta y dolores intensos, se ha convertido en una preocupación constante para millones de personas, especialmente en regiones tropicales. Y es que, en los últimos años, los brotes han aumentado y el virus parece no dar tregua. Pero, ¿qué sabemos realmente sobre cómo se transmite, qué avances hay en vacunas y cómo se trata? Aquí te lo cuento de manera cercana y clara, porque el dengue no es solo un dato en las noticias: es una realidad que puede tocar la puerta de cualquier hogar.
Transmisión: el enemigo silencioso
La verdad es que el dengue no se transmite de persona a persona como un resfriado. El verdadero villano es el mosquito del género Aedes, sobre todo el Aedes aegypti, aunque otras especies como el Aedes albopictus también pueden propagar el virus. Estos mosquitos suelen vivir cerca de las personas, dentro y fuera de las casas, y ponen sus huevos en cualquier recipiente con agua: desde una maceta olvidada hasta el bebedero de la mascota. No importa si es de día o de noche, estos mosquitos pueden picar en cualquier momento y, si han picado antes a una persona infectada, pueden transmitir el virus a otra con una sola picadura.
Además, aunque es raro, una mujer embarazada puede transmitir el virus al feto. En casos excepcionales, el dengue puede propagarse por transfusiones de sangre o trasplantes, pero la vía principal sigue siendo la picadura del mosquito infectado.
Vacunas: un rayo de esperanza
Durante años, la única defensa real contra el dengue era evitar las picaduras. Pero la ciencia no se ha quedado de brazos cruzados. En la actualidad, existen dos vacunas autorizadas: Dengvaxia® (CYD-TDV) y Qdenga® (TAK-003). Cada una tiene sus particularidades y limitaciones.
Dengvaxia® fue la primera en llegar, pero solo se recomienda para personas que ya han tenido una infección previa por dengue, ya que en quienes nunca han estado expuestos puede aumentar el riesgo de enfermedad grave. Por eso, antes de administrarla, es necesario hacer una prueba para confirmar si la persona ya tuvo dengue. Esto, la verdad, limita mucho su uso masivo.
La gran novedad es Qdenga® (TAK-003), una vacuna viva atenuada que protege contra los cuatro serotipos del virus. Ha demostrado ser eficaz y segura, sobre todo en niños de 6 a 16 años que viven en zonas donde el dengue es endémico. La pauta es sencilla: dos dosis con tres meses de intervalo. La Organización Mundial de la Salud la ha precalificado recientemente, lo que abre la puerta a que más países puedan adquirirla y distribuirla a través de organismos internacionales. Los estudios muestran que TAK-003 puede reducir significativamente la incidencia y la hospitalización por dengue, con una eficacia que ronda el 80% en niños y adultos jóvenes. Además, los efectos secundarios suelen ser leves, como dolor de cabeza o erupción cutánea, y los eventos graves son muy poco frecuentes.
Y no todo termina aquí. Hay otras vacunas en desarrollo, como la del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE. UU., que está en fases avanzadas de estudio. La esperanza es que, en los próximos años, tengamos más opciones para proteger a las poblaciones más vulnerables.
Tratamiento: aliviar, observar y actuar a tiempo
Aquí viene una de las partes más frustrantes: no existe un tratamiento específico que elimine el virus del dengue. El abordaje es principalmente sintomático, es decir, se trata el dolor y la fiebre (con paracetamol, nunca con aspirina o ibuprofeno por el riesgo de hemorragias), se recomienda reposo e hidratación abundante. En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen en una semana, pero hay que estar muy atentos.
El dengue puede complicarse y convertirse en dengue grave, con riesgo de hemorragias, shock y daño en órganos vitales. Los factores de riesgo para desarrollar formas graves incluyen la edad (niños pequeños y adultos mayores), enfermedades crónicas como obesidad, hipertensión o diabetes, y haber tenido una infección previa por otro serotipo del virus. Si aparecen signos de alarma como dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, sangrado o dificultad para respirar, es fundamental acudir al hospital de inmediato.
Nuevos adelantos y retos
El panorama del dengue en 2025 está marcado por avances científicos y desafíos enormes. La precalificación de la vacuna TAK-003 por la OMS es un paso gigante: por fin se puede pensar en campañas de vacunación más amplias en países donde el dengue es una amenaza diaria. Además, la investigación sigue explorando nuevas estrategias, desde mosquitos genéticamente modificados que no pueden transmitir el virus hasta antivirales experimentales.
Sin embargo, la batalla no termina con la ciencia. El cambio climático y la urbanización están expandiendo el territorio de los mosquitos Aedes, haciendo que el dengue llegue a lugares donde antes era casi desconocido. Por eso, la prevención sigue siendo clave: eliminar criaderos de mosquitos, usar repelente y protegerse con mosquiteros.
Un mensaje final
El dengue no es solo un problema de salud pública, es una realidad que afecta a familias, comunidades y países enteros. Pero hoy, más que nunca, hay motivos para la esperanza. La ciencia avanza, las vacunas llegan y la información salva vidas. La clave está en no bajar la guardia y en sumar esfuerzos, porque cada acción cuenta en la lucha contra este enemigo silencioso.
