

Imagen VicePresidencia de Colombia
En un país donde la infancia sigue siendo blanco de una guerra que no termina, la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, hizo un llamado firme y sin concesiones a la comunidad internacional. En un encuentro celebrado en Bogotá con representantes de países miembros de la Unión Europea y directivos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Márquez puso sobre la mesa una de las más crudas realidades del conflicto armado: el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes, especialmente de comunidades étnicas.
«Lo que está en juego no es solo el futuro de estos territorios, sino la dignidad misma de nuestros pueblos», expresó Márquez, visiblemente comprometida durante la jornada de trabajo que tuvo lugar en el corazón de la capital colombiana. El encuentro no fue una reunión más en la agenda diplomática: fue una escena de urgencia. Las cifras, aunque silenciadas por el ruido político, siguen creciendo en regiones donde la violencia ha sustituido al Estado y donde las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo solo confirman lo que ya es una tragedia anunciada.
Los diálogos se centraron en la necesidad de robustecer las acciones de prevención frente al reclutamiento, uso, utilización y violencia sexual (RUUVS) que afectan a la niñez, especialmente en zonas afrodescendientes e indígenas, donde los grupos armados ilegales han encontrado terreno fértil por la ausencia de oportunidades reales. Las medidas discutidas incluyen desde la implementación efectiva de proyectos étnicos previstos en los Planes de Acción para la Transformación Regional (PATR) hasta la urgencia de garantizar financiamiento para iniciativas que hoy están paralizadas por falta de recursos.
Las delegaciones europeas coincidieron con el Gobierno colombiano en que no basta con condenar el reclutamiento infantil: es necesario actuar, y actuar ahora. «La cooperación internacional no puede seguir siendo un respaldo distante. Tiene que ser presencia efectiva en los territorios», subrayó uno de los voceros europeos presentes en la reunión.
El encuentro concluyó con un compromiso mutuo: articular esfuerzos y recursos para generar alternativas reales para los jóvenes atrapados entre la pobreza, la violencia y la falta de futuro. Pero también dejó una advertencia. Sin voluntad política y sin inversión internacional decidida, la infancia colombiana seguirá pagando un precio demasiado alto por una paz que aún no llega.
carloscastaneda@prensamercpsur.org
