

Imagen Comfenalco Antioquia
Una joven que se sonroja hasta perder la voz. Un bibliotecario que desafía a la inteligencia artificial con preguntas humanas. Un grupo de mujeres que empuña herramientas en una mina antioqueña para derribar estigmas. Estas no son ficciones ni exageraciones: son historias reales, urgentes y profundas que encuentran en la literatura una manera de resistir el olvido. La Editorial Comfenalco Antioquia llega este año a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FilBo) con un puñado de libros que no buscan entretener ni enseñar desde el pedestal, sino provocar encuentros, abrir preguntas y acompañar silencios.
Este sábado 3 de mayo, de 7:00 a 8:00 p. m., en el espacio Talleres 2 de Corferias, el sello editorial presentará algunas de sus más recientes publicaciones: obras que nacen del territorio, que se escriben desde la experiencia y que se atreven a mirar de frente las realidades que muchos prefieren evitar. En un país que aún lucha por reconocer su diversidad y sanar sus fracturas sociales, estos libros proponen una herramienta poderosa: la conversación honesta.
Uno de los títulos más potentes de esta nueva cosecha es Raros somos, escrito por el periodista y cronista Juan Salazar Piedrahita, ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. En sus 135 páginas, el autor reúne una serie de relatos profundamente humanos, marcados por la exclusión, el estigma, la diferencia… y también por la resiliencia, la ternura y el deseo irreductible de pertenecer. María Alejandra, por ejemplo, es una de las voces que habitan el libro. Tiene 23 años y cada conversación es para ella un campo minado. Se sonroja hasta el punto del colapso, le sudan las manos, se le corta la voz, le pica la piel. Ha pasado por psicólogos, ha intentado técnicas de respiración, ha puesto el alma entera para encajar, sin lograrlo del todo. En su entorno, muchos la llaman “Fresita” o “Tomate”. “La que se pone roja”. Ese apodo, esa marca, ese color, se vuelve una cruz.

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Pero Raros somos no convierte estas historias en simples anécdotas ni en lecciones de vida. No hay condescendencia ni victimismo. Lo que hay es mirada, escucha, respeto. “La exclusión no existe fuera de las personas que la sufren”, escribe Salazar, parafraseando a Martín Caparrós. Y esa es la clave: cada historia es una puerta abierta a la experiencia del otro, sin filtros ni decorados.
El libro forma parte de la colección Mirada Interior de la Editorial Comfenalco Antioquia, que se propone justamente eso: provocar empatías, construir puentes entre lo íntimo y lo colectivo, poner en el centro a quienes han sido desplazados del discurso dominante.
Junto a este título, se presentará también la colección Mirar Distinto – Colaboratorio LEO, una iniciativa conjunta entre Comfenalco Antioquia y la Alcaldía de Medellín que invita a repensar el papel de las bibliotecas, la lectura, la escritura y la oralidad en un mundo atravesado por la incertidumbre, la tecnología y el deseo de sentido.
La colección está compuesta por cuatro libros breves pero poderosos:
Leer el mundo para cuidar la vida, una conversación con la ingeniera ambiental Cristina Romero;
Leo para curar el alma, de la literata y cuentoterapeuta Tatiana Jaramillo;
La música de las palabras, un diálogo entre letras y sonidos con el músico Camilo Suárez;
e IA, el juego de la imitación, en el que el bibliotecario 4.0 Santiago Villegas-Ceballos se pregunta, junto al promotor de lectura Joan Guzmán (y hasta con una inteligencia artificial), qué papel juegan hoy las tecnologías emergentes en la mediación cultural.
Este último texto lanza preguntas que retumban más allá del ámbito bibliotecario: ¿qué habría pasado si Google se hubiera aliado con las bibliotecas públicas del mundo? ¿Qué sucede cuando los algoritmos deciden qué leer? ¿Cómo recuperar la sensibilidad y la crítica en un entorno saturado de información? Lejos de los discursos apocalípticos o celebratorios, el libro propone un punto medio: integrar la tecnología sin perder de vista lo humano, lo comunitario, lo sensible.
Los cuatro títulos, publicados en formato bolsillo y también disponibles en versión digital gratuita, nacen de diálogos en territorio, de encuentros con promotores culturales, mediadores, investigadores y lectores reales. “No se escribieron en un escritorio aislado. Se escribieron en la calle, en las bibliotecas, en los salones comunitarios, en las conversaciones largas con quienes se dedican a sembrar palabras”, explica Diego Aristizábal, editor de la editorial.
La mirada distinta no solo está en los temas, sino también en la forma de narrarlos. Leo para curar el alma, por ejemplo, no habla de libros como recetas, sino como refugios. La música de las palabras no separa la literatura de la oralidad ni de los ritmos del cuerpo. Y Leer el mundo para cuidar la vida parte de una premisa poderosa: leer no solo para saber más, sino para cuidar lo que amamos, incluso cuando ese amor duela.
Completando esta propuesta editorial, se suma Un, dos, tres por ti. Lo perdido y lo encontrado, un libro familiar escrito por Lina María Palacios y Brayan Herrera, con ilustraciones de Lennis Orozco. Inspirado en los clásicos de la literatura infantil, pero escrito con los ojos puestos en los desafíos del presente, la obra invita a reconocer el duelo, la pérdida y la transformación como parte del camino. “Nada se pierde realmente para siempre”, dice una de sus líneas. Y eso, en tiempos donde tanto parece desaparecer, es casi una declaración de fe.
Esta colección, llamada Érase una vez, rescata las voces de los bibliotecarios de Comfenalco Antioquia, que no solo prestan libros, sino que acompañan procesos, leen dolores y celebran encuentros. Son libros que caben en una mochila, pero que cargan preguntas grandes. Libros que no se imponen, sino que invitan. Libros que, como diría Eliana Castro, periodista y autora de uno de los títulos, “les ayudan a las personas a salirse de sus propios pensamientos y encontrar otros estímulos para conectarse con el sentido de la vida”.
Este sábado, entonces, no se trata solo de asistir a una presentación editorial. Se trata de acercarse a una conversación viva, múltiple, diversa. De mirar distinto. De permitirnos ser, por un momento, esos otros. Y quizás, solo quizás, al final de la lectura, entendamos que en realidad, todos somos raros. Y que eso no nos separa, sino que nos hermana.
carloscastaneda@prensamercosur.org
