

Canciller de Colombia , Laura Sarabia
En un momento crucial para la implementación del Acuerdo de Paz, la canciller Laura Sarabia sostuvo un encuentro clave con los embajadores en Colombia de los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, representantes del partido Comunes y el jefe de la Misión de Verificación de Naciones Unidas, Carlos Ruiz Massieu. La reunión, celebrada en Bogotá, se enmarca en la preparación del informe trimestral que será presentado ante el Consejo en Nueva York este 22 de abril.
Más allá del protocolo, el encuentro fue una conversación franca sobre los avances, las demoras y los retos persistentes del proceso de paz. Desde el Gobierno Nacional, la postura fue clara: hay logros que destacar, pero también una urgencia ineludible por acelerar la implementación. “Es momento de meter el acelerador a los grandes proyectos y poder terminar el gobierno con indicadores mucho más altos con los que podamos mostrar la necesidad de paz que tenemos”, afirmó Sarabia con firmeza, en un mensaje que resonó con el tono de exigencia y responsabilidad que requiere el momento.
Durante la jornada, la Canciller agradeció el respaldo constante de la comunidad internacional y del Consejo de Seguridad, un acompañamiento que ha sido clave desde la firma del Acuerdo en 2016. Reafirmó el compromiso del Gobierno del presidente Gustavo Petro con una implementación integral y estructural, enfocada en las víctimas del conflicto y en los territorios históricamente olvidados. “La paz no es solo una meta jurídica o política; es una necesidad vital para millones de colombianos que aún no sienten la presencia real del Estado”, expresó. En el diálogo se destacó la importancia de avanzar de manera decidida en componentes clave del Acuerdo, como la Reforma Rural Integral, los mecanismos de sustitución voluntaria de cultivos ilícitos, y la creación de economías lícitas y sostenibles en regiones afectadas por la violencia. La canciller celebró los consensos alcanzados con el partido Comunes para priorizar acciones concretas en territorios como El Catatumbo y el Cañón de El Micay, dos regiones que encarnan tanto la dureza del conflicto como el potencial de transformación.

Imagen Cancillería de Colombia
Sarabia también fue categórica al señalar que la rendición de cuentas ante la comunidad internacional será transparente. “No vamos a ir a decir mentiras. La implementación tiene que avanzar y debe tener un ritmo mucho más amplio. Necesitamos el apoyo de la cooperación internacional, necesitamos seguir contando con la Misión de Verificación para que esto sea una realidad”, declaró, en lo que fue interpretado como un compromiso ético del Estado colombiano con la verdad, la justicia y la esperanza.
El Representante Especial del Secretario General, Carlos Ruiz Massieu, por su parte, reiteró el respaldo de Naciones Unidas al proceso y subrayó la importancia de mantener el impulso político y social que permita cumplir los compromisos pactados. “La paz no es una meta lejana, sino un camino diario que exige voluntad, coherencia y valentía”, sostuvo.
La presencia de los embajadores del Consejo de Seguridad dio un mensaje claro: la comunidad internacional sigue observando de cerca la evolución de la paz en Colombia, no como un asunto de interés lejano, sino como un ejemplo global de resolución de conflictos mediante el diálogo y la institucionalidad.
Mientras la fecha del informe ante el Consejo de Seguridad se aproxima, el país se juega más que una buena evaluación. Se juega la credibilidad de su compromiso con la paz, el respaldo de la comunidad internacional, y sobre todo, la posibilidad de cumplir la promesa de una Colombia donde la guerra sea un recuerdo del pasado y no una amenaza constante para el futuro.
carloscastaneda@prensamercosur.org
