

Germán Calderón España, Constitucionalista Colombiano
El constitucionalista Germán Calderón España ha decidido postularse para integrar la Corte Constitucional con una premisa inquebrantable: garantizar los derechos fundamentales sin concesiones ni distorsiones. Su aspiración no obedece a intereses políticos ni coyunturales, sino a una convicción jurídica profunda sobre la defensa de la Carta Magna y los principios que la rigen.
«Me inscribí para ser magistrado de la Corte Constitucional porque creo en la misión esencial de todo juez: reconocerle a las personas el derecho que les asiste, sin condición política, religiosa, cultural, étnica, económica o social. Los derechos sustanciales no son negociables; son indivisibles, imprescriptibles e inherentes al ser humano», sostiene Calderón España con firmeza.
Su postura es clara y sin titubeos: la defensa irrestricta de la Constitución, el respeto absoluto a los derechos fundamentales y el cumplimiento radical de los deberes ciudadanos. En su visión, no hay cabida para interpretaciones sesgadas ni decisiones arbitrarias que alteren el orden democrático. Por ello, rechaza de manera categórica cualquier intento de modificar el calendario electoral sin fundamentos sólidos, alterar el sistema participativo o abrir la puerta a la reelección presidencial sin la debida consulta ciudadana.
El jurista también se opone de manera inapelable a la declaratoria de un estado de conmoción interior sin los requisitos fácticos y jurídicos establecidos por la jurisprudencia. En su opinión, el abuso de estos mecanismos excepcionales vulnera el equilibrio de poderes y socava el estado de derecho.
Además, considera imperativo reabrir debates que han derivado en desmesuras jurídicas para erradicarlas del ordenamiento interpretativo. Entre ellas, la equiparación de la indagatoria a la imputación penal, la renuncia a la prescripción de la acción penal como condición para ejercer derechos procesales, y la posibilidad de que autoridades administrativas suspendan o inhabiliten a funcionarios elegidos democráticamente.
«No se puede destituir a un alcalde por sus políticas públicas y programáticas. No podemos aceptar un sistema jurídico en el que persistan procesos de única instancia sin posibilidad de revisión por un superior jerárquico. Y es inadmisible que una anciana de 99 años con múltiples patologías deba interponer una acción de tutela para acceder a servicios médicos especializados. ¡Insensibles!», exclama con vehemencia.
Su trayectoria como litigante lo ha llevado a interponer acciones constitucionales en defensa de derechos fundamentales. Ha luchado por la garantía del derecho a la salud, la educación y la dignidad humana, desde la protección de un niño con obesidad mórbida en Antioquia hasta la admisión de una estudiante en un colegio de Bogotá por el simple hecho de llevar tenis grises en vez de blancos. Su compromiso también se ha extendido a la erradicación de las pensiones millonarias y a la defensa de la tranquilidad de los ciudadanos de Fontibón, quienes padecen el ruido incesante de los aviones.
En su visión, el ejercicio judicial no debe limitarse a la teoría ni a los despachos. «Quisiera desplazarme a los juzgados civiles y de familia para escuchar a los ciudadanos que tienen quejas sobre el servicio de justicia, la violación al debido proceso, la defensa y los términos procesales. Es hora de poner un grano de arena contra las injusticias del sistema».
Pese a su determinación, Calderón España no se hace ilusiones sobre su elección. «Todo esto suena bonito, pero es difícil que elijan a un revolucionario del derecho. Me quedo con mi arte y mi oficio, con lo escrito en este artículo y muchos más, y con mi profesión, que me brinda un inconmensurable regocijo en una de sus aristas: el litigio».
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