Presidente de Colombia , Gustavo Petro y Familia con el Pastor Alfredo Saade – Imagen Cortesía
En un mensaje cargado de preocupación y respeto, el pastor Alfredo Saade, conocido defensor de las causas sociales y aliado incondicional del presidente Gustavo Petro, solicitó públicamente al mandatario que no sancione la controvertida ley “anti-ruido”. Saade argumenta que la normativa, diseñada para regular los niveles de ruido en espacios públicos, podría acarrear consecuencias imprevistas que afectarían profundamente a diversas comunidades del país, en especial a las poblaciones afrodescendientes, los predicadores religiosos y los vendedores informales.
El pastor Saade, quien ha sido una figura clave en la defensa de las tradiciones culturales y la libertad religiosa, expresó su desacuerdo con la medida señalando que ignora las particularidades culturales de regiones como el Caribe y el Pacífico. “En estas zonas, la alegría y la vida cotidiana se manifiestan a través de parlantes que resuenan con música a todo volumen. No es solo ruido; es identidad, es cultura, es la forma en que estas comunidades celebran su existencia”, afirmó con vehemencia.
Según Saade, sancionar esta ley implicaría un golpe a la diversidad cultural del país y podría dar pie a conflictos sociales. “Imagine que, en pleno disfrute playero en La Boquilla, en Cartagena, o en las calles vibrantes de Buenaventura, alguien utilice esta ley para apagar un picó o para silenciar la música que acompaña a vendedores ambulantes. Esto no es solo una regulación, es una amenaza directa a la alegría del pueblo y a su derecho de vivir sus tradiciones”, agregó.
Pero la preocupación del pastor no se limita a las costumbres culturales. Saade también alertó sobre el impacto que esta normativa podría tener en la práctica religiosa, particularmente en las comunidades cristianas que predican la palabra de Dios en calles y plazas utilizando megáfonos. “La ley podría terminar cerrando iglesias, restringiendo la labor de los predicadores e incluso acabar con una de las formas más efectivas de llevar esperanza a las calles de Colombia. ¿Qué será de los pastores que recorren barrios vulnerables llevando un mensaje de fe?”, cuestionó.
El pastor también mencionó el impacto en el sector informal, como los vendedores de frutas, verduras y otros productos, quienes suelen usar altavoces para anunciar su mercancía. “Esta ley afectaría a miles de trabajadores humildes que dependen de estos medios para sobrevivir. No podemos ignorar que, detrás de cada megáfono, hay una familia luchando por salir adelante”, señaló.
Saade aprovechó para resaltar las diferencias culturales entre las regiones del país y cómo estas podrían ser ignoradas por una normativa generalista. “No es lo mismo la sabrosura del Caribe y el Pacífico que el ambiente más tranquilo y reservado de los cachacos. Colombia es diversa, y esa diversidad no puede ser borrada con una ley que no entiende las particularidades de cada región”, manifestó.
El mensaje del pastor fue también un llamado a la reflexión sobre cómo las políticas públicas deben ser diseñadas para proteger, y no para destruir, el tejido social del país. “La normativa debe ser replanteada, reestructurada, y adaptada a nuestra realidad. No podemos permitir que una ley termine ahogando las voces de quienes predican, celebran y trabajan con esfuerzo cada día”, insistió.
Concluyó su mensaje con una solicitud directa y cargada de simbolismo: “Hermano presidente, Gustavo Petro, le pido con respeto que no sancione esta ley. Levántese, Colombia. Defendamos nuestras costumbres, nuestras tradiciones y nuestras libertades”.
El mensaje de Saade no tardó en generar reacciones en las redes sociales y en diversos sectores de la opinión pública. Mientras algunos respaldan su postura y comparten su preocupación por el impacto cultural, otros ven en la ley una medida necesaria para combatir los crecientes problemas de contaminación auditiva en las ciudades. Sin embargo, el llamado del pastor ha puesto sobre la mesa un debate más amplio: el equilibrio entre el derecho al descanso y la preservación de las tradiciones que dan vida y sentido a muchas comunidades colombianas.
El mensaje de Saade no solo plantea una postura firme, sino que busca ser una invitación a reflexionar sobre la riqueza cultural y espiritual de Colombia. En un momento en que el país se enfrenta a decisiones cruciales, las palabras del pastor sirven como un recordatorio de que las políticas públicas deben construirse con sensibilidad hacia las realidades de quienes dan vida al espíritu de la nación.
Por ahora, la decisión está en manos del presidente Petro, quien enfrenta la difícil tarea de sopesar las implicaciones sociales y culturales de esta normativa frente a su objetivo de mejorar la calidad de vida en las ciudades. Lo que es claro es que la discusión sobre la ley anti-ruido apenas comienza y que su alcance podría redefinir la convivencia en el país.
carloscastaneda@prensamercosur.org
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