Guillermo Amoedo: el guionista uruguayo que predijo al Papa León XIV. Por Luciana Demaría

Cuando conocí a Guillermo Amoedo en la Universidad de Montevideo estudiando Comunicación, ya era evidente que había algo distinto en él. No solo por su talento innato para el suspenso psicológico o el terror, (imborrable su primer corto La escafandra que filmó entre los pasillos de la biblioteca de la Universidad) sino por una convicción silenciosa, de que vivir de vivir escribiendo guiones no era un solo sueño imposible. Contra todo pronóstico, lo logró y concedió una entrevista a HELVECIA a pesar de su ajetreada agenda.

Guillermo nació en Montevideo, pero desde 2007 reside en Chile, país al que llegó recomendado para estudiar guión en la Universidad de los Andes. Desde entonces, su carrera tomó un rumbo internacional que lo llevó a trabajar con uno de los nombres más reconocidos del cine de terror: Eli Roth. Junto a él escribió los guiones de Aftershock (2012), The Green Inferno (2013) y Knock Knock (2015), esta última protagonizada por Keanu Reeves. Historias tensas, oscuras, con una lectura profunda sobre los límites humanos. En El habitante (2017), de hecho, hay un elemento premonitorio: una escena escrita en 2015 en la que se menciona al Papa León XIV. Años después, esa ficción cobra un nuevo sentido, tras la elección real de un pontífice con ese nombre en 2025.

Fiel a su serenidad, no recordaba exacto el nombre que le había puesto al Papa y tuvo que volver a ver la película para el mismo creerse lo que había escrito. Cuenta que en ese tiempo investigó sobre premoniciones, Papas, y un cruce de nombres los llevo a bautizar a un personaje como el Papa León XIV. De hecho la película comienza con “Ha muerto el Papa León XIV”.

Pero Guillermo no solo ha brillado como guionista: también ha dirigido dos largometrajes que fueron premiados en festivales internacionales. The Stranger (2014) consolidaron su nombre como director dentro del género de terror, explorando mundos donde el mal no siempre es sobrenatural, y donde los límites morales se desdibujan.

Más allá de los premios, los créditos y los festivales, quienes lo conocimos en sus inicios lo recordamos como un tipo humilde, callado y con una mirada distinta sobre la realidad. En el fondo lo veíamos como un soñador. Esos que parecen vivir en una dimensión aparte, escribiendo guiones para cortometrajes mientras el resto estudiaban para un parcial. No sabíamos entonces que ese soñador estaba construyendo una carrera internacional, y que su voz terminaría resonando en las pantallas del mundo. Hoy, Guillermo sigue escribiendo y filmando, y como en aquella escena premonitoria del Papa León XIV imaginando futuros que, a veces, se hacen realidad, con la misma humildad con la que hablamos alguna vez en la Universidad.