
El turno de Guatemala.
Guatemala en 2025: Un viaje entre la esperanza y el desafío de cada día
Miren, hablar de Guatemala en 2025 es… pues, como adentrarse en un cuento de realismo mágico. Cada página está llena de avances sorprendentes y problemáticas que no parecen tener fin, ¿saben? El país está viviendo un momento de cambio, y aunque esto da esperanza a mucha gente, también hay una sensación rara, como de inestabilidad. Así que, vamos a echar un vistazo a este panorama, desde la política hasta la economía, pasando por la vida social. Quiero que entendamos lo que está pasando hoy, justo ahora, en el corazón de Guatemala.
Política: Una democracia caminando en la cuerda floja…
La elección de Bernardo Arévalo como presidente en enero de 2024, fue… wow, un momento de respiro, ¿verdad? Después de tantos años de corrupción y desconfianza, pues imaginen. Arévalo, junto con su vicepresidenta, Karin Herrera, entraron con la promesa de refrescar la democracia y les digo algo: su victoria —con un impresionante 60% de los votos— encendió una luz de esperanza en un país que a menudo se siente decepcionado.
Pero, para que les digo, la política, como todos sabemos, es dura, es áspera.
¡Bueno, aquí te va!
El partido gobernante, Semilla, no tiene mucha fuerza en el Congreso, controlando tan solo 23 de 160 asientos. ¡Imagínate eso! Esto pone al gobierno en una posición minoritaria y le dificulta mucho lograr cambios importantes y realmente profundos.
Encima de eso, ese grupo turbio, conocido como el «Pacto de Corruptos,» una red de personajes poderosos en la política y la justicia, siguen moviendo los hilos detrás de las bambalinas. Es como si estuvieran operando en secreto, ¿sabes?
Consuelo Porras, la fiscal general, se ha transformado en un obstáculo muy fuerte para cualquier cambio, un símbolo de resistencia. Ella, simplemente, ha hecho oídos sordos a las peticiones del presidente para que renuncie. Increíble, ¿verdad?
Y ojo, porque muchos fiscales, jueces, periodistas y activistas han sufrido persecución, encarcelamiento, ¡o incluso el exilio! Todo esto bajo amenazas de acusaciones totalmente falsas, sin base alguna.
La tensión es obvia, se siente en el aire. Los intentos de desestabilizar al gobierno parecen estar aumentando, especialmente mientras se acerca el final del periodo de Porras en 2026.
Ah, y no nos olvidemos de la comunidad internacional, que está prestando mucha atención. La Unión Europea y Estados Unidos ya han puesto sanciones a funcionarios guatemaltecos por temas de corrupción. Y la relación con Washington, particularmente en temas migratorios, se ha fortalecido desde que Arévalo llegó al poder.
En medio de todo este lío, se percibe la sensación de un país que está en una situación muy delicada, como si estuviera caminando sobre una cuerda floja, tratando de no caerse.
¡Claro que sí! Aquí tienes la versión modificada, buscando mayor naturalidad y variación en el lenguaje:
Hay esperanza, por supuesto, pero también un temor tremendo a que el viejo sistema, ya sabes, acabe tragándose cualquier intento de cambio, como un monstruo hambriento.
Economía: Crecimiento, Remesas y la Sombra Eterna de la Desigualdad
En cuanto a la economía, Guatemala es… ¡sorprendente! A pesar de todo lo que se dice, el país podría llegar a terminar el 2025 con un crecimiento del PIB de, incluso, el 4.1%, según el Fondo Monetario Internacional. Este impulso, viene mayormente, del consumo dentro del país, las inversiones, y, cómo no, de las remesas que llegan desde Estados Unidos. Esas transferencias de dinero familiar, son como el salvavidas que necesitan millones de familias, para poder sobrevivir cada mes.
Pero claro, no todo es un camino de rosas. Las exportaciones, no lo han tenido fácil, debido a los aranceles de los Estados Unidos, y algunos expertos alertan que el crecimiento real, podría ser solo alrededor del 3% si no se solucionan los problemas de cómo se usa el presupuesto y si sigue la inestabilidad en el comercio con otros países. Además, atraer inversión extranjera directa (IED) sigue siendo todo un desafío. Aunque Guatemala cerro el 2024 con 1.650 millones de dólares en IED y tiene el objetivo de llegar a los 1.815 millones en 2025, los analistas dicen que aún hace falta modernizar leyes, y que haya más transparencia para poder atraer inversión nueva.
Por un lado, la inflación… ¡bueno! Parece que se mantiene en un nivel bastante manejable, con un 1.79% anual registrado en febrero de 2025. Esto, francamente, es bastante comedido si miramos a nuestros vecinos. Además, el quetzal… ¡ah, el quetzal! sigue firme, exhibiendo una estabilidad que a veces hasta envidiamos en comparación con el dólar estadounidense. Sin embargo, y aquí es donde la cosa se pone… compleja, la desigualdad persiste, como una sombra constante.
Y es que más de la mitad de la gente lucha con la pobreza. Imaginen eso, más de la mitad. Y para empeorar las cosas, un 16.2% sobrevive en una pobreza que es… extrema. Duele decirlo, ¿verdad? Esas cifras revelan claramente que el crecimiento económico, por más que lo intentemos, no está llegando a todos, no se traduce automáticamente en bienestar para toda la gente.
Hablemos un poco de la sociedad guatemalteca: pobreza, la educación, y la lucha diaria… ¡Qué combinación! Guatemala es un verdadero mosaico social lleno de contrastes… por una parte, tenemos cosas buenas, ¿saben? Avances que nos dan un poco de esperanza. Miren el ciclo escolar 2025: arrancó con más de tres millones de estudiantes inscritos. ¡Increíble! Y ni hablar de los programas nuevos… ¡Un montón! Quieren transformar la educación por completo. Desde laboratorios de ciencia y tecnología, metidos en los institutos oficiales, hasta becas de inglés, y proyectos de lectura en las zonas rurales… sí, la apuesta por la innovación educativa es real, sin duda alguna.
De hecho, ideas súper ingeniosas como “Mi Escuela Va al Museo” y “Ajedrez en el Aula” han surgido; el objetivo, por supuesto, es encender esa chispa de curiosidad y desarrollar el pensamiento crítico en los chavos.
Pero, ojo, la pobreza es el obstáculo más grande, ¿sabes? Ese tremendo muro que impide el progreso social. Aún hoy, un impactante 56% de los guatemaltecos luchan con condiciones difíciles; la diferencia entre el campo y la ciudad, entre indígenas y mestizos, y sí, entre hombres y mujeres, sigue siendo… uff… enorme, muy profunda. La vida diaria de muchísimas familias está llena de dudas: encontrar un trabajo de verdad es casi como un privilegio y para muchos, el acceso a lo básico, como atención médica y una casa, sigue siendo algo bien lejano.
Y bueno, aunque el gobierno de Arévalo ha jurado pelear contra la exclusión y darle una vida digna a los más necesitados, la verdad es que la situación política y la escasez de dinero limitan muchísimo lo que se puede lograr, al menos en el futuro cercano, ¿no?
Un país que no se rinde…
Guatemala, allá por el 2025, es un país lleno de contradicciones y, ¡vaya!, de mucha resiliencia.
¡La política es un verdadero campo de guerra, no? Mientras tanto, la economía, aunque intenta, deja a demasiados rezagados. Y, vamos, que la sociedad se parte el alma a diario solo para sobrevivir…
Hay esperanza, claro que sí, pero también, vaya, mucho cansancio. Montones de guatemaltecos, eh, miran al porvenir con una curiosa mezcla: la ilusión y una pizca de escepticismo. Saben, en el fondo, que los cambios reales, los de verdad, ¡no aparecen mágicamente de un día para otro!
Pero, ¿sabes? Si algo define a este país, a Guatemala, es su tremenda capacidad para aguantar el tirón. Entre volcanes y lagos majestuosos, en medio de crisis terribles y sueños que a veces parecen tan lejanos… Guatemala sigue, terco, buscando su propio camino. Y es que, a pesar de todo lo que pasa, aquí la esperanza, esa llama, ¡nunca se termina de apagar!
