
Nuestro planeta se haya rodeado de escombros, polvo y chatarra espacial. Sobre todo, lo que abunda son los dos elementos primero. Esto quiere decir, que un asteroide impactará contra la tierra con toda probabilidad. Ello se sabe, aunque el tipo de asteroide que podría impactar más probable no mediría más de 50 metros, de hecho, lo hará en algunos cientos de años. No obstante, no debería preocuparnos mucho ese tamaño, ya que, con ese tamaño, aunque no se desintegraría a su entrada en la tierra, pero es poco probable que causara excesivo daño. La causa sería que la especie humana solo ocupa el 3% del planeta y las probabilidades de impactar en un núcleo concurrido son más bien escasas.
No es menos cierto, que es más probable que nos caiga una roca del cielo dentro de menos tiempo y de poco tamaño que una roca de 1 km que lo hará sin duda, pero dentro de miles de años. la razón es sencilla, escombros de pequeño tamaño hay mucho más y están más cerca que los asteroides de gran tamaño que está más lejos.
Dicho esto, cabe decir que para que se dé una extinción casi masiva en la tierra, el asteroide debería tener entre 10 a 15 kms de diámetro. Esto ya ocurrió hace unos 66 millones de años cuando uno de estos monolitos se estrelló en la península de Yucatán, en nuestro querido México. Si subimos el tamaño menos probable es encontrar un asteroide de ese tamaño y de encontrarlo estaría muy lejos. Por ejemplo, que su tamaño fuera más de 50 kms de diámetro en cuyo caso la vida se extinguiría en nuestra amada tierra, casi con toda seguridad. Por cierto, el nombre de estos cuerpos celestes hay que matizarlos ya que mientras están el en el espacio se denominan asteroides, pero al pasar la atmósfera se denominan meteoritos que, dicho sea de paso, pueden estallar antes de impactar en nuestra corteza terrestre.
El mundo ha decidido a través de muchos de sus líderes planificar una extinción tal vez no tan masiva, pero si más cercana en el tiempo. Los miles de años que un meteorito tardará en impactar, será después que la especie humana vuele el planeta extinguiendo sus materias primas y convirtiendo este mundo en un lugar hostil a la vida.
Es este el legado que vamos a dejar a nuestras progenies dentro de varias generaciones, aunque tal vez no haya que esperar que transcurran demasiadas, porque la guerra se declaró hace ya varios cientos de años y nunca los poderosos han tenido tanto arsenal para someter al mundo y provocar un cataclismo de hambruna no sólo física, sino también cultural y científica y no tanto por ignorancia, sino por intereses particulares que van más allá que el bien estar de la humanidad.
