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En un momento decisivo para el futuro de la reconciliación nacional, el presidente Gustavo Petro lanzó un contundente mensaje desde la firma del acuerdo entre la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), alianza destinada a ejecutar los proyectos restaurativos ordenados por el Tribunal para la Paz.
Lejos de limitarse a lo protocolario, Petro se valió del escenario para plantear una profunda reflexión sobre la responsabilidad histórica del Estado colombiano en la implementación del Acuerdo de Paz firmado en 2016 con la extinta guerrilla de las FARC. “Ese Acuerdo no es solo un compromiso nacional. Nos obliga más allá de nuestra Constitución, nos compromete ante la humanidad”, afirmó el jefe de Estado, visiblemente enfático.
Petro recordó que el pacto alcanzado en La Habana no es un documento más en los archivos del país, sino un acuerdo con implicaciones internacionales, respaldado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Comprometerse ante la humanidad en temas de paz es comprometerse ante las Naciones Unidas en su estancia más eficaz y de mayor poder: el Consejo de Seguridad, las mismas Naciones Unidas que vencieron a Hitler”, sostuvo, subrayando que no cumplir con lo pactado equivale a incumplir ante la comunidad internacional en su máxima expresión. El mandatario también se refirió a la reciente participación de la canciller Laura Sarabia en el Consejo de Seguridad, donde presentó un balance del proceso de implementación. Según Petro, la intervención fue clara y transparente: se reconocieron avances, pero también se expusieron las profundas deudas aún pendientes. “Nosotros no vamos a contar cuentos. Hay un gran avance, sí, pero también hay grandes agujeros oscuros que no nos permiten decir con certeza que el Estado está cumpliendo con el Acuerdo de Paz firmado en el 2016”, declaró, dejando en el aire una advertencia tan urgente como necesaria.
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El acuerdo entre la JEP y la ARN representa una oportunidad concreta para avanzar en uno de los pilares fundamentales del Acuerdo de Paz: la reparación restaurativa. Estos proyectos permiten a los firmantes de la paz contribuir activamente a la reconstrucción del tejido social en los territorios más golpeados por la guerra. Pero, como dejó claro Petro, sin voluntad institucional real, sin decisiones de fondo y sin una mirada integral del Estado, estos esfuerzos pueden quedar reducidos a gestos simbólicos.
“Aún estamos a tiempo de cumplir con lo pactado”, concluyó el presidente, en un llamado no solo a los organismos del Estado, sino a toda la sociedad colombiana. Su intervención fue un recordatorio de que la paz no se firma: se construye. Y que construirla exige coherencia, valentía y memoria.
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