

La reciente visita del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva al Japón ha marcado un hito en la estrategia de Brasil para reforzar su presencia en la agenda internacional. En un mundo caracterizado por tensiones geopolíticas y restricciones comerciales, especialmente en relación con Estados Unidos, esta gira por Asia —que también incluye Vietnam— busca diversificar las alianzas estratégicas del país sudamericano. Sin embargo, como señala Alberto Pfeifer, coordinador general del Grupo de Análisis de Estrategia Internacional en Defensa, Seguridad e Inteligencia de la Universidad de São Paulo (DSI-USP), este acercamiento no está exento de desafíos.
Japón y Brasil: Una relación histórica y estratégica
El vínculo entre Brasil y Japón tiene raíces profundas que datan de principios del siglo XX, cuando los primeros inmigrantes japoneses llegaron a tierras brasileñas en 1908. Hoy en día, Brasil alberga la mayor comunidad japonesa fuera del archipiélago, lo que ha fomentado una relación rica y multifacética basada en la cooperación tecnológica, el intercambio cultural y los significativos flujos de inversión.
“La relación entre Brasil y Japón es muy positiva y estratégica”, explica Pfeifer. A pesar de que Japón ha perdido protagonismo frente al ascenso de China como potencia dominante en la región Asia-Pacífico, sigue siendo un socio clave para Brasil. En este sentido, la visita de Lula representa una oportunidad para fortalecer estos lazos históricos y explorar nuevas áreas de cooperación.
La dimensión del Mercosur: Un obstáculo inevitable
Sin embargo, cualquier avance en las relaciones bilaterales entre Brasil y Japón enfrenta un desafío estructural: la necesidad de aprobación dentro del Mercosur. Como miembro fundador del bloque económico sudamericano, Brasil no puede negociar acuerdos comerciales de manera independiente sin el consenso de los demás países miembros.
Pfeifer subraya que esta restricción podría complicar las negociaciones con Japón, especialmente considerando el estado actual del Mercosur. “La dimensión del Mercosur está debilitada”, afirma el experto, señalando las tensiones entre Brasil y Argentina como un factor adicional que dificulta la construcción de una agenda común dentro del bloque.
La relación entre Lula y el presidente argentino Javier Milei, marcada por diferencias ideológicas y políticas, añade una capa extra de complejidad. Este contexto podría limitar la capacidad del Mercosur para actuar como una plataforma cohesiva en las negociaciones con terceros países.
Diversificación en un mundo multipolar
En un escenario global donde Estados Unidos adopta posturas más unilaterales y China amplía su influencia económica y geopolítica, el fortalecimiento de las relaciones con Japón podría ser una estrategia clave para Brasil. Según Pfeifer, esta diversificación no solo ampliaría las opciones diplomáticas del país, sino que también le permitiría posicionarse mejor frente a las dinámicas cambiantes del comercio internacional.
Un ejemplo concreto de los posibles beneficios es la reciente apertura del mercado japonés para la carne brasileña, un sector clave para la economía de Brasil. Este avance podría impulsar significativamente las exportaciones agrícolas hacia Asia y consolidar a Japón como un socio comercial estratégico.
Un desafío y una oportunidad para el Mercosur
A pesar de los obstáculos, Pfeifer sugiere que la visita de Lula al Japón podría tener un impacto positivo más allá de la relación bilateral. “Esta visita tiene el potencial de redinamizar el Mercosur”, señala. Si bien el bloque enfrenta desafíos internos significativos, una negociación exitosa con Japón podría servir como catalizador para revitalizar su papel en el comercio internacional.
La gira de Lula por Asia, y en particular su visita al Japón, representa mucho más que un gesto diplomático. Es una prueba de la capacidad de Brasil para navegar las complejidades del panorama internacional actual, al tiempo que busca fortalecer sus alianzas históricas y explorar nuevas oportunidades económicas.
Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá en gran medida de cómo Brasil gestione las limitaciones impuestas por el Mercosur y las tensiones políticas dentro del bloque. En última instancia, esta visita no solo refuerza los lazos entre Brasil y Japón, sino que también pone a prueba la habilidad del país sudamericano para adaptarse a un mundo cada vez más multipolar y competitivo.
