

El reciente anuncio del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de tarifas adicionales del 10% a productos provenientes de los países del Mercosur ha generado respuestas diversas entre los miembros del bloque sudamericano. La medida, que forma parte de un amplio «tarifaço» internacional dirigido a múltiples socios comerciales, ha puesto de manifiesto las diferencias en las estrategias de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay frente a este desafío económico.
El contexto del «tarifaço»
El anuncio, realizado el pasado miércoles 2 de noviembre en Washington, fue presentado por Trump como una respuesta a lo que él calificó como prácticas comerciales injustas que «roban» a la economía estadounidense. Además de los países del Mercosur, otras naciones fueron afectadas por tarifas más altas, como la Unión Europea (20%) y China (34%), mientras que aliados estratégicos como el Reino Unido recibieron el mismo porcentaje que los países sudamericanos: 10%.
En un comunicado emitido tras el anuncio, la Casa Blanca mencionó a Brasil y Argentina entre los países que «sofocan» la economía estadounidense, argumentando que las nuevas tarifas buscan proteger los intereses nacionales frente a lo que consideran una explotación comercial.
Brasil: defensa de la soberanía y posible recurso ante la OMC
El gobierno brasileño, encabezado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, reaccionó con firmeza frente a la medida. En una nota conjunta emitida por la Presidencia y los ministerios de Relaciones Exteriores y de Desarrollo, Industria y Comercio, Brasil calificó el «tarifaço» como una violación de los compromisos asumidos por Estados Unidos en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La declaración subrayó que las tarifas tendrán un impacto directo en las exportaciones brasileñas hacia Estados Unidos, el segundo mayor socio comercial del país después de China. Ante esta situación, Lula afirmó que Brasil no renunciará a su soberanía y tomará «todas las medidas cabibles» para defender sus intereses.
El gobierno brasileño también indicó que buscará profundizar el diálogo con Washington para revertir las medidas anunciadas, pero no descartó recurrir a la OMC si las negociaciones fracasan. Asimismo, mencionó la posibilidad de aplicar la Ley de Reciprocidad Económica como respuesta.
Argentina: ajustes para cumplir con las demandas estadounidenses
La postura argentina frente al «tarifaço» fue notablemente diferente. El gobierno liderado por Javier Milei optó por una estrategia más conciliadora, priorizando el ajuste de sus políticas comerciales para alinearse con las demandas de Estados Unidos.
Según un comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, el canciller Gerardo Werthein viajó a Washington para reunirse con altos funcionarios estadounidenses, incluyendo al secretario de Comercio Howard Lutnick y al jefe del Oficina de Comercio Jamieson Greer. Las reuniones se desarrollaron en un ambiente «cordial y amigable», según el comunicado, con un enfoque en temas bilaterales y en la implementación de las nuevas tarifas.
El gobierno argentino aseguró que ya se están realizando los ajustes necesarios identificados en el informe del Oficina de Comercio estadounidense y que estos serán implementados en los próximos días. Esta respuesta refleja una postura pragmática orientada a minimizar fricciones y garantizar la continuidad de las relaciones comerciales bilaterales.
Uruguay: apuesta por la diplomacia cautelosa
En Uruguay, el presidente Yamandú Orsi adoptó una postura moderada y estratégica frente al anuncio de Trump. En declaraciones públicas, Orsi abogó por actuar con «inteligencia diplomática» y manejar las negociaciones con cuidado.
El mandatario uruguayo destacó que la tarifa impuesta es del 10%, un porcentaje que consideró manejable en comparación con otras regiones afectadas por aumentos más significativos. Según Orsi, Uruguay buscará sentarse a negociar con Estados Unidos para alcanzar acuerdos favorables, enfatizando la importancia de mantener un diálogo constructivo con los diplomáticos estadounidenses.
Paraguay: perspectiva optimista frente al impacto global
El presidente paraguayo Santiago Peña reaccionó al «tarifaço» con una mezcla de pragmatismo y optimismo. En una entrevista radial, Peña señaló que la tarifa aplicada a Paraguay es del 10%, lo que coloca al país en una posición relativamente favorable en comparación con otras naciones que enfrentan aumentos más altos.
Si bien reconoció que habrá un impacto global derivado de las nuevas tarifas estadounidenses, Peña expresó que Paraguay está en una situación comercial menos perjudicial gracias al porcentaje más bajo aplicado por Washington. Según el mandatario, esto representa una oportunidad para continuar desarrollando estrategias comerciales que permitan mitigar los efectos negativos sobre la economía paraguaya.
Un bloque dividido ante un desafío común
Las respuestas divergentes de los países del Mercosur reflejan no solo sus prioridades económicas individuales, sino también sus enfoques políticos frente a las relaciones internacionales. Mientras Brasil y Uruguay apuestan por negociaciones diplomáticas y posibles medidas legales en defensa de sus intereses, Argentina y Paraguay adoptan posturas más conciliadoras que buscan ajustarse a las demandas estadounidenses.
Este contraste pone de manifiesto las tensiones internas dentro del Mercosur y plantea interrogantes sobre su capacidad para actuar como un bloque cohesionado frente a desafíos externos. Aunque todos los países enfrentan la misma tarifa del 10%, sus estrategias reflejan diferentes niveles de dependencia económica y prioridades políticas en relación con Estados Unidos.
El «tarifaço» anunciado por Donald Trump no solo afecta directamente las exportaciones de los países del Mercosur hacia Estados Unidos, sino que también pone a prueba su capacidad para responder de manera coordinada ante medidas proteccionistas internacionales.
A medida que cada país avanza en sus respectivas estrategias —ya sea mediante ajustes internos, negociaciones diplomáticas o recursos legales— será crucial observar cómo estas acciones impactan tanto en sus economías como en las dinámicas internas del bloque sudamericano. Frente a este desafío común, el Mercosur tiene la oportunidad de fortalecer su unidad o profundizar sus diferencias. El tiempo dirá cuál será el desenlace final.
