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El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) ha revelado que la inflación en Colombia para 2024 se ubicó en un 5,2%, marcando una destacada caída frente al 9,28% registrado en 2023. Este descenso representa un respiro significativo para la economía del país y sitúa el índice en niveles no vistos desde 2021, cuando Colombia comenzaba a dejar atrás los efectos más críticos de la pandemia de COVID-19.
El resultado, cercano a las proyecciones del Banco de la República y el Ministerio de Hacienda, que anticipaban cifras alrededor del 5%, resalta la efectividad de las políticas económicas implementadas en los últimos años. Sin embargo, también pone de manifiesto los desafíos persistentes que enfrenta el país, en especial en lo relacionado con la desigualdad en el impacto de los precios sobre distintos sectores y grupos sociales.
El índice de Precios al Consumidor (IPC) de diciembre registró una variación del 0,46%, apenas por encima del 0,45% registrado en el mismo mes del año anterior. Este comportamiento evidencia que, a pesar de la disminución generalizada de la inflación, ciertos bienes y servicios continúan presionando los bolsillos de los colombianos.
Entre los productos que más incrementaron sus precios durante 2024 destacan el chocolate y sus derivados, con un alza sorprendente del 61,58%, seguido de las frutas frescas, que subieron un 17,4%. Las comidas preparadas fuera del hogar también mostraron un incremento del 8,05%, reflejando los ajustes en los costos asociados a los servicios de alimentación. Por el contrario, algunos bienes esenciales experimentaron reducciones significativas en sus precios, como el huevo, que cayó un 9,85%, los vehículos con una disminución del 2,71%, y los celulares, que bajaron un 23,4%. Estos descensos han ofrecido un alivio parcial para los consumidores y han contribuido a equilibrar el panorama general de precios.
El impacto de esta moderación inflacionaria se extiende a diversos aspectos clave de la economía. Uno de los efectos más inmediatos se reflejará en el ajuste anual de los arriendos de vivienda, ya que las renovaciones contractuales se indexan al índice inflacionario. Aunque este aumento será inevitable para muchos inquilinos, los propietarios tienen la facultad de aplicar ajustes menores, lo que podría mitigar parcialmente el impacto.
En paralelo, el gobierno ha confirmado que los peajes subirán automáticamente a partir del 16 de diciembre de 2024, como resultado de los incrementos vinculados a la inflación. Este ajuste en el costo de las vías concesionadas podría traducirse en una mayor carga financiera para transportistas y ciudadanos, quienes ya enfrentan aumentos en otros servicios.
La significativa disminución de la inflación en 2024 se presenta como un paso positivo hacia la estabilidad económica, pero también evidencia la necesidad de continuar trabajando en estrategias que protejan a los sectores más vulnerables frente a los ajustes económicos. Mientras el país celebra este avance, los retos pendientes recuerdan que la recuperación económica debe ser inclusiva y sostenida.
carloscastaneda@prensamercosur.org
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