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La amenaza de la fiebre amarilla ha vuelto a encender las alertas sanitarias en Colombia, y la Superintendencia Nacional de Salud ha tomado la delantera en la respuesta nacional. Con medidas urgentes y una estrategia territorial reforzada, la entidad avanza en la atención de la emergencia, declarada oficialmente el pasado 16 de abril por el Ministerio de Salud y Protección Social.
El Superintendente Nacional de Salud, Giovanny Rubiano García, hizo un llamado enfático a EPS, IPS, equipos de salud y brigadas de vacunación para que actúen con máxima diligencia y compromiso. “Esta es una carrera contra el tiempo que solo podremos ganar con una movilización decidida de todo el sistema”, declaró, destacando que la vacunación sigue siendo la herramienta más poderosa para cortar la cadena de transmisión del virus.
Desde octubre de 2024, las alarmas se encendieron en los departamentos de Tolima y Caldas, donde brotes confirmados activaron la instalación de Puestos de Mando Unificado (PMU) y una intervención coordinada entre la Supersalud, el Instituto Nacional de Salud, el Ministerio de Salud y las autoridades locales. Con la declaratoria de emergencia nacional, se sumaron 11 nuevos PMU a lo largo del territorio, elevando a 77 las acciones inmediatas desplegadas en 111 municipios identificados como de alto riesgo, distribuidos en 13 departamentos. El despliegue logístico ha sido significativo: 2700 Equipos Básicos de Salud enviados por el Ministerio, más otros 609 financiados por entidades territoriales, han intensificado la cobertura en zonas críticas. A esto se suman 534 equipos de vacunación actualmente activos, fundamentales para llegar a comunidades vulnerables y población en tránsito. Además, 72 entidades territoriales ya han contratado los Planes de Intervenciones Colectivas (PIC) para 2025, centrados en promoción, gestión del riesgo y vacunación. Un total de 29 municipios cuentan con estrategias específicas de inoculación, incluyendo acciones para proteger a viajeros.

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Sin embargo, no todo es avance. La Supersalud ha identificado vacíos preocupantes en el conocimiento de algunas entidades sobre la categorización del riesgo en sus municipios. La lentitud en la vacunación en zonas endémicas y la falta de coordinación con los Consejos Territoriales de Zoonosis —activos solo en 27 departamentos— también preocupan a las autoridades.
Ante este panorama, la Superintendencia ha definido una hoja de ruta con medidas prioritarias: fortalecer la socialización sobre las obligaciones en el marco de la emergencia; garantizar el suministro constante de vacunas; activar mesas técnicas para seguimiento; y exigir transparencia en el uso de recursos. Asimismo, se intensificará el seguimiento al avance de las 77 acciones inmediatas y se pondrán en marcha mesas de inspección, vigilancia y control en los municipios más afectados. Las entidades que incumplan podrían enfrentar procesos sancionatorios.
La Delegatura para Entidades Territoriales aseguró que la Supersalud mantendrá una vigilancia firme y permanente. “La protección de la vida y la salud no admite vacilaciones. Cada día que pasa sin actuar pone en riesgo a miles de personas, en especial en los corredores eco-epidemiológicos donde el virus puede avanzar con rapidez”, concluyó el ente de control.
El país enfrenta una nueva amenaza sanitaria. Pero con decisión, coordinación y vigilancia efectiva, aún es posible frenar la propagación de la fiebre amarilla y proteger a las comunidades más vulnerables.
carloscastaneda@prensamercosur.org
